Una fiesta teatral de seis horas para adictos a la cafeína. Esa es la propuesta de Miquel Mas Fiol en Trilogia de la condició millennial, donde reinventa tres clásicos -Cándido, Las penas del joven Werther y Los miserables- para hablar de esa generación doliente que es la suya. Las tres piezas se pueden ver de forma consecutiva de miércoles a viernes o bien los fines de semana en un maratón en el Teatre Lliure de Barcelona, entre el 5 y el 16 de noviembre.. La idea nació como un espectáculo a modo de monólogo que mezclaba los tres conceptos usando los textos clásicos pasados por el filtro de la autoficción con temas de actualidad, evolucionando hasta este tridente de obras millennial. Esa es, precisamente, su fórmula teatral: «coger un clásico de la literatura universal y un tema de actualidad filosófico o sociológico que pueda interpelar a mi generación para ponerlo en el escenario», explica.. Cándido trata de esa obligación de ser feliz -happycracia, la llama Mas-, en Werther está la mercantilización de la tristeza y en Los miserables la revolución. De alguna manera estas son las frustraciones de su generación y, por tanto, las suyas propias. Así, tiene lógica que en la primera obra hable de optimismo y este vaya decayendo o mutando. Es una especie de viaje desde lo ingenuoa la necesidad de acción, pasando por la tristeza compartida.. «Yo tengo 30 años y empecé la trilogía con 24. Entonces pensaba que me iba a comer el mundo en el teatro… y ya es sintomático que acabe con Los Miserables, ¿no?», bromea. «La trilogía no deja de ser un camino divertido, paródico y real del descubrimiento de que la edad adulta tiene muchos más misterios de los que imaginaba».. Es, por tanto, una autoparodia constante de la sociedad en general y, en particular para su creador, «de los palos en las ruedas cuando te quieres dedicar al teatro en un mundo que parece que no está preparado para ello», dice. Según su visión, esa autoficción dramática que se estilaba ha pasado ya y ahora estamos «en otra fase».. Nuestros problemas son universales «y ya no es tan original, así que simplemente tenemos que reírnos de ellos, compartirlos con la platea y que se ría de nuestras miserias, que también son las suyas, y luego irnos a cenar y tomar una caña y celebrar la vida», imagina. «Ese es el intercambio final de la trilogía. Pasar seis horas y media en un teatro compartiendo las penas, riéndonos de nuestros dramas y creando comunidad y colectivo», dice.. «Mi madre, que con 55 años se queda en paro y tiene que hacerse LinkedIn y venderse, también es víctima de la condición ‘millennial'». Aquí, ser millennial no trata de haber nacido en unos determinados años sino que más bien es una condición, como el propio título señala. Esa condición genera unas «jaulas de purpurina» donde se encuentra su madre, por ejemplo, «que tiene 55 años, se queda en paro y tiene que hacerse LinkedIn para encontrar un trabajo, y un Instagram, y tiene que venderse para ser un ente productivo en el neoliberalismo», denuncia Mas. «Por eso ella también es víctima de la condición millennial. Estamos pasando por una capitalización y una mercantilización de nuestras personas. De eso va la trilogía también».. Los clásicos que eligió para este proyecto fueron lecturas adolescentes que se le presentaron después como herramientas para hablar del presente. Por eso, más que un homenaje, es un espejo. «Los clásicos me ayudan mucho para anclar temas, porque sino puedo pecar de hablar en mi generación. Me ayudan a tener las bases para llegar a todo el mundo, porque si son clásicos es porque siguen resonando», explica Mas.. Le hace gracia, además, y pretende reflejar cómo es la posteridad de los clásicos, precisamente para mostrar las contradicciones de su generación. «A Voltaire muchos lo pintan como revolucionario pero en realidad era amigo de los nobles, los curas y los reyes», dice. O lamenta que «la idea revolucionaria de Los Miserables pasa hoy por cantar una canción y ondear una bandera. El capitalismo se ha comido las ideas del texto de Hugo».. Como hilo conductor usa una escenografía que evoluciona desde una sala de casting a una de ensayo y, por último, el estreno de la obra ficticia. Todo ello con una música que emula el scroll en aplicaciones como TikTok para que el espectador esté estimulado en todo momento, no solo por el contenido sino por el continente: «que salgan como si se hubieran metido una raya de speed».. A pesar de que pueden verse individualmente, su autor recomienda que se vean seguidas para encontrar las resonancias estéticas, temáticas e ideológicas entre las tres: «por ejemplo, en Cándido hay un unicornio de Mr. Wonderful que en Los Miserables sale muerto», vacila Mas.. En su trilogía de teatro bizarro -así lo define-, Miquel Mas pretende que el público se lo pase bien. Esa es también su mayor victoria: con esta obra, dice haber aprendido «a crear y disfrutar en el intento». Al final de ese túnel que dibuja hay esperanza: «Hay algo positivo. Nos reímos de nuestra mierda y sí, todo está mal, pero hay luz, y yo creo que la obra, con el humor por bandera, consigue mostrarla». Y si tuviera que añadir una cuarta parte a esta serie, lo tiene claro: sería de Orwell. «Ya hemos traspasado el presente, ahora toca una distopía».
La Lectura // elmundo
Miquel Mas Fiol crea una trilogía de clásicos desde el tamiz de las dificultades y anhelos de su generación, que se podrá ver en el Lliure por separado o en maratón Leer
Miquel Mas Fiol crea una trilogía de clásicos desde el tamiz de las dificultades y anhelos de su generación, que se podrá ver en el Lliure por separado o en maratón Leer
