Al norte de Finlandia, justo debajo del Círculo Polar Ártico, en pleno Golfo de Botnia, hay una pequeña ciudad donde las saunas y las bicicletas resuenan, de lejos, más que su fábrica de papel. Oulu será la Capital Europea de la Cultura en 2026, con actividades y eventos que se iniciarán en junio del año que viene, aunque la ciudad ya se está preparando para lo que vaticinan que será un punto de inflexión en su desarrollo.. En medio de una ciudad hasta el momento dominada por la tecnología -principalmente por la influencia de Nokia, nacida en la también finlandesa ciudad de Tampere- o la exportación de alquitrán de madera, y en un momento complicado para la cultura a nivel de financiación, Oulu presenta todo un abanico de posibilidades culturales desde un entorno natural idílico.. Con este pasado industrial como telón de fondo, la ciudad prepara ahora una transición ambiciosa al arte. Para ello cuenta con un presupuesto de 50 millones de euros entre 2021 y 2027, con el que pretende incrementar en un 20% el número de turistas que los visitan. Estos son algunos de los atractivos que ya ofrece o que emergerán del Ártico en los próximos meses, empezando por el show nacional finlandés de la noche de fin de año, que dará la bienvenida a 2026 y se hará desde Oulu. «Allá donde vamos, la naturaleza estuvo primero» dice Samu Forsblom, director del programa de Oulu 2026, que gira en torno al cambio climático y cómo interacciona la cultura con esta nueva realidad.. Lo que estuvo un poco después de la naturaleza fue el primer diseño industrial de Alvar Aalto, el famoso arquitecto finlandés, y también su último, ambos en la ciudad de Oulu, siendo uno de sus puntos fuertes. Esa relación entre entorno y diseño hoy está marcada por un nuevo condicionante, el cambio climático, que afecta en regiones nórdicas cuatro veces más que en otras zonas del planeta.. Precisamente el nombre, Oulu, proviene de la lengua sami y significa «nieve que se derrite». Los samis son un grupo étnico originario de Finlandia y, aunque se extiende por otros países, cuenta con 10.000 habitantes en el país de Papá Noel, mil de ellos en Oulu, su mayor asentamiento. Este es el único lugar en que se puede estudiar la cultura y lengua de los samis en la universidad, y muchos de ellos se han desplazado a la ciudad en las últimas décadas, por lo que conforman una parte importante de la identidad de Oulu.. Pero también cultivan una identidad contemporánea peculiar. Los proyectos de Oulu 2026 pretenden compartir ese «lenguaje universal del silencio» que impera en la ciudad. Y literalmente lo hace, porque Oulu, con más de 200.000 habitantes -algo así como Jerez de la Frontera- por momentos parece un pueblo recóndito que nunca ha conocido las altas revoluciones. Excepto cada agosto, eso sí, cuando un concurso de guitarra de aire inunda Oulu de riffs rockeros. Su lema: si sujetas una guitarra de aire no puedes estar sujetando un arma.. Y al hilo de la música, otro de los atractivos de la ciudad -que ya ha acaparado reportajes en prensa- es el festival Frozen People -gente helada, en contraposición al Burning Man americano-, de música electrónica, que se sitúa justamente sobre el mar helado. Parece increíble, pero ni varios miles de personas son capaces de romper ese hielo justo bajo el Círculo Polar Ártico.. El festival lo organiza Oulu Urban Culture, otro de los elementos clave en el programa de 2026. Heikki Myllylahti, director ejecutivo, explica que son una asociación independiente y sin ánimo de lucro que involucra a jóvenes de 18 a 30 años que proponen proyectos creativos.. Y cuando no se deslizan por el hielo, pedalean sobre nieve, porque la asociación también organiza eventos en bicicleta, puesto que Oulu es una ciudad esencialmente pensada para poder recorrerla de este modo. Cuenta con una de las redes de carriles bici más extensas y desarrolladas del mundo, con más de 930 kilómetros de vías ciclistas actualmente, diseñadas para usarse durante todo el año, incluso en condiciones invernales extremas.. Y es que los habitantes de Oulu, en sus propias palabras, no están «hechos de azúcar», lo que viene a querer decir que les da absolutamente igual la lluvia que asola la ciudad unos 165 días al año, algo así como un San Sebastián finlandés. Pero más que lluvia, hay otro factor climático que sí deja huella. Lo que no les da tan igual a los locales, aunque uno podría pensar que ya se habrían acostumbrado, es la fluctuación de horas de luz. En los meses de verano la luz solar directa es de unas 22 horas, por lo que solo un par se quedan en total oscuridad, lo que hace que duerman menos para hacer las actividades que se les escapan en el invierno.. En estos meses invernales, sin embargo, suele haber unas tres o cuatro horas de luz solar -aunque tenue- cada día. Esto les afecta intensamente a nivel de salud mental, y es por ello que Oulu Urban Culture decidió hace ya 10 años establecer el Lumo Light Fest, un festival de luces, en el mes «más oscuro», el de noviembre. La luz artificial intenta combatir una paradoja muy presente no solo en sus vidas sino también en las del resto de finlandeses. En 2024 el Informe Mundial de la Felicidad, que evalúa este parámetro en 146 países, clasificó a Finlandia como el país más feliz del mundo por octavo año consecutivo.. Sin embargo, esa fuerte imagen de bienestar social se ve empañada por sus serios desafíos en el plano de la salud mental, al igual que otros países nórdicos. Y además de la terapia real, los habitantes de Oulu cuentan con una terapia alternativa: las saunas que pueblan cada rincón. «Siempre me recuerdan a cuando era pequeño, porque suelen ser el lugar al que padres e hijos acuden para hablar de sus problemas, porque están mirando al frente y no al otro», dice Antti Tenetz, comisario de PhotoNorth.. Esa introspección también se proyecta hacia fuera en los eventos culturales. Y es que, en cuanto a los eventos ad hoc del programa de Oulu 2026, el festival PhotoNorth, que se ubica en un edificio que solía ser una cárcel, expondrá fotografías mediante las cuales «a través de lo local podemos pensar globalmente». Esto lo comenta Darja Daitsev, directora ejecutiva y comisaria de Photo North. Su premisa es: «¿Qué deberíamos adaptar, a los humanos o a la naturaleza?», en referencia al avance del cambio climático, y se plantea si «podemos retar los usos autoritarios de la naturaleza» a través del arte. Pretenden salirse de lo evidente y encontrar artistas que usen nuevos ángulos, tarea complicada al no haber tantos que hayan nacido en Oulu o en Finlandia.. Esta idea de abrir el arte a todos también está presente en la galería MABD, dirigida por Hanna Manninen, tiene el deseo de acercarlo a nuevas audiencias allí, y también llevar a sus artistas a contextos más internacionales. «Todavía hay gente que no entra en las galerías porque siente que no entiende el arte», lamenta Manninen. Por eso su galería cuenta con grandes ventanas para que las obras se puedan ver desde fuera, además de que se trasladarán a otros lugares de encuentro social.. Por otro lado, en el inmenso parking subterráneo de Kivisydän -traducido como corazón de piedra y que está pensado para servir como refugio para la ciudad en caso de emergencia-, el artista Jakob Kudsk Steensen creará modelos 3D de plantas y especies de la zona -extintas incluso- para crear obras visuales naturales cambiantes en un espacio muy urbano. El parking tiene un ruido natural distante que parece un río o agua fluyendo, lo cual es muy conveniente para la instalación.. El Museo de Arte de la ciudad también planea exposiciones específicas que abrazan su origen: «Sabemos de dónde venimos y dónde están nuestras raíces», dice Aino Valovirta. Precisamente ella, mujer sami, coordina el programa destacado del museo, que se centra en su cultura. También el Centro de la Edad de Piedra de Kierikki es único: «No hay otro sitio en el mundo en que el museo se encuentre en el verdadero yacimiento antiguo», dice Sami Viljanmaa, educador del museo situado allí, que aumentará sus visitas en el próximo año, al estar además en su entorno algunas instalaciones artísticas.. La isla de Pikisaari, la única que se salvó de algunos incendios en Oulu en el pasado, es también un centro de artistas, y muchas de las casas son talleres o estudios. Junto con la playa de Nallikari, donde los locales se bañan en el Báltico como si lo que los mojase fuese el Mediterráneo, son clave en la ciudad.. Pero el premio gordo, sin duda, se lo lleva la isla de Hailuoto. Actualmente conecta con Oulu solamente con ferrys, pero en noviembre de 2026 se enlazará para siempre con la ciudad con la finalización de un puente. Este, sin embargo, ya ha generado controversia en una comunidad que quiere turistas, sí, pero no de cualquier tipo. «La isla elige a sus habitantes», dice Annukka Loukola, que se fue a vivir a Hailuoto ya adulta.. «Mis padres creían que era peligroso venirme a vivir aquí sola, pero no hay peligro, el mayor peligro son tus pensamientos», bromea, recordando de nuevo esa oscuridad de los nórdicos que hay que rascar para descubrir. Pero la de Hailuoto es una comunidad fuertemente unida y tranquila: «Si cuentas que tienes un problema y al pasar alguien lo escucha, seguramente te llame al día siguiente para darte una solución», asegura. Y una vez que estás en la isla, una vez que has «sido elegido», sus habitantes no hacen distinciones.. La isla emergió hace mil años como comunidad marinera con su propio faro, el de Marjaniemi, y en ella viven también numerosos artistas. Allí se encuentra el estudio -que también es su casa- de Anni Rapinoja, de 75 años, otra de sus habitantes: «Ahora mismo se define como la asistenta de la naturaleza», dice Sanna Vainio, coordinadora del Nature Art Museum. Rapinoja espera poder obtener el permiso de los dueños de las parcelas de bosque para poder ampliar su galería en el marco de Oulu 2026, y enseñar al mundo sus obras, desde creaciones con piel de foca hasta dientes de león sobre los que no se puede respirar demasiado fuerte o desaparecerán.. Otro de los puntos que hará las delicias de los visitantes será Organuum, una gran escultura de cemento del artista acústico Lukas Kühne. Tiene tres espacios y cada uno suena diferente según los sonidos que haga el visitante, e incluso a veces suena como soplar una botella de vidrio. Alguien puede murmurar en otro espacio y sonará como si estuviera detrás. Hay que oírlo para entenderlo.. «El reloj del clima está haciendo ‘tic-tac’, se está derritiendo la nieve. La naturaleza lleva sus propios tiempos». El proyecto central del año será Climate Clock -el reloj climático, «el reloj más valioso del mundo»-, un recorrido que combina arte y ciencia englobando las obras aún en proceso de artistas de varias zonas de Europa. Se pretende con él, en palabras de sus directores, «traer el arte a áreas que tradicionalmente han tenido menos acceso a él», y para ello han contado siempre con los propios habitantes, creando un mapa de sitios significativos preguntándoles, por ejemplo, desde dónde enviarían una postal de Oulu.. En cuanto a las instalaciones, Tellervo Kallainen y Oliver Kochta-Kalleinen, de Finlandia y Alemania, han creado una especie de reloj con el tiempo que le dona la gente, es decir, las imágenes que les envían. Las horas son una imagen fija, mientras que los minutos y segundos cambian a su ritmo. Otros artistas incluyen al grupo Superflex, con una escultura sobre y bajo el mar donde, si te sientas y eres paciente, podrás escuchar un texto de pescadoras ancestrales narrado por las de hoy día. Antti Laitinen, Gabriel Kuri, Rana Begum, Ranti Bam o Takahiro Iwasaki, provenientes de otros países europeos, también realizarán instalaciones para la ocasión.. Los organizadores pretenden crear rutas turísticas por todos los puntos clave del programa, que incluirían transportes, alojamientos e incluso restaurantes. Algunos cuentan ya con un distintivo Oulu 2026 -un sello mitad sol mitad copo de nieve- si basan su carta en productos locales como el pescado blanco, el reno o las zarzamoras de los pantanos. «Estamos poniendo Oulu en el mapa», dicen, esperando que tras el evento el resto del mundo no piense solo en Helsinki o Laponia al imaginar Finlandia.. «El reloj climático está haciendo tic-tac, la nieve se está derritiendo. El tiempo no es nuestro, la naturaleza lleva sus propios tiempos», alerta Alice Sharp, la comisaria del proyecto de Climate Clock, central para Oulu 2026. La ciudad está ya empapelada con pegatinas, banderas o carteles que aseguran que «el cambio climático cultural ha empezado». Y el cambio de Oulu, sin duda, ya lo ha hecho.. Bob Dylan dijo que «el fin del arte es parar el tiempo». A esto, Sharp añade: «¿No es que cuando nos sentimos más nosotros es cuando nos olvidamos del tiempo?». Que Oulu sea la Capital Europea de la Cultura el próximo año no puede parar el tiempo, pero sí puede regalárselo a sus locales. En sus palabras: «El tema no es la gran celebración. Lo importante es el legado».
La Lectura // elmundo
La ciudad finlandesa de Oulu se viste de gala para ser Capital Europea de la Cultura en 2026, entre naturaleza e instalaciones artísticas Leer
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