Entre todos los surrealistas, Salvador Dalí se destacó como el más auténtico, el más comprometido, el que llevó la representación al extremo y el que mejor logró plasmar su visión. Se unió al grupo en 1929, cinco años después de que André Breton iniciara esta travesía al publicar el Primer Manifiesto Surrealista, lo que marcó un antes y un después en las artes visuales, la escritura y el cine en Europa. Dalí contaba con el respaldo de su trabajo artístico, algunas pequeñas performances y su participación en el guion de la película «Un perro andaluz» de Luis Buñuel, que había sido estrenada en París en 1929, generando el fervor brillante de un público limitado y escurridizo. Cuando Breton se encontró con Dalí, tras oír los elogios de Paul Éluard sobre el artista que había conquistado a su esposa, le propuso unirse de inmediato al grupo. Dalí se adelantaba cinco pasos a cualquier surrealista de la primera generación. No contaba con un molde, una regla, una obligación, un dios ni un amo. Ese mismo año, Dalí se había enamorado de Gala en Cadaqués, donde ella estuvo con Paul Éluard (su esposo hasta ese momento), junto a René Magritte y el periodista belga Camille Goemans. Al volver a París tras el verano, Dalí se instaló con Gala en su departamento ubicado en la rue Becquerel, número 7. Su viaje en el espacio surrealista dio inicio en el surrealismo y más allá, ya que tanto Salvador Dalí como Gala buscaban algo más que solo el surrealismo. Eso fue un comienzo, pero sería triste que lo consideraran como un objetivo final.
La Lectura // elmundo
La lectura presenta uno de los retratos menos divulgados de Dalí, creado por Man Ray en 1936, el cual ha permanecido en el anonimato hasta este momento. Lo distintivo de esta obra, que se descarta de una famosa sesión fotográfica llevada a cabo en el estudio del fotógrafo en París, radica en que podría ser la única en el mundo que cuenta con la firma de Dalí y Man Ray, quienes fueron dos de los exponentes más destacados del movimiento surrealista.
La lectura presenta uno de los retratos menos divulgados de Dalí, creado por Man Ray en 1936, el cual ha permanecido en el anonimato hasta este momento. Lo distintivo de esta obra, que se descarta de una famosa sesión fotográfica llevada a cabo en el estudio del fotógrafo en París, radica en que podría ser la única en el mundo que cuenta con la firma de Dalí y Man Ray, quienes fueron dos de los exponentes más destacados del movimiento surrealista.