No es plomo todo lo que reluce en este Duelo al sol. Una controversia literaria (Ed. Renacimiento) que han escrito a dos manos el poeta, editor y librero de viejo Abelardo Linares y el escritor, crítico literario y profesor José Luis García Martín. Se hablaba aquí la semana pasada de El tiempo recobrado. En ese último tomo el narrador, Marcel, hace su arqueo. Lo propicia el reencuentro con el «gran mundo» parisino que le hizo suspirar de joven: duquesas, banqueros y notables son ahora un elenco decrépito de afásicos e idiotizados por sus vicios, la mayoría con un pie en la sepultura. La visión de esa devastación favorecerá, no obstante, el milagro: esa misma mañana decide recobrar el tiempo perdido y escribir la vida (la novela) de todos ellos, incluido él.. Ese Duelo al sol (guiño irónico a la película de King Vidor) trata también, principalmente, del tiempo ido y de nuestro pobre mundillo poético español.. ALinares y GMartín son muy diferentes, pero tienen en común algunas cosas. En primer lugar su interés por la literatura y, de manera especial, por la poesía española de los últimos cincuenta años. A ambos les gusta hablar de ello, en realidad disputarse la razón, sin que se vea a ninguno de los dos, irreductibles, dar su brazo a torcer. ALinares ha sido también el editor de dos mil libros. La doble condición de librero de viejo y editor ha hecho de él un sheriff relativista. Haber escrito dos mil reseñas ha convertido a GM. en un cazarrecompensas justiciero que dejó de hacer muescas en la culata de su colt 45 hace también cincuenta años, cuando advirtió que tendría que cambiar de pistolas cada año para seguir con esa costumbre.. La manera que tienen de disputar no puede ser tampoco más diferente. ALinares encarnaría la expresión que Ferlosio dio en llamar, inspirándose en Oliver Hardy y Stan Laurel, «cargarse de razón», permitir que el antagonista incurra en ingenuidades o chifladuras, para mejor dar cuenta de él. GM. es, por su parte, de la escuela de Valle Inclán, el del «eso que usted me va a decir es mentira».. Son también dos escritores opuestos: uno es liberal y el otro partidario (ya vergonzante) de Hugo Chávez; uno profesa en la lírica (solo ha escrito cuatro libros de poemas íntimos) y el otro en la épica (con más de setenta en toda clase de géneros). Si sus lectores ya conocían todo o casi todo lo que nos cuenta de él GM., casi todo lo del discreto ALinares hace desear unas memorias suyas (que nunca escribirá). En términos tenísticos: AL. sirve y GM. resta, uno lleva la iniciativa y el otro devuelve.. En estos coloquios no hablan propiamente de poesía, sino más bien del que luce o ha lucido alguna estrella en el escalafón. Comparecen unas docenas de poetas. De la mayoría puede decirse que están ya en el sic transit gloria mundi; otros aguardamos en la sala de espera. Nos han tratado a casi todos, de muchos son o han sido amigos. AL. ha editado a la mayoría, y de la mayoría ha escrito GM., quien como buen lector de Pessoa sabe que bien pudiera ser recordado más que por aquellos a los que dio impulso, por aquellos otros a los que maltrató, incomprendió o ignoró.. «La literatura», dice ALinares a su contrincante, «nos ha dado a ti y a mí infinitamente más de lo que nosotros le hemos dado a ella, y tenemos que estar agradecidos». Queda por último decir que esas balas que van de uno a otro (tan «jajaja» y tan «no me hagas reír») no todas son de plomo, muchas son torpedos a la línea de flotación en la conciencia, que hace que nos preguntemos también, como Marcel, en qué hemos perdido la vida.. «La literatura», no obstante, le dice ALinares a su contrincante al final del libro, «nos ha dado a ti y a mí infinitamente más de lo que nosotros le hemos dado a ella, y tenemos que estar agradecidos. Estas páginas en las que revolvemos y trasteamos en las cenizas buscando las brasas, son quizá un socorrido modo de testimoniar nuestro agradecimiento».. Y esta hoja es el de quienes les reconocemos su larga, intensa y literaria vida. Al fin y al cabo, no hay tiempo perdido si puede recobrarse, y a ALinares debemos la maravillosa imagen de la vida: un castillo de arena levantado en la playa por un niño. La marea se lo llevará, cierto, pero no la ilusión que pusimos en tal fábrica.
La Lectura // elmundo
En ‘Duelo al sol’ el editor Abelardo Linares y el crítico José Luis García Martín dirimen una controversia literaria, uno en el papel de un sheriff relativista, el otro en el de un cazarrecompensas justiciero Leer
En ‘Duelo al sol’ el editor Abelardo Linares y el crítico José Luis García Martín dirimen una controversia literaria, uno en el papel de un sheriff relativista, el otro en el de un cazarrecompensas justiciero Leer