En su debut al frente del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el italiano Paolo Pinamonti encara la edición de 2025 como un regreso personal a sus raíces profesionales. No en vano, su vínculo con la ciudad y con la figura de Manuel de Falla –el gran impulsor junto con Federico García Lorca de la semilla que terminaría germinando como una de las grandes citas musicales de España– se remonta a los años 80. «Volver a Granada es volver a mis orígenes. Fue en 1986 cuando comenzamos a preparar en el Teatro La Fenice de Venecia un gran festival dedicado a Falla, que se celebró en mayo de 1987», recuerda. Aquel acto incluyó conciertos, coloquios y el estreno en tiempos modernos de la versión original de ‘El amor brujo’ (1915), en colaboración con el Archivo Manuel de Falla y Antonio Gallego, musicólogo y catalogador de las obras del compositor andaluz.. Desde entonces, Pinamonti ha regresado al festival en distintas ocasiones, como invitado con La Fenice en los 90 o al frente del Teatro de la Zarzuela y el Teatro San Carlo de Nápoles, más recientemente. «Asumir ahora su dirección supone cerrar un ciclo que empezó hace muchos años», confiesa.. Aunque el 150º aniversario del nacimiento de Falla se celebrará en 2026, la edición de 2025 ya comienza a trazar el homenaje. «Falla es una figura ineludible en la música española del siglo XX, y su elección de Granada como lugar de residencia fue decisiva para la vida musical de esta ciudad», subraya. Este año, el compositor estará presente en el programa con obras como ‘El amor brujo’ (versión ballet de 1925) o ‘Psyché’, en diálogo con creadores como Maurice Ravel –de quien se conmemora también el 150º aniversario de su nacimiento– y con otros nombres claves del repertorio moderno.. Interior del Monasterio de San Jerónimo durante un concierto del festival.F. R.. Para Pinamonti, sin embargo, las efemérides deben tener un sentido más profundo que la simple conmemoración: «Yo pienso que debemos recordar aquellas que tuvieron una relación real con la historia musical española y con Granada. Un festival como éste tiene que justificar su existencia en esta ciudad no sólo por la belleza de sus espacios –la Alhambra, los patios renacentistas como el del Palacio de Carlos V, los claustros barrocos, la catedral–, sino porque su programación ofrece algo que no se puede escuchar en ningún otro lugar».. Ese carácter distintivo se refleja, por ejemplo, en la reivindicación de figuras locales de gran proyección, como Juan Alfonso García, compositor y pedagogo fundamental en la vanguardia musical española de la segunda mitad del siglo XX. «Fue maestro de Manuel Hidalgo, Francisco Guerrero, José María Sánchez Verdú y José García Román. Tener discípulos de ese calibre habla de una figura más allá de lo granadino, una figura clave en la música contemporánea europea», destaca Pinamonti. El festival le rendirá homenaje con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento.. Frente a las restricciones que conlleva la gestión de un teatro, un festival permite una libertad creativa inusual, que el nuevo director quiere aprovechar al máximo. «Aquí se puede innovar, arriesgar, cambiar. Es un desafío, sí, pero es un desafío estimulante», afirma. «Desde el punto de vista de la programación y del gozo de hacer ese trabajo, el festival es lo que proporciona mayor satisfacción, porque en una cita así se pueden hacer cosas realmente novedosas, que normalmente en la gestión de un teatro, con los vínculos que se tienen, con los problemas presupuestarios que se dan, con los problemas sindicales que se producen… hacen que no sea posible toda esta libertad. Es un reto importante, un reto peligroso también, pero con el cual es bonito enfrentarse». En este sentido, una de sus principales apuestas es la relación entre cine y música, que se traduce en un ciclo que vincula el lenguaje sinfónico y operístico del siglo XIX con el cine del siglo XX. «Estoy convencido de que el cine es el heredero de la gran tradición dramática y sinfónica del siglo XIX. Es la nueva creatividad que surgió cuando la música culta entró en crisis», afirma.. Ese enfoque se concreta en propuestas como la proyección de dos filmes mudos sobre el mito de Carmen –una de Cecil B. DeMille y otra con Charles Chaplin–, acompañados de música en vivo a cargo de Timothy Brock y la Orquesta Ciudad de Granada. «No quisimos hacer una nueva ‘Carmen’, como haría un teatro de ópera, sino algo que sólo puede ofrecer este festival», reincide. Otra cita destacada será el 8 de julio, con una función doble en el Palacio de Carlos V: ‘Pagliacci’, seguida de ‘The Circus’, de Charles Chaplin, cuya banda sonora original –con claras referencias a la ópera de Leoncavallo– se interpretará por primera vez en España.. La presencia de grandes nombres no está reñida, según Pinamonti, con la creación de programas pensados específicamente para el festival. «Con Daniel Harding y la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia fue muy fácil ponernos de acuerdo: interpretarán ‘Daphnis et Chloé’, de Ravel, y ‘La Mer’, de Debussy, piezas que dialogan con el modernismo musical español». Lo mismo ocurre con la Orquesta Nacional de España, que ofrecerá un programa con la violinista María Dueñas y obras de Lalo y Berlioz. Y otro hito será el ciclo integral del ‘Catalogue d’oiseaux’ de Messiaen, a cargo de Pierre-Laurent Aimard, en cuatro recitales repartidos por distintos espacios histórico-artísticos el mismo día.. Pinamonti no oculta su apuesta por ampliar públicos, pero lo hace con realismo y convicción. «Estoy convencido de que el problema no es tanto la calidad de la música, sino los espacios. Los adolescentes no quieren ir donde están sus padres o sus abuelos; necesitan sus propios lugares».. Desde esa premisa, el festival ha impulsado iniciativas como una versión participativa de ‘La Cenerentola’ de Rossini, pensada para escolares y que se representó el pasado día 6 en el Centro Cultural de Medina Elvira en Atarfe. «Se han inscrito 3.000 niños. Llevamos meses preparando al profesorado, que a su vez ha preparado a los alumnos. Durante la representación, el director se gira para dirigir a los niños desde el patio de butacas, que cantan en directo junto a los intérpretes. Así que no son meros espectadores: participan activamente».. El propósito es claro: abrir la puerta a las nuevas generaciones no desde el paternalismo, sino desde la experiencia directa. «Incluso si no saben quién es Rossini, conocen la historia de ‘Cenicienta’. Y desde ahí se construye una relación. No les pedimos que vayan a la ópera: llevamos la ópera hasta ellos».. Con estas claves, Paolo Pinamonti no sólo inaugura una nueva etapa en el Festival de Granada. También reafirma su voluntad de transformar esta cita en un espacio de encuentro entre tradición y renovación, entre memoria y descubrimiento. «Un festival debe ofrecer experiencias únicas», afirma. «Y aquí, en Granada, tenemos todo para lograrlo».
La Lectura // elmundo
Paolo Pinamonti, ilustre experto en la obra de Falla, toma las riendas del festival que ayudó a impulsar el autor de ‘El amor brujo’ Leer
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