¿Qué ha quedado de la cultura judía en Polonia? Es más, ¿cuántos judíos residen todavía allí? ¿Y los que se quedaron o regresaron, así como sus hijos (se calcula que la comunidad judía asciende hoy a unas decenas de miles de miembros), qué vida llevan? ¿Cuál es su relación con el resto de los polacos? ¿Cómo les afecta el fantasma del Holocausto y el antisemitismo latente? ¿Prima el silencio? ¿La reconciliación? ¿La suspicacia? ¿Y qué opina la diáspora de ellos, de los judíos polacos, y de Polonia?. Traducción de Maila Lema. Acantilado. 88 páginas. 14 €Puedes comprarlo aquí.. Son treinta y una viñetas, separadas por evocadoras fotografías en blanco y negro, las que Mikolaj Grynberg (Varsovia, 1966) construye a modo de micromonólogos dirigidos a un entrevistador fuera de campo -pista tras pista acabamos por entender que es el propio Grynberg-, y tratan de dar respuesta a estos interrogantes, a partir de historias concretas, centradas, sobre todo, en la segunda generación nacida durante la guerra o después.. Testimonio a testimonio (aunque estamos ante una obra de ficción, podría considerarse una síntesis de los tres volúmenes documentales previos del autor, con entrevistas a supervivientes y sus descendientes) se va perfilando la cultura judía polaca contemporánea, sus heridas indelebles, sus profundos silencios: «¿Te das cuenta de que vives en un brazo muerto del río? El caudal ha ido haciendo meandros, un brazo ha quedado aislado y se ha ido secando. ¿Lo ves? ¿O quizás no quieras verlo?».. Se sabe cuándo empiezan las guerras, pero no cuándo acaban. Sus consecuencias desbordan a la generación que las vivieron, más todavía cuando van ligadas a un genocidio. Grynberg nos muestra la capilaridad del trauma: padres que ocultan su experiencia a sus hijos, o que esconden su identidad judía a su entorno -se siente como una maldición que no se quiere traspasar a los vástagos-, o que no cuentan lo que les ocurrió a los abuelos, generando así un misterio que los nietos sienten como una carga insoportable a pesar de todo.. «Muchos sobrevivieron para dar su testimonio; yo, para guardar silencio», dice una viejecita de Lódz. No solo quedan dañadas las relaciones intrafamiliares -hijos que descubren en la edad adulta, por ejemplo, que sus verdaderos padres murieron en los campos-, sino que también se exponen ciertos odios entre judíos por no haber sabido reaccionar a tiempo, o defenderse, así como la doble estigmatización si se es judío de origen alemán, además.. Y de mar de fondo: esos comentarios y actitudes antisemitas que emergen entre los polacos no judíos, tanto en la época soviética -«de otro modo nos habríamos convertido en una colonia de Israel»- o ahora: «Dígame, ¿por qué tienen ustedes los judíos esa manía de embrollarlo todo?», leemos en el primer monólogo.
La Lectura // elmundo
A través de 31 viñetas en forma de relatos, separadas por evocadoras imágenes en blanco y negro, el fotógrafo y escritor Mkolaj Grynberg describe en ‘Un brazo muerto del río’ qué queda hoy en su país de la cultura judía y cómo es la convivencia actual Leer
A través de 31 viñetas en forma de relatos, separadas por evocadoras imágenes en blanco y negro, el fotógrafo y escritor Mkolaj Grynberg describe en ‘Un brazo muerto del río’ qué queda hoy en su país de la cultura judía y cómo es la convivencia actual Leer