Lo mejor de los rituales de primavera -Semana Santa, Puente de Mayo…- es, naturalmente, que ya huelen a verano: hay que ir poniéndole nota al curso, pasar página si nos dejan y, según la edad y complexión, meter tripa o rasparse las rodillas (en Benicàssim hay varones de mediada edad que logran hacer ambas al tiempo). Lo único malo de estos días es que a veces llueve, otras diluvia, y las más te abrasas. La Feria del Libro es un rito obligado bajo cualquiera de estas circunstancias meteorológicas, que a menudo se solapan en una misma tarde: en el preciso instante en que para de llover, rebrotan a miles los transeúntes que al parecer se ocultaban bajo las setas. La verdad es que hay demasiada gente en todas partes, pero no hay placer sin sufrimiento, y ese es precisamente el sentido de los ritos primaverales: celebrar que ha pasado el invierno. Los primeros libros que recuerdo que me compraran en la Feria del Libro eran de humor y de música, no muy distintos de los que sigo leyendo hoy. O, en realidad, los guardo para leer durante un verano que luego nunca dura tanto. Pero al menos es puntual.. No será el que más ejemplares venda en la Feria del Libro, ni siquiera el libro del año. Pero quizá esté a tiempo de ser el del siglo, por más que el siglo se empeñe en no remontar cabeza. Cuarenta años sin encajar muy bien en ningún sitio, el volumen que ha autoeditado José Luis Moro, de Un Pingüino en mi ascensor, reúne casi todas las letras y algunas anécdotas del único proyecto musical que define su estilo como nasal pop (muchos lo practican de manera involuntaria). Es una lectura entretenida y una ventana a un tiempo extinto, cuando sellos discográficos como Dro consiguieron impulsar a creadores que, efectivamente, no encajaban en ningún sitio. Chat GPT lo define hoy como «friki-pop» y asegura que, «aunque suene extraño, tuvo cierto tirón en su época». No entiendo en qué época post-friki piensa Chat GPT que vivimos: quizá sepa algo que nosotros no. Pero lo mejor del libro de José Luis Moro es el propio libro. Los fans del Pingüino, reza la leyenda, no encajan en ningún sitio, porque son demasiado pijos para los indies y demasiado indies para los pijos. Por eso el libro tiene un corte en el lomo, que hace que no encaje en ninguna estantería. Ahí lo llevas, McLuhan: el mensaje es el medio. Dentro de 40 años, alguien preguntará a Chat GPT por las cosas que hoy no encajan, y quizá entonces nos aclare que estaba mal la estantería.. La obra de la artista libanesa Huguette Caland también huele un poco a verano: tonos cálidos y templados, trazos orgánicos -a veces muy orgánicos- y una vida que arranca en el Mediterráneo árabe y que, tras pasar por París y asentarse en las playas californianas de nuestros mejores sueños hollywoodienses, regresa a su lugar de origen para morir. Por eso es apropiado que el Reina Sofía acoja la exposición temporal sobre esta artista, titulada Una vida en pocas líneas, hasta el próximo 25 de agosto. Nada de lo dicho significa que la pintura, dibujos, esculturas y textiles de Caland deban tomarse a la ligera. Su Guerre incivile de 1981, un Guernica curvilíneo que denunciaba el conflicto en su país natal, sobrecoge por su sencilla expresividad. Ni en verano descansa el horror. Pero no es el tono dominante en estas obras, que tienen algo de cómic y mucho de sensualidad mediterránea. O, como promete el catálogo, de «carne, abstracción, corporalidad y diálogo». ¿Qué más quiere en sus próximas vacaciones?. Nueva Orleans es la capital histórica de la música negra y Lil Wayne es su máximo representante en las últimas décadas. El primer viernes de junio nos trae The Carter VI, sexta entrega de una serie biográfica que ya ha dado varias obras maestras, y que esta vez cuenta con producción de dos titanes: Kanye West y Wyclef Jean. Habrá que ver cómo ha combinado tanta figura junta. Lil Wayne nació en Hollygrove, uno de los barrios más devastados por el Katrina, tiene contrato discográfico desde los 11 años, sobrevivió a un intento de suicidio a los 12 y ha desarrollado uno de los estilos más fluidos, elocuentes y reconocibles en la exigentísima cultura del rap. También ha pasado por prisión, experiencia de la que extrajo un sabio consejo: no siempre se puede lilwaynear en esta vida. Y si lo dice él… El otro gran lanzamiento de la semana -«¿es esto moderno?»- es el de Pulp. La única banda inglesa a la que nunca engañó Tony Blair regresa 24 años después para encontrar que Hollywood aún no ha superado a Matrix, la NASA no ha vuelto a la Luna y el periodismo multimedia no ha democratizado el mundo, sino que lo ha anegado en memes. Porque sin medio no hay mensaje.
La Lectura // elmundo
Junio arranca con la Feria del Libro de Madrid y es un gran mes para los lanzamientos discográficos. También para revisar cosas que no terminan de cuadrar y anticipar las vacaciones Leer
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