Al bestseller estadounidense Erik Larson no le gusta el alarmismo. Aunque no ve probable una nueva Guerra Civil en el futuro de su país, después de años investigando los meses que llevaron a Estados Unidos a la contienda más sangrienta de su Historia, sí tiene claro que el presente no está exento de peligros. «Lo que sí veo y temo es un desmantelamiento fundamental de las libertades civiles, las cosas que realmente hicieron grande a EE.UU.: la libertad de expresión, de prensa, el debido proceso -los tribunales ponen límites al poder- y cosas por el estilo», alerta a través de un correo electrónico.. Precisamente su nueva obra, El demonio de la inquietud (Ed. Ariel), narra un momento de crisis con espeluznantes parecidos con la actualidad: los «caóticos» meses previos al estallido de la Guerra de Secesión americana, librada entre 1861 y 1865. La contienda civil enfrentó durante cuatro años a la Unión -«el Norte» del país- con la Confederación -«el Sur»- por una disputa sobre la pervivencia del sistema esclavista, que los estados sureños querían mantener a toda costa y extender a los territorios septentrionales. Estas controversias llegaron a su punto más álgido cuando a finales de 1860 Abraham Lincoln, anti esclavista manifiesto, ganó las elecciones. Tras su victoria, los estados esclavistas del Sur se separaron de la Unión, pasando a ser conocidos como la Confederación. Finalmente, el ejército confederado fue vencido y tan sólo dos semanas después del final de la guerra Lincoln fue asesinado por un simpatizante sureño.. Erik Larson es un ya reconocido periodista y escritor. Sus obras han vendido más de ocho millones de ejemplares y han sido traducidas a más de veinte idiomas. Colaborador habitual en medios como The Wall Street Journal y Time Magazine, ya ha publicado En el jardín de las bestias, sobre el Berlín nazi; El diablo en la Ciudad Blanca, sobre un asesino americano; y Esplendor y Vileza, que sigue a Winston Churchill durante su primer año al frente de la Segunda Guerra Mundial.. Su nuevo libro lo divide en siete partes y hasta la séptima no aparece el inicio de la Guerra con el bombardeo de Fort Sumter. En todo lo demás, el desarrollo del libro se centra en los antecedentes del conflicto: la «calma» antes de la tormenta. Aparecen algunas figuras destacables para el autor -como James Henry Hammond o el comandante Robert Anderson-, y desmenuza cómo se forjan esas tensiones entre el Norte y el Sur, con el recelo hacia la posible llegada de Lincoln al poder, por el temor al abolicionismo. Con su elección, finalmente, Larson narra cómo Carolina del Sur se convierte en el primer estado en separarse de la Unión, tras considerar al Norte como autor de una «traición». Según aumenta el caos y la tensión, los dirigentes intentan desesperadamente evitar el conflicto. Sin embargo, el Sur veía las acciones de Lincoln como «provocaciones» y se intensificaron las posibilidades de guerra, hasta llegar a un sentimiento trágico y de inevitabilidad que resultó ser real.. En la nota al lector de su nuevo libro, titulada Artes Oscuras, Larson comenta que se encontraba ya inmerso en la escritura de su libro cuando, el 6 de enero de 2021, se produjo el asalto al Capitolio en Washington. En ese momento, una marabunta de ultraderechistas irrumpieron en el edificio en un momento en que se certificaba la victoria de Joe Biden con la intención de evitar la toma de posesión. Los asaltantes eran partidarios del entonces presidente saliente de Estados Unidos -y hoy presidente de nuevo-, Donald Trump, que dos meses antes había sido derrotado en las elecciones de noviembre de 2020. Larson se encontraba ya entonces avanzado en su investigación para el libro, que trata de describir «cómo un conflicto político puede convertirse en algo mucho más peligroso». Para él, el asalto al Congreso revalorizó su relato. «Me confirmó que tenía una nueva actualidad: no era sólo una vieja historia del pasado», cuenta. «Me di cuenta de que la ansiedad, la ira y la sorpresa que experimentaba en ese momento las habría sentido un gran número de estadounidenses en 1861».. Precisamente es de ese sentimiento del que nace el título del libro. «Procede de una carta escrita durante este periodo por un hombre preocupado por el creciente conflicto», detalla. «Le preocupaba que ‘el demonio de la inquietud’ se hubiera desatado y estuviera extendiendo el caos político por todo el país». Sin embargo, Larson lamenta haber incluido en su libro una mención al asalto al Capitolio: «Al parecer algunos lectores lo encuentran polarizante». A él no le interesa enviar mensajes con sus libros y mucho menos uno que resulte divisivo: «Es antitético con lo que intento hacer».. Lo que atrajo a Larson del tema es que «es una parte de la guerra a la que se suele prestar poca atención»: casi todos los historiadores se centran habitualmente en el propio desarrollo del conflicto. Su foco, por tanto, era responder una sencilla pregunta: «¿Cómo pudo pasar?». «Por un lado, qué llevó a los estadounidenses del Norte y del Sur al punto de imaginar la matanza masiva de unos contra otros, porque creo que hay que imaginarlo antes de hacerlo», comenta. «Y, por otro, cómo fue posible un evento de tales dimensiones: la magnitud de la tragedia es tan grande y tan vasta que es difícil de imaginar», comenta sobre los 750.000 estadounidenses que perdieron la vida. Ahí radica ese interés permanente de la gente, y concretamente el suyo como autor, por la Guerra de Secesión: «Es una maravilla espantosa».. Para sus libros, Erik Larson busca «historias poderosas» y las pone a prueba con una serie de criterios: si le parece suficientemente interesante como para invertir cuatro años de su vida en ello; si el evento tiene un arco narrativo natural «que haga que los lectores se sientan obligados a seguir leyendo», y si existe una cantidad de detalles suficiente como para contar la historia como a él le gustaría. «Los hechos no se pueden inventar», insiste.. Larson afirma que todo en sus libros es «absolutamente objetivo» y que evita «como la peste» lo que llama «historia especulativa». «Aún así, mi objetivo es utilizar las tácticas de la ficción para producir una experiencia de no ficción que atraiga a los lectores tan profundamente que suspendan por un momento su sentido de la actualidad», afirma sobre una fórmula que ya ha atrapado a millones de lectores a lo largo y ancho del mundo.. Los paralelismos con el momento reciente que vive el país son innumerables y evidentes. La Guerra de Secesión fue un conflicto que nadie creyó que pudiera tener lugar hasta que, casi de repente, se volvió inevitable. De hecho, sostiene que aunque Lincoln hubiera perdido las elecciones, no se habría evitado. «Alguna otra conflagración habría estallado en su lugar, puesto que el abismo era demasiado profundo, demasiado inflamado», afirma.. Sin embargo, la realidad es que la explosión de la contienda con el bombardeo de Fort Sumter era algo que venía escalando lenta pero constantemente desde tiempo atrás. Y es precisamente esa situación la que compara el autor con la que padece Estados Unidos en la actualidad, pese a que no se atreve a vaticinar un nuevo conflicto: «Al menos, no del tipo en el que grandes ejércitos marchan unos contra otros», puntualiza.. Por eso, una de las lecciones que saca el autor después de su investigación es no subestimar los ambientes convulsos. «El mensaje fundamental de Fort Sumter, sinceramente, es que cuando la gente empieza a decir locuras, hay que tomarlas en serio», subraya.. «Nadie imaginaba la magnitud del conflicto. Si estallaba una guerra, decían, se derramaría sangre para llenar el dedal de una dama». En este sentido, las últimas elecciones en EE.UU., que han culminado con la reciente vuelta al poder de Trump junto a personajes como Elon Musk, unidas a la fractura patente en la población tienen mucha resonancia con estos momentos previos a la secesión. «Estamos profundamente divididos pero, a diferencia de 1860 o 1861, no se trata de divisiones regionales», detalla. «Hay muchas líneas divisorias diferentes, pero la más fundamental es la de los demócratas liberales frente a los llamados republicanos MAGA (de «Make America Great Again»»), en la extrema derecha del espectro político, con un presidente incendiario que los azuza», comenta Larson sin miramientos, que compara a Trump con los «Tragafuegos» de la preguerra civil: esas figuras que exigían la secesión flirteando con el autoritarismo, la violencia o el desacato institucional.. «Las instituciones democráticas pueden erosionarse muy rápido si un número suficiente de personas decide permitir que ocurra». Pese a que el autor asegura no querer transmitir mensajes, otro de los sentimientos que rezuma su nueva historia es que los conflictos pueden agravarse muy rápidamente. «Nadie imaginaba la magnitud de la Guerra Civil que siguió», afirma. «Una expresión común de la época era que, si llegaba a producirse algún tipo de guerra, sólo se derramaría la sangre suficiente para llenar ‘el dedal de una dama’. Del mismo modo, las estructuras e instituciones democráticas pueden erosionarse muy rápidamente, si un número suficiente de personas decide dejar que ocurra. Queda por ver si los senadores y representantes republicanos de Estados Unidos despertarán algún día y se pronunciarán sobre la degradación de las libertades civiles que su silencio fomenta».. Hoy, ese pequeño dedal podría asemejarse a la creencia de que todo volverá a la normalidad por sí mismo o que «solo son protestas» y no un asalto al sistema. Además, Erik Larson resalta el papel que juegan los medios de comunicación en el instigamiento de estas situaciones, tanto ayer como hoy: «Los periódicos de la época de la Guerra Civil tomaban partido y hacían evidente de qué lado estaban. Hoy en día, los fabulistas y la prensa de derechas, concretamente Fox News, tratan continuamente de ampliar la brecha política. Pero incluso el conservador Wall Street Journal se ha posicionado en contra de algunas de las tonterías de Trump o MAGA».. «Mi modo por defecto ahora es la sospecha. De ahí la importancia de mantener una prensa libre, sin restricciones». Este efecto de los medios en la población juega un papel fundamental, aunque, a estas alturas, Larson ya ve matices en su influencia: «La desinformación es una fuerza poderosa en la vida política de Estados Unidos y del mundo. Sin embargo, creo que todos nos hemos vuelto mucho más precavidos ante ella y más capaces de detectarla. Al menos eso espero. Mi modo por defecto ahora es la sospecha. De ahí la importancia de mantener una prensa libre y sin restricciones».. El demonio de la inquietud no es solo una crónica del preludio de una guerra. Es también un espejo incómodo donde Estados Unidos -y quizá también el resto del mundo- puede reconocerse en estos momentos. Larson no ofrece moralejas ni mensajes poéticos, pero sí un aviso: las sociedades no se rompen de un día para otro, sino que se desgastan poco a poco entre discursos incendiarios, silencios cómplices y la normalización de lo que un día fue impensable. Hoy, como entonces, no hacen falta ejércitos que invaden las calles para que se produzca el colapso de una democracia. A veces basta con no hacer nada.
La Lectura // elmundo
Lo que parecía imposible se volvió inevitable en cuestión de semanas: una guerra civil que provocó la muerte de 750.000 ciudadanos. Lo cuenta el aclamado escritor Erik Larson en un libro con claros paralelismos con el presente. «La lección es que cuando la gente empieza a decir locuras hay que tomárselas muy en serio», afirma Leer
Lo que parecía imposible se volvió inevitable en cuestión de semanas: una guerra civil que provocó la muerte de 750.000 ciudadanos. Lo cuenta el aclamado escritor Erik Larson en un libro con claros paralelismos con el presente. «La lección es que cuando la gente empieza a decir locuras hay que tomárselas muy en serio», afirma Leer