Ana Lua Caiano (Lisboa, 25 años) hace música con los sonidos del frigorífico, la ventanilla achacosa de su coche o unas cintas métricas. Sumados a instrumentos convencionales, unas letras generacionales cargadas de lirismo y conciencia política y una voz singular han dado lugar a uno de los discos más originales del 2024, Vou Ficar Neste Quadrado, editado el pasado marzo por la alemana Glitterbeat y una de las irrupciones más potentes de la música portuguesa de los últimos años. Dicen que es una mezcla de Zeca Afonso y Björk o de Fausto y Portishead. En cualquier caso, una prueba del poderío de la folktrónica, ese híbrido que arranca en la tradición y crece entre sintetizadores y software. Caiano junta bombos y teclados sin que ninguno chirríe al lado del otro.. Seguir leyendo
‘Vou Ficar Neste Quadrado’, que fusiona la canción tradicional con ritmos electrónicos, nació durante el confinamiento y se convirtió en uno de los discos más celebrados en 2024
Ana Lua Caiano (Lisboa, 25 años) hace música con los sonidos del frigorífico, la ventanilla achacosa de su coche o unas cintas métricas. Sumados a instrumentos convencionales, unas letras generacionales cargadas de lirismo y conciencia política y una voz singular han dado lugar a uno de los discos más originales del 2024, Vou Ficar Neste Quadrado, editado el pasado marzo por la alemana Glitterbeat y una de las irrupciones más potentes de la música portuguesa de los últimos años. Dicen que es una mezcla de Zeca Afonso y Björk o de Fausto y Portishead. En cualquier caso, una prueba del poderío de la folktrónica, ese híbrido que arranca en la tradición y crece entre sintetizadores y software. Caiano junta bombos y teclados sin que ninguno chirríe al lado del otro.. Tal vez sea reductor ponerle una etiqueta a lo que hace. Los ecos de la música tradicional portuguesa están en el sustrato inferior desde que las hermanas Ana Lua y Joana escuchaban en el coche de sus padres, la ilustradora Rachel Caiano y el escritor Gonçalo M. Tavares, a los cantores de intervençao, aquellos músicos que empuñaban la guitarra y las letras contra la dictadura de Salazar y Marcelo Caetano.. Caiano es precoz y perfeccionista. Toca el piano desde los seis años y a los 15 montó su primera banda, Planet Kepler. Se formó primero en música clásica y luego en jazz en la escuela del Hot Clube de Lisboa, donde conoció a los músicos que participaron en su segundo grupo, Vertigem, quizás su mejor escuela de directos. En paralelo, exploraba sonidos en solitario, con voz y guitarra. Comenzó, además, a realizar talleres que le descubrieron los micrófonos electromagnéticos y los mundos infinitos de la mesa de mezclas. En aquel cuadrado estaba cuando llegó la pandemia y con ella el manido mantra de que no era una crisis, sino una oportunidad. En su caso, las cosas como son, resultó cierto.. Confinada en Sintra, planificó un juego con su hermana, que es realizadora. Ella componía una canción y Joana grababa un vídeo con los pocos escenarios que tenían entonces. Encontraron un lenguaje en el que se hermanó con naturalidad lo rural, lo vanguardista, lo gótico y lo surreal. Ana Lua Caiano adoptó también una estética singular, que mezcla trenzas semejantes a las de Pipi Calzaslargas con vestidos que llevaría una conquistadora del Oeste americano. En los vídeos lo mismo aparece enterrada entre relojes que participa en el juego de las sillas o pasa la fregona sobre el césped.. Aquel tiempo horrible se convirtió para ellas en un periodo de experimentación. “Me ayudó a pasar por aquel momento difícil y acabó por ser algo bueno. Nunca había pensado que podría grabar sola”, recuerda la cantante, compositora y productora durante una entrevista en la Fundación Calouste Gulbenkian, en Lisboa.. Sin poder tocar con otros músicos ni probar nuevos instrumentos, comenzó a utilizar lo que tenía a su alcance, sonidos y vivencias para componer, una pulsión casi orgánica en su caso. De aquellos días emergieron canciones como O Bicho Anda por Ahí, Cansada o Ando Em Círculos. Letras que recogen la obsesión por la higiene, la apatía y la soledad que se multiplicaron durante la crisis del coronavirus. Aquel encierro forzoso aceleró su creatividad y desembocó en una nueva identidad artística, ferozmente individual y artesanal, que pasó a llamarse Ana Lua Caiano. “Probablemente, llegaría al mismo punto más adelante, pero tal vez tardaría cinco, seis o siete años”, reflexiona.. Escogió por su singularidad el apellido materno en detrimento del paterno, Tavares, muy común en Portugal. No hay ninguna bandera en esa elección, pero Caiano enarbola otras. En sus letras hay angustias generacionales, como la crisis climática o la falta de vivienda accesible. Adelanta que sus futuros trabajos reflejarán preocupaciones políticas, como el ascenso de la ultraderecha, un fenómeno contra el que los portugueses parecían inmunizados hasta que surgió Chega, el partido fundado por André Ventura en 2018. “En Portugal la música ha tenido una gran importancia. Zeca Afonso y Sérgio Godinho hicieron muchas canciones contra la dictadura. Por eso también acabo por componer temas políticos. Con la subida de la extrema derecha, hay derechos fundamentales como el aborto, consagrado hace tiempo, que comienza a cuestionarse otra vez, es preocupante. Estamos siempre luchando por lo mismo”, lamenta.. Una de las razones que, en su opinión, lleva a la sociedad a abrazar discursos populistas es la desmemoria. “En Portugal, los jóvenes no tuvieron la experiencia de la dictadura y no saben lo que fue, mientras que la gente mayor que sí lo sabe, lo ha olvidado. Cuando llega una crisis, la gente olvida que el pasado fue mucho peor. Lamentablemente, ningún país está a salvo. Veo ciclos donde pasamos por cosas horribles, luego hacemos revoluciones y olvidamos las cosas horribles. Me preocupa estar en un ciclo que no sabemos cómo combatir”.. En marzo publicó un largo artículo en el diario Público donde evidenciaba que ella cultiva la memoria. En su recorrido por la lucha feminista a través de las canciones, desde Four Women, de Nina Simone, a Cause Now I’ve Got the Pill, donde Loretta Lynn celebraba la libertad sexual de las mujeres gracias a las pastillas anticonceptivas. “Estoy en la música, en el escenario, sola, canto mis composiciones y letras, en 2024. Y estoy así porque anteriormente muchas mujeres desempeñaron muchas batallas. El camino hasta aquí ha sido largo y difícil”, escribió.. Ana Lua Caiano, en los jardines de la Fundacion Calouste Gulbenkian, en Lisboa, a finales de diciembre.. En febrero actuará en Madrid y Barcelona. 2025 promete ser un año tan internacional como el anterior, cuando tuvo giras por Europa y dos escapadas a Corea del Sur y Argentina. Un vértigo que no podía imaginar el 3 de marzo durante la presentación del álbum en un concierto intimista en el Cafe Dias, en Lisboa. Ha pasado de componer en la soledad de su cuarto a crear rodeada de gente anónima en aeropuertos. La melodía es siempre el primer paso. Las letras llegan después y a veces cambian. Sin ser autobiográficas, están pegadas a sus experiencias cotidianas. “La música fue la vía que encontré para decir cosas que percibo de forma más artística”, resume.. Del cuadrado al mundo.
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