Mal de amores, mal de miles. Hecho drama, hecho comedia y representado en el Gran Teatre del Liceu en la ópera bufa L’elisir d’amore. En una historia de un querer imposible, de sustancias misteriosas que prometen seducir a la persona de tus sueños, de una ciudad vibrante; de magia, caos y diversión que desbordan del escenario, la obra de Gaetano Donizetti vuelve mañana, 22 de noviembre, al coliseo barcelonés.. La producción, un melodramma giocoso en dos actos compuesto a toda velocidad en 1832 sobre un libreto de Felice Romani, cuenta con la puesta en escena de Mario Gas y con la interpretación del tenor Javier Camarena (Veracruz, 1976) como protagonista. La versión que regresa a Barcelona traslada la acción a la Italia de los años del auge del fascismo: un patio de vecindad, squadristi, vida cotidiana, humor y ternura como elementos principales. Camarena se reencuentra con uno de sus roles predilectos, Nemorino, el campesino ingenuo que cree ferozmente en el poder de una pócima de amor. El cantante revela que volver a esta producción conlleva su parte de nostalgia. La vinculación del mexicano con el teatro, así como su carrera, es de largo aliento: «Esta misma producción fue mi debut en España y pensar que fue el punto de partida para tantas cosas es emocionante en todas las formas posibles».. Los años, dice, «se acumulan y dan muchísima experiencia. Volver a Nemorino resalta mi evolución tanto personal como artística». Reconocido por la organización International Opera Awards como Cantante Masculino del Año, ha transitado el camino del éxito hasta coronarse como uno de los artistas más despuntantes -y también solicitados-, siendo el único cantante en la historia que ha bisado en tres producciones distintas en el MET de Nueva York. No es la primera vez que Camarena cata el elixir del amor. Su debut en el Liceu fue con esta misma obra en la temporada 2012-2013. Para él, subirse al escenario y volver a encarnar a Nemorino conlleva verlo con ojos distintos, con una madurez de la que antes no gozaba: «Ya no le veo como a un chico ingenuo y bonachón. Ahora le veo como a un hombre decidido a luchar por el amor que desea, un hombre fuerte».. L’elisir d’amore cuenta con un argumento más bien sencillo, pero su encanto reside en la frescura con la que Donizetti trata el amor en todas sus formas. «Hay gozo, hay amistad, hay felicidad», explica el tenor. Es la forma de abarcar y explorar este amor, mucho más allá del romántico, lo que hace de esta producción una obra entrañable, cuenta. Para él, la producción funciona especialmente porque, a pesar de no tratarse de la concepción más pura del título, lo que hace -y sabe hacer bien- es respetar el libreto: «Sus personajes están perfectamente definidos, están comprometidos, los vemos en toda su esencia, son como tienen que ser. No hay más».. La música, bajo la dirección de Diego Matheuz, contiene la emblemática romanza Una furtiva lagrima, un clásico del repertorio tenoril. Se trata de uno de los momentos más queridos por el artista. «Siempre llego con muchísima emoción. Es una romanza especial, porque representa el momento más feliz de mi personaje, pero aun así, está en una tonalidad menor. Eso lo dice todo: es un amor feliz, pero que también duele», explica. A este tipo de circunstancias, Camarena las llama «mensajes secretos». Encontrarlos dentro de la escritura de Donizetti, dice, le hace ver la pieza de otra manera: «La percibo de forma distinta y la valoro mucho, muchísimo más».
La Lectura // elmundo
Javier Camarena se reencuentra con su personaje talismán, Nemerino, en la nueva producción de la ópera de Donizetti: «Hay gozo, hay amistad, hay felicidad» Leer
Javier Camarena se reencuentra con su personaje talismán, Nemerino, en la nueva producción de la ópera de Donizetti: «Hay gozo, hay amistad, hay felicidad» Leer
