En tono mesiánico, Donald Trump prometió a Estados Unidos una nueva edad de oro. Por tanto, sería hora de redescubrir ‘América’, ese retrete de oro de 18 quilates creado en 2016 por Maurizio Cattelan (Padua, 1960) y que fue robado en 2019. Sin embargo, para el artista conceptual la época dorada comenzó hace décadas, cuando sus obras empezaron a cotizarse al alza en el mercado del arte y, recientemente, con la subasta en Sotheby’s por 6,2 millones de dólares de su plátano pegado a un pared con un trozo de cinta adhesiva, titulado ‘Comediante’. Pero también conoció la época del carbón, cuando, en su infancia, su madre le decía: «Baja y súbelo del sótano». La autorrepresentación que hace de sí mismo cuando era niño todavía tiene algo de inconfesable.. ¿Hay un momento en que ese recuerdo se convierte en una pesadilla?. Nunca lo fue, sólo es un recuerdo claro. Ese carbón representaba la realidad, y quizás me enseñó a vivir con el peso de las cosas sin hacer de ello un drama. La pobreza nunca te abandona, es como una sombra: cuanto más te alejas, más se alarga.. Ahora le sería imposible volver a ser pobre, pero ¿le afecta de alguna manera la pobreza de los demás?. No creo en los grandes gestos, sino en lo que se puede hacer sin hacer ruido, con sencillez. Mi acto de caridad hacia los demás es dejar espacio: espacio para hablar, espacio para existir, espacio para ser visto. A veces es más útil que cualquier otra cosa.. ¿Le preocupa la pobreza intelectual de una sociedad brutalizada por las redes sociales?. Más que la pobreza intelectual, lo que me preocupa y me asusta es la indiferencia hacia ella. Las redes sociales no son el problema, son sólo un espejo: amplifican la superficialidad, pero también el deseo de profundidad, si se sabe buscar.. Todo lo que hace se vuelve viral, es como si el artista se hubiera convertido en una marca…. Es una consecuencia, no un objetivo. Volverse viral significa que sabes cómo jugar con el sistema, pero el verdadero juego es crear algo que exista incluso cuando la viralidad muere. El arte es una grieta en el sistema, no sólo un producto.. El artista se ha convertido en un fetiche, y muchas veces es él quien consigue satisfacer su propio narcisismo haciendo que el coleccionista pague.. Hoy el artista corre el riesgo de ser una marca, vendiendo su propio narcisismo más que sus obras. Pero el verdadero arte va más allá: es expresión y ruptura del sistema que lo celebra.. ¿Qué es más útil a la sociedad, el artista o su arte?. El artista como individuo es marginal, es su arte lo que es útil: abre espacios de reflexión, rompe patrones, cuenta lo que no se ve. El artista pasa, el arte permanece.. El coleccionista que compró su famoso plátano, Justin Sun, es un caballero muy, muy controvertido…. Una vez que una obra sale de mi estudio, ya no me pertenece. Me interesa el diálogo que puede generar, no tanto quién lo posee. El arte, después de todo, nunca pertenece realmente a nadie: pertenece a quienes lo miran.. ¿Realizaría una exposición en la Rusia de Putin?. Aceptar significaría transformar el arte en un gesto político. Lo haría sólo si pudiera abrir un diálogo, nunca para legitimar un sistema que niega la libertad. El arte no debe ser cómplice.. Con Trump parece que la cultura ‘woke’ está retrocediendo, que ha llegado a su punto álgido. ¿Sigue siendo necesario ese impulso?. La cultura woke no debe detenerse, sino evolucionar. Todavía es necesario impulsarla, pero sin convertirla en un dogma. Debe volver a ser diálogo, no imposición.. Nos encontramos con Cattelan en Milán, en la Fundación ICA donde, junto a Marta Papini, ha comisariado una exposición que reúne las obras de dos artistas ya fallecidas pero poco conocidas: la austriaca Birgit Jürgenssen (1949-2003) y la italiana Cinzia Ruggeri (1942-2019), que entablan un diálogo póstumo.. Ha habido muchos ‘ismos’ en el arte. ¿Cree que estamos hoy ante un ‘mujerismo’, dada la reivindicación de las mujeres artistas desde hace algún tiempo?. Hablar de mujerismo es reduccionista y corre el riesgo de trivializar una reflexión necesaria. Las mujeres han estado invisibilizadas en la historia del arte durante siglos, por lo que esto no es un ismo sino una compensación histórica. La genialidad de artistas como Cinzia Ruggeri y Birgit Jürgenssen reside en su mirada única: una nueva gramática para describir el cuerpo y el mundo. La brillantez no se puede medir, se percibe. La comparación entre ellas es un diálogo entre dos visiones que, aunque diferentes en el lenguaje, comparten la capacidad de desafiar los códigos de la feminidad y la sociedad. Ruggeri transformó la moda en arte, creando objetos que redefinen la vida cotidiana con ironía e imaginación, mientras que Jürgenssen utilizó el cuerpo como terreno de subversión, a través de fotografías y obras que desenmascaran el poder de las convenciones sociales y de género. Ambas hicieron político lo personal, redefiniendo el arte como un espacio de crítica y transformación, entre el juego y la subversión.. Sin embargo, en el mundo del arte, que parece tan abierto, persisten focos de misoginia. ¿Cuánto machismo residual queda todavía en usted?. El machismo es como un polvo fino que se posa sobre todos, incluido yo. No creo que sea inmune a ello, pero trato de reconocerlo, cuestionarlo y, cuando es necesario, reírme. Es un trabajo que nunca termina.. Del archivo de Cinzia Ruggeri proceden las decenas de zapatos expuestos alineados en el suelo, que para ella eran un oscuro objeto de deseo. ¿El fetichismo forma parte de sus fantasías?. Es inevitable, todo deseo se aferra a un detalle, a un símbolo, a una obsesión. No es sólo parte de las fantasías, sino también parte del proceso creativo: encontrar el detalle que lo abarca todo.. Ambas artistas insisten en la representación de manos y pies, mientras que Ruggeri dijo que lo primero que le llama la atención en una persona son los ojos…. En esta exposición, manos, pies y ojos describen el cuerpo como vehículo de identidad y relación. Los ojos forman el primer juicio, pero las manos y los pies describen el hacer y el arraigo en el mundo: fragmentos que orientan lo que somos hacia el otro. Aquí, cada detalle del cuerpo se convierte en un símbolo universal, capaz de evocar tanto la fragilidad como el poder de la experiencia humana.. Si se mira en el espejo de Ruggeri con esas manos que parecen querer agarrarle, ¿qué opinión estética y moral sacaría de sí mismo?. Veo un equilibrio precario entre forma y contradicción y me percibo como estéticamente anónimo, luchando moralmente con mis límites. Quizás esas manos nos recuerden que no podemos escapar de nosotros mismos.. El título de esta exposición (’Lonely are all bridges’) nos habla de puentes solitarios. ¿Usted en qué punto se encuentra?. Me veo en el medio, en el punto más vulnerable, donde todo es incierto. Desde aquí puedo mirar tanto hacia delante como hacia atrás, con la conciencia de que el puente podría derrumbarse en cualquier momento. Pero es precisamente esta precariedad la que hace que cada paso sea significativo: nada se construye sin aceptar el riesgo de perderlo.. Lo mismo ocurre con sus historias de amor, que son el verdadero momento de la verdad. Siempre hay una gota que hace rebosar el vaso. ¿Porque ella es infiel o porque él se vuelve insoportable?. Mis historias terminan porque soy más fiel al trabajo que al amor, siempre presente a medias. Normalmente me dejan: mi desapego y mi obsesión por lo que hago son la gota que colma el vaso.. Todavía en muchos círculos vestir de negro es un código de pertenencia. En Villa Médici, en Roma, se inaugurará este 28 de febrero una exposición sobre la estética del color en la fotografía del siglo XX, comisariada por usted y Sam Stourdzé. ¿Cómo experimenta el color en su vida?. Es un lenguaje poderoso que influye profundamente en nuestras emociones y percepciones. En mi propia vida, lo experimento como un elemento esencial para evocar sentimientos y estimular reflexiones. La exposición ‘Chromotherapia’ explora precisamente esta dimensión, destacando cómo los tonos vivos y saturados pueden transformar lo ordinario en extraordinario, ofreciendo nuevas perspectivas sobre el mundo que nos rodea.. ¿De qué color es su cielo interior en esta etapa vital?. Verde brillante.. Varias veces se representó a sí mismo muerto en sus obras, casi como un exorcismo. Picasso nunca hizo testamento, decía que le haría daño, y que la religión católica, en cambio, nos promete la eternidad.. Representarme como muerto es como poner una elipsis en lugar de un final. No sé si es peor la muerte o la eternidad, pero sé que la idea de seguir para siempre sin transformarme me aterra más que cualquier final.. Por suerte tiene su piscina diaria, esté donde esté (aunque también nada en mar abierto). ¿Qué amistades se hacen en la piscina?. Entre brazada y brazada, conoces a gente extraña, como ese compañero nadador que sólo habla de comida: sus conversaciones son un bufet de ideas.
La Lectura // elmundo
Tras vender su célebre plátano por 6,2 millones, hablamos con uno de los artistas más cotizados del momento. «El artista corre el riesgo de convertirse en una marca, de vender su narcisismo más que sus obras», afirma. Leer
Tras vender su célebre plátano por 6,2 millones, hablamos con uno de los artistas más cotizados del momento. «El artista corre el riesgo de convertirse en una marca, de vender su narcisismo más que sus obras», afirma. Leer