El mercado del libro en español está de enhorabuena: concatena años de crecimiento sostenido desde 2013, cuando la facturación, tras varios años de desplome, tocó fondo. En los últimos años ha tomado ventaja respecto a sus vecinos europeos, con un crecimiento significativo. El año 2024 creció un 6,3%, con un total de 3.037 millones de euros de facturación. Mientas otros países apenas crecen –o incluso retroceden como Francia, que registra un descenso del 1%–, España ha acelerado el ritmo y se ha escapado del pelotón, consolidando lo que muchos ya definen como el fenómeno editorial español.. ¿Cómo lo hemos conseguido? Se lo cuento a continuación. Podemos hablar de varias palancas que explican esta tendencia de crecimiento, y los datos las respaldan.. Una de las palancas clave es la buena gestión que están llevando a cabo las librerías. El 59% de los libros en papel se venden en establecimientos físicos, y la librería tradicional sigue siendo el canal dominante. Libreros con vocación y oficio son la punta de lanza de esta cruzada cultural. A través de eventos, clubes de lectura y presentaciones de libros han convertido sus librerías en puntos de encuentro donde la cultura se vive y se comparte. Algunas, incluso, ofrecen conciertos o teatro, como es el caso de La Mistral –dirigida por Andrea Stefanoni–, ubicada en el centro de Madrid. Esta librería enriquece el barrio con su actividad cultural y ha logrado crear una comunidad sólida de lectores.. La buena labor y el compromiso por el fomento de la lectura desde la Subdirección General del libro del Ministerio de Cultura se está haciendo notar. El Barómetro de hábitos de lectura lo refleja con algunos datos significativos: por un lado, la lectura por ocio sigue en ascenso; llevamos más de 10 años de crecimiento sostenido en los índices de lectura. Como señala María José Gálvez, directora general del libro del Ministerio de Cultura, en una entrevista: “El crecimiento es lento, pero sin titubeos”. Además, se está cerrando la brecha de desconexión con la lectura entre los jóvenes de 14 a 24 años –el 75,3 % lee en su tiempo libre–, desmintiendo la creencia generalizada de que los jóvenes no leen. Porque sí, los jóvenes leen.. Las ferias son una pieza clave del ecosistema editorial. Las dos más importantes –Sant Jordi y la feria del libro de Madrid– son momentos decisivos para el sector, ya que concentran una parte significativa de la facturación anual en un periodo muy breve y atraen una gran atención mediática. Ambas siguen batiendo récords: en 2025, Sant Jordi alcanzó los 26 millones de euros en ventas y la Feria del Libro de Madrid, 10 millones. Porque estas ferias son mucho más que cifras. Son una experiencia única para el lector, son un espacio donde el autor y el lector se encuentran.. La bibliopatía, esa dulce enfermedad que nos empuja a atesorar libros, no solo por su contenido, sino también por su forma. Lo vemos reflejado en la fascinación creciente por las ediciones enriquecidas: ejemplares con cantos pintados, cubiertas con barniz o encuadernaciones artísticas que transforman el libro en un objeto de deseo, más allá de su función como herramienta de lectura. Un ejemplo perfecto es la nueva edición de lujo de El Infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo. Su enorme éxito ha dado lugar a múltiples ediciones y reediciones, y actualmente se puede encontrar una versión con cantos pintados.. Ahora bien, como en todo, siempre hay luces y sombras. Detrás del brillo de las cifras, si uno escarba un poco, aflora la realidad que subyace bajo el dato.. Ante la abrumadora cantidad de títulos que se editan cada año –cerca de 90.000 solo en 2024–, se ha encendido un debate en el mundo del libro. Por un lado, están los que aseguran una saturación del mercado; por otro, aquellos que creen que esta abundancia favorece la bibliodiversidad y enriquece el tejido cultural. Lo que está claro es que no todos los libros gozan de las mismas oportunidades.. En el vasto océano de publicaciones, solo unos pocos consiguen un lugar destacado en las mesas de novedades. Para el resto, lograr visibilidad es casi un milagro: como buscar una aguja en un pajar. Y no lo digo yo: los datos hablan por sí solos. El 65% de la facturación del libro proviene de solo 22 editoriales, como confirma Paulo Cosín, vicepresidente de la Asociación de Editores de Madrid. Paulo también añade: “El crecimiento es muy desigual según editoriales y materias. En un mercado tan diverso los datos agrupados no dejan ver la realidad subyacente”.. Si tenemos en cuenta que existen cerca de 3.000 editoriales –de las cuales apenas 2.000 publican más de 10 títulos al año–, abrirse hueco en el mercado es poco menos que luchar contra molinos de viento. Aun así, las editoriales independientes han encontrado su nicho. Se abren camino con ediciones cuidadas, apostando por nuevas voces que enriquecen sus catálogos y conectando con sus lectores a través de las redes sociales y canales directos. Por eso, la autopromoción se ha convertido en una herramienta clave. La autopublicación –que crece de manera significativa– sigue aumentando ese volumen editorial, pero goza de otra suerte. Solo unos pocos títulos autopublicados logran llegar a las librerías; el resto se juega su destino en las reseñas de Amazon y los círculos de amigos y familiares. Y es que DILVE –la base de datos bibliográfica española– cuenta actualmente con más de 900.000 títulos activos. Aunque este dato encierra una pequeña trampa… pero de los naipes marcados hablaremos otro día.. Seguir leyendo
El mercado del libro en español está de enhorabuena: concatena años de crecimiento sostenido desde 2013, cuando la facturación, tras varios años de desplome, tocó fondo. En los últimos años ha tomado ventaja respecto a sus vecinos europeos, con un crecimiento significativo. El año 2024 creció un 6,3%, con un total de 3.037 millones de euros de facturación. Mientas otros países apenas crecen –o incluso retroceden como Francia, que registra un descenso del 1%–, España ha acelerado el ritmo y se ha escapado del pelotón, consolidando lo que muchos ya definen como el fenómeno editorial español. ¿Cómo lo hemos conseguido? Se lo cuento a continuación. Podemos hablar de varias palancas que explican esta tendencia de crecimiento, y los datos las respaldan. Una de las palancas clave es la buena gestión que están llevando a cabo las librerías. El 59% de los libros en papel se venden en establecimientos físicos, y la librería tradicional sigue siendo el canal dominante. Libreros con vocación y oficio son la punta de lanza de esta cruzada cultural. A través de eventos, clubes de lectura y presentaciones de libros han convertido sus librerías en puntos de encuentro donde la cultura se vive y se comparte. Algunas, incluso, ofrecen conciertos o teatro, como es el caso de La Mistral –dirigida por Andrea Stefanoni–, ubicada en el centro de Madrid. Esta librería enriquece el barrio con su actividad cultural y ha logrado crear una comunidad sólida de lectores.La buena labor y el compromiso por el fomento de la lectura desde la Subdirección General del libro del Ministerio de Cultura se está haciendo notar. El Barómetro de hábitos de lectura lo refleja con algunos datos significativos: por un lado, la lectura por ocio sigue en ascenso; llevamos más de 10 años de crecimiento sostenido en los índices de lectura. Como señala María José Gálvez, directora general del libro del Ministerio de Cultura, en una entrevista: “El crecimiento es lento, pero sin titubeos”. Además, se está cerrando la brecha de desconexión con la lectura entre los jóvenes de 14 a 24 años –el 75,3 % lee en su tiempo libre–, desmintiendo la creencia generalizada de que los jóvenes no leen. Porque sí, los jóvenes leen. Las ferias son una pieza clave del ecosistema editorial. Las dos más importantes –Sant Jordi y la feria del libro de Madrid– son momentos decisivos para el sector, ya que concentran una parte significativa de la facturación anual en un periodo muy breve y atraen una gran atención mediática. Ambas siguen batiendo récords: en 2025, Sant Jordi alcanzó los 26 millones de euros en ventas y la Feria del Libro de Madrid, 10 millones. Porque estas ferias son mucho más que cifras. Son una experiencia única para el lector, son un espacio donde el autor y el lector se encuentran. La bibliopatía, esa dulce enfermedad que nos empuja a atesorar libros, no solo por su contenido, sino también por su forma. Lo vemos reflejado en la fascinación creciente por las ediciones enriquecidas: ejemplares con cantos pintados, cubiertas con barniz o encuadernaciones artísticas que transforman el libro en un objeto de deseo, más allá de su función como herramienta de lectura. Un ejemplo perfecto es la nueva edición de lujo de El Infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo. Su enorme éxito ha dado lugar a múltiples ediciones y reediciones, y actualmente se puede encontrar una versión con cantos pintados. Ahora bien, como en todo, siempre hay luces y sombras. Detrás del brillo de las cifras, si uno escarba un poco, aflora la realidad que subyace bajo el dato. Ante la abrumadora cantidad de títulos que se editan cada año –cerca de 90.000 solo en 2024–, se ha encendido un debate en el mundo del libro. Por un lado, están los que aseguran una saturación del mercado; por otro, aquellos que creen que esta abundancia favorece la bibliodiversidad y enriquece el tejido cultural. Lo que está claro es que no todos los libros gozan de las mismas oportunidades. En el vasto océano de publicaciones, solo unos pocos consiguen un lugar destacado en las mesas de novedades. Para el resto, lograr visibilidad es casi un milagro: como buscar una aguja en un pajar. Y no lo digo yo: los datos hablan por sí solos. El 65% de la facturación del libro proviene de solo 22 editoriales, como confirma Paulo Cosín, vicepresidente de la Asociación de Editores de Madrid. Paulo también añade: “El crecimiento es muy desigual según editoriales y materias. En un mercado tan diverso los datos agrupados no dejan ver la realidad subyacente”. Si tenemos en cuenta que existen cerca de 3.000 editoriales –de las cuales apenas 2.000 publican más de 10 títulos al año–, abrirse hueco en el mercado es poco menos que luchar contra molinos de viento. Aun así, las editoriales independientes han encontrado su nicho. Se abren camino con ediciones cuidadas, apostando por nuevas voces que enriquecen sus catálogos y conectando con sus lectores a través de las redes sociales y canales directos. Por eso, la autopromoción se ha convertido en una herramienta clave. La autopublicación –que crece de manera significativa– sigue aumentando ese volumen editorial, pero goza de otra suerte. Solo unos pocos títulos autopublicados logran llegar a las librerías; el resto se juega su destino en las reseñas de Amazon y los círculos de amigos y familiares. Y es que DILVE –la base de datos bibliográfica española– cuenta actualmente con más de 900.000 títulos activos. Aunque este dato encierra una pequeña trampa… pero de los naipes marcados hablaremos otro día. Seguir leyendo
El mercado del libro en español está de enhorabuena: concatena años de crecimiento sostenido desde 2013, cuando la facturación, tras varios años de desplome, tocó fondo. En los últimos años ha tomado ventaja respecto a sus vecinos europeos, con un crecimiento significativo. El año 2024 creció un 6,3%, con un total de 3.037 millones de euros de facturación. Mientas otros países apenas crecen –o incluso retroceden como Francia, que registra un descenso del 1%–, España ha acelerado el ritmo y se ha escapado del pelotón, consolidando lo que muchos ya definen como el fenómeno editorial español.. ¿Cómo lo hemos conseguido? Se lo cuento a continuación. Podemos hablar de varias palancas que explican esta tendencia de crecimiento, y los datos las respaldan.. Una de las palancas clave es la buena gestión que están llevando a cabo las librerías. El 59% de los libros en papel se venden en establecimientos físicos, y la librería tradicional sigue siendo el canal dominante. Libreros con vocación y oficio son la punta de lanza de esta cruzada cultural. A través de eventos, clubes de lectura y presentaciones de libros han convertido sus librerías en puntos de encuentro donde la cultura se vive y se comparte. Algunas, incluso, ofrecen conciertos o teatro, como es el caso de La Mistral –dirigida por Andrea Stefanoni–, ubicada en el centro de Madrid. Esta librería enriquece el barrio con su actividad cultural y ha logrado crear una comunidad sólida de lectores.. Más información. El debate | ¿Se publican demasiados libros en España?. La buena labor y el compromiso por el fomento de la lectura desde la Subdirección General del libro del Ministerio de Cultura se está haciendo notar. El Barómetro de hábitos de lectura lo refleja con algunos datos significativos: por un lado, la lectura por ocio sigue en ascenso; llevamos más de 10 años de crecimiento sostenido en los índices de lectura. Como señala María José Gálvez, directora general del libro del Ministerio de Cultura, en una entrevista: “El crecimiento es lento, pero sin titubeos”. Además, se está cerrando la brecha de desconexión con la lectura entre los jóvenes de 14 a 24 años –el 75,3 % lee en su tiempo libre–, desmintiendo la creencia generalizada de que los jóvenes no leen. Porque sí, los jóvenes leen.. Las ferias son una pieza clave del ecosistema editorial. Las dos más importantes –Sant Jordi y la feria del libro de Madrid– son momentos decisivos para el sector, ya que concentran una parte significativa de la facturación anual en un periodo muy breve y atraen una gran atención mediática. Ambas siguen batiendo récords: en 2025, Sant Jordi alcanzó los 26 millones de euros en ventas y la Feria del Libro de Madrid, 10 millones. Porque estas ferias son mucho más que cifras. Son una experiencia única para el lector, son un espacio donde el autor y el lector se encuentran.. La bibliopatía, esa dulce enfermedad que nos empuja a atesorar libros, no solo por su contenido, sino también por su forma. Lo vemos reflejado en la fascinación creciente por las ediciones enriquecidas: ejemplares con cantos pintados, cubiertas con barniz o encuadernaciones artísticas que transforman el libro en un objeto de deseo, más allá de su función como herramienta de lectura. Un ejemplo perfecto es la nueva edición de lujo de El Infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo. Su enorme éxito ha dado lugar a múltiples ediciones y reediciones, y actualmente se puede encontrar una versión con cantos pintados.. Ahora bien, como en todo, siempre hay luces y sombras. Detrás del brillo de las cifras, si uno escarba un poco, aflora la realidad que subyace bajo el dato.. Ante la abrumadora cantidad de títulos que se editan cada año –cerca de 90.000 solo en 2024–, se ha encendido un debate en el mundo del libro. Por un lado, están los que aseguran una saturación del mercado; por otro, aquellos que creen que esta abundancia favorece la bibliodiversidad y enriquece el tejido cultural. Lo que está claro es que no todos los libros gozan de las mismas oportunidades.. En el vasto océano de publicaciones, solo unos pocos consiguen un lugar destacado en las mesas de novedades. Para el resto, lograr visibilidad es casi un milagro: como buscar una aguja en un pajar. Y no lo digo yo: los datos hablan por sí solos. El 65% de la facturación del libro proviene de solo 22 editoriales, como confirma Paulo Cosín, vicepresidente de la Asociación de Editores de Madrid. Paulo también añade: “El crecimiento es muy desigual según editoriales y materias. En un mercado tan diverso los datos agrupados no dejan ver la realidad subyacente”.. Si tenemos en cuenta que existen cerca de 3.000 editoriales –de las cuales apenas 2.000 publican más de 10 títulos al año–, abrirse hueco en el mercado es poco menos que luchar contra molinos de viento. Aun así, las editoriales independientes han encontrado su nicho. Se abren camino con ediciones cuidadas, apostando por nuevas voces que enriquecen sus catálogos y conectando con sus lectores a través de las redes sociales y canales directos. Por eso, la autopromoción se ha convertido en una herramienta clave. La autopublicación –que crece de manera significativa– sigue aumentando ese volumen editorial, pero goza de otra suerte. Solo unos pocos títulos autopublicados logran llegar a las librerías; el resto se juega su destino en las reseñas de Amazon y los círculos de amigos y familiares. Y es que DILVE –la base de datos bibliográfica española– cuenta actualmente con más de 900.000 títulos activos. Aunque este dato encierra una pequeña trampa… pero de los naipes marcados hablaremos otro día.. Luis Hedo es director general en Grupo Gómez Aparicio.
