Alrededor de 1870, justo antes de caer en la locura, el poeta Friedrich Hölderlin se cuestionaba si los poetas eran imprescindibles en «épocas de penuria». La inquietud que nos acompaña es: ¿qué implica vivir en un tiempo de precariedad? Y lo que resulta aún más inquietante es: ¿acaso nuestro mundo es uno de esos casos? Casi cincuenta años más tarde, Martin Heidegger abordó este tema en su ponencia titulada ¿Para qué poetas? En esta obra, el filósofo alemán describió nuestra época como un «ocaso», un periodo que «se dirige hacia su oscura noche». Una noche, afirmaba que «se extienden sus oscuridades» y que está marcada por la «ausencia de dios.» Sin embargo, lo que caracteriza nuestra escasez no es solo que nos hemos vuelto huérfanos de deidades o de un único dios. Ella está afectada por el hecho de que ni siquiera nos demos cuenta de esa falta.
Transformar nuestras bases no implica adoptar ilusiones revolucionarias ni aferrarse de manera nostálgica al pasado. En realidad, significa reaprender. Aprender a vivir en nuestros entornos y a interactuar con otras personas y el entorno.
Alrededor de 1870, justo antes de caer en la locura, el poeta Friedrich Hölderlin se cuestionaba si los poetas eran imprescindibles en «épocas de penuria». La inquietud que nos acompaña es: ¿qué implica vivir en un tiempo de precariedad? Y lo que resulta aún más inquietante es: ¿acaso nuestro mundo es uno de esos casos? Casi cincuenta años más tarde, Martin Heidegger abordó este tema en su ponencia titulada ¿Para qué poetas? En esta obra, el filósofo alemán describió nuestra época como un «ocaso», un periodo que «se dirige hacia su oscura noche». Una noche, afirmaba que «se extienden sus oscuridades» y que está marcada por la «ausencia de dios.» Sin embargo, lo que caracteriza nuestra escasez no es solo que nos hemos vuelto huérfanos de deidades o de un único dios. Ella está afectada por el hecho de que ni siquiera nos demos cuenta de esa falta.