Antes de aplastar la taquilla de cine con Oppenheimer, el director Christopher Nolan nos regaló en Interstellar (2014) una de las escenas más icónicas (y también más debatidas) de las teorías físicas llevadas al cine. Todos la conocemos: al inicio de la misión, algunos protagonistas aterrizan en el planeta Miller; un lugar próximo al agujero negro que cuenta con una gravedad tan elevada que, cuando los exploradores regresan a la nave, sus compañeros se han convertido en ancianos.. «La gravedad somete al tiempo más de lo que imaginamos», dice Carlo Rovelli (Verona, 1956). Unas pocas horas en el planeta Miller significan décadas para los demás y, aunque Nolan se tomó algunas licencias científicas en dicha escena, la imagen de las consecuencias reales de una curvatura alta del espacio-tiempo es impactante y memorable.. Traducción de Pilar González. Anagrama. 136 páginas. 17,90 € Ebook: 9,99 €Puedes comprarlo aquí.. De alguna forma, y salvando las distancias, este es el mismo efecto que consigue Rovelli con sus libros. Instalar imágenes de gran viveza que nos permitan «ver con la mente», como Hiparco, algunos de los fenómenos físicos que describe, sin necesidad de conocer la jerga profesional de su disciplina teórica. Lo más importante de Rovelli, a mi juicio, no es el tema en el que está especializado, la física cuántica, sino la calidad de sus textos, un buen gusto refinado y lo sofisticado de su argumentación, combinando las Humanidades con todo lo demás.. Fundador, junto con otros físicos, de la gravedad cuántica de bucles (LQG), y discípulo indirecto del Premio Nobel Roger Penrose, el estatus público de Rovelli ha ido evolucionando desde científico de élite a divulgador de éxito. Mejor dicho, literato. Es cierto que con La realidad no es lo que parece (Tusquets, 2015) Rovelli obtuvo notoriedad como divulgador de la ciencia. Sin embargo, fue tras la aparición de El orden del tiempo (Anagrama, 2018) y de Helgoland (Anagrama, 2022) cuando Rovelli fue mucho más allá y cuando los lectores nos encontramos a un escritor de primer orden. Sus libros son una mezcla de autoficción, crónica personal, poesía, filosofía, un tanto de experimentalidad literaria y, de fondo, la física cuántica, que le sirve de clave para explicar nuestra realidad.. En Agujeros blancos ofrece lo mismo pero, en esta ocasión, dedicado a explicar el reverso de los agujeros negros. O, dicho de otra forma, la naturaleza de los agujeros negros cuando la masa termina de expandirse, rebota y comienza su irreversible proceso de evaporación. Como dice Rovelli, los agujeros negros cuando se convierten, como Gandalf, en blancos. «Un agujero blanco es un agujero negro con el tiempo invertido». Puede sonar poco literario pero, en resumen, Rovelli nos narra el proceso deductivo que atravesó junto con su compañero Haggard hasta publicar el artículo Black hole fireworks [Fuegos artificiales del agujero negro]. Lo que sucede es que, en el camino, Rovelli nos propone a los lectores preguntas importantes sobre nuestra naturaleza y sobre nosotros mismos de una delicada forma narrativa.. El físico y escritor italiano Carlo Rovelli.Ian Hanning. Agujeros blancos es un libro que de alguna forma se ocupa de dos temas principales: el tiempo y la relatividad. Y sobre estas dos dimensiones Rovelli trabaja un bellísimo discurso en un viaje al fondo de los agujeros negros en el que, como Virgilio, nos acompaña al otro lado (¿del espejo?). En sus últimas obras, también en Agujeros blancos, el físico ha descubierto un estilo, una nueva forma de educar literariamente, que no sabría definir con acierto. Es una forma de proponer un estilo literario profundamente audaz pero dotado de una gran armonía lírica. Es como si Douglas Hofstadter hubiera ido a clases de literatura con Sebald, Knausgard o Vila-Matas y el libro lo hubiera editado Italo Calvino.. Y es que Rovelli no parafrasea contenido complejo con una retórica amable, como tan bien han hecho David Deutsch, Stephen Hawking y muchos otros divulgadores. Nos proporciona un entorno favorable, un escenario adecuado, tanto en el plano artístico como en el personal, para explicarnos, por ejemplo, los problemas de la densidad de masa en superficies pequeñas, la pérdida de energía (y de calor) en los horizontes de los agujeros negros o por qué es tan importante la analogía frente al silogismo a la hora de hacer progresar la ciencia en Occidente.. También, deshaciéndose de la jerga profesional, destruye con elegancia el prejuicio de complejidad para que los lectores no iniciados no nos sintamos amenazados si no entendemos a la primera los conceptos complejos de la mecánica cuántica. Tiene explicación: las reglas físicas que nos gobiernan a nosotros, los seres humanos (irreversibles y determinadas), son de naturaleza diferente a las que tratamos de comprender con nuestro cerebro (también irreversible y determinado): lugares donde el pasado y el futuro coexisten y donde se aplican reglas que contradicen con normalidad nuestra experiencia sensible y cotidiana. Parece razonable asumir que nuestra intuición choque con esa realidad téorica.. Es una coincidencia llamativa, por otra parte, que en estos últimos años se haya despertado el interés literario por la física con éxitos tan sobresalientes como los de Benjamín Labatut, Ted Chiang (salvando las distancias), Cixin Liu (salvando más las distancias), Jorge Volpi en su momento o, de alguna forma, Agustín Fernández Mallo. Se percibe la intuición de que hay una realidad íntima de nuestra naturaleza humana que debe ser explicada con las herramientas de la física y las matemáticas.. También debemos advertir, sin que sirva de demérito, que el lector que se adentre a las breves páginas de Agujeros blancos, se encontrará, eso sí, con los mismos temas con los que siempre trabaja Rovelli. No hay sorpresas. De hecho, y a modo de curiosidad, en esta obra emplea el mismo ejemplo de la presa de agua para explicar la entropía que ya usaba en El orden del tiempo. Pero esta es una cuestión menor. Recomiendo vivamente la lectura de este libro, con alguna página retadora, pero donde la buena literatura se da cita con la filosofía, la mística y la maravillosa especulación.
La Lectura // elmundo
Como en toda su obra, el físico y escritor Carlo Rovelli logra en este ensayo explicar los más arcanos misterios de la física cuántica, mezclándola magistralmente con la literatura, la filosofía y la mística, hasta hacernos «ver con la mente» Leer
Como en toda su obra, el físico y escritor Carlo Rovelli logra en este ensayo explicar los más arcanos misterios de la física cuántica, mezclándola magistralmente con la literatura, la filosofía y la mística, hasta hacernos «ver con la mente» Leer