«La moderación no es un lugar del espectro político: es una ‘manera’, una disposición afectiva o una actitud que nos lleva a defender las opiniones personales de un determinado modo y que nos invita, en especial, a conceder una cierta probabilidad al error propio y al acierto ajeno». Así define el profesor y columnista Diego S. Garrocho (Madrid, 1984) el tipo de moderación que defiende en este ensayo. Una actitud que, en tiempos de polarización, se expone a ser criticada y hasta caricaturizada. Para los radicales, el «moderadito» sería un vanidoso, un cobarde o un hipócrita; alguien que, en el fondo, piensa como ellos, pero no se atreve a decirlo por miedo al qué dirán.. Garrocho responde a estas críticas argumentando que la moderación es, en realidad, una actitud honesta y valiente. Tratar con respeto las opiniones contrarias supondría exponerse de una manera profunda, y muy distinta del arrojo simulado del radical. Además, la moderación sería compatible con las convicciones y con la asertividad en temas que lo requieran. Garrocho es inteligente y sabe desactivar las críticas más fáciles a sus argumentos: acepta que, en algunos casos, la reivindicación del matiz y de los grises sí es una máscara de la cobardía o la falta de criterio propio. Por eso insiste en una defensa de la moderación «bien entendida».. Debate. 112 páginas. 12,90 € Ebook: 6,99 €. Puedes comprarlo aquí.. También acepta que «los ingenuos apologetas del consenso olvidan que la política es oposición y a menudo conflicto». Por eso aclara que no aboga tanto por el consenso como por un «disenso ordenado». Y argumenta que, lejos de suponer una renuncia a las ideas, la moderación bien entendida sería una manera de alcanzar un pensamiento propio, puesto que permite trascender las categorías binarias que suelen imponerse en el debate público. Algo que resultaría especialmente útil en un momento en el que los conceptos que ordenaban nuestras sociedades se ven desbordados por la velocidad del cambio histórico. Por todo esto, y siguiendo la tradición republicana -que el autor prefiere al liberalismo clásico- Moderaditos postula que la moderación no es solo una actitud legítima, sino que resulta más valiosa que la alternativa radical.. Si este ensayo expone con brillantez las razones del moderado, resulta algo menos convincente en su análisis de los «radicalitos», sobre todo cuando se desliza hacia el terreno de lo psicológico («detrás de un radical, lo que suele haber es una persona frágil», «detrás de estas conductas solo hay miedo e inseguridad»). Una perspectiva que se adentra en un terreno resbaladizo y resulta sospechosamente reconfortante: es muy tranquilizador pensar que quien nos critica lo hace desde una personalidad dañada.. Uno también se queda con la duda de si un moderado puede cambiar de opinión -uno de sus rasgos más valiosos, según Garrocho- solamente ante los argumentos de otro moderado, o si también puede hacerlo ante los de un radical. No queda claro por qué esta segunda opción sería imposible, lo que hace plantearse si la dialéctica moderados-radicales no es más fructífera de lo que concede este ensayo.. Finalmente, los argumentos de Moderaditos animan a que nos preguntemos por el funcionamiento del capital simbólico en nuestra época: ¿realmente los mecanismos de prestigio intelectual, académico y periodístico se han decantado del lado de la radicalidad, o siguen premiando la moderación? Es muy posible que las redes sociales y las tertulias televisivas vaya por un lado y los premios, los nombramientos institucionales y las invitaciones a ciclos de conferencias vayan por otra.. De ser así, no estaríamos hablando tanto de un vuelco generalizado en detrimento de la moderación, sino de una suerte de reparto del terreno, una división de los espacios de debate y también de los públicos disponibles. Queda claro, en cualquier caso, que este tipo de objeciones forman parte del «disenso ordenado» al que invita el libro, y que hacen tan provechosa su lectura.
La Lectura // elmundo
En su ensayo ‘Moderaditos. Una defensa de la valentía política’ el filósofo explora las características de una actitud que, en tiempos de polarización, se expone a ser criticada y hasta caricaturizada Leer
En su ensayo ‘Moderaditos. Una defensa de la valentía política’ el filósofo explora las características de una actitud que, en tiempos de polarización, se expone a ser criticada y hasta caricaturizada Leer