Me cansé tanto de escuchar que las mujeres no podían hacer ciertas cosas que a veces tenía la sensación de vivir entre dinosaurios», nos contaba Marin Alsop (Nueva York, 1956) durante su última visita a España. «A pesar de lo cual, debo reconocer que están sucediendo cosas que hace una década resultarían impensables». Para Alsop, cada orquesta es una presentación a escala del mundo. «Unas veces funciona como reflejo y, otras, a modo de estímulo que propicia cambios en la sociedad», prosigue la primera directora en empuñar la batuta durante la famosa Last Night de los BBC Proms, la única en haber recibido la beca MacArthur, también revolucionaria en lo que se refiere a reconocimiento y caché (cerca de un millón de dólares por cada temporada en la Sinfónica de Baltimore) y asimismo pionera al frente de la Sinfónica de la Radio de Viena.
Con las huestes de la Philharmonia Orchestra de Londres inaugurará, los días 10 y 11 de enero, el ambicioso cartel del Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC). Lo hará, además, acompañada por la solista granadina María Dueñas a propósito del Concierto para violín de Korngold: primero en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas y luego en el de Tenerife, donde defenderá un programa que incluye también una obra reciente, Strum para orquesta de la compositora neoyorquina Jessie Montgomery, y una selección de las suites de Romeo y Julieta de Prokófiev como anticipo a una 41ª edición que, bajo el lema Vibra el alma y con un récord histórico de abonados, ha convocado a artistas de la talla de Hilary Hahn, Lisa Batiashvili, Pinchas Zukerman, Grigori Sokolov, Leónidas Kavakos y Jonathan Nott (para el concierto de clausura).
El director del FIMC, Jorge Perdigón, no ha escatimado tampoco en grandes orquestas: empezando por las anfitrionas, la Filarmónica de Gran Canaria y la Sinfónica de Tenerife, y siguiendo por la NDR Radiophilharmonie, la Camerata Salzburgo, la Sinfonía Varsovia, la Filarmónica de Múnich y la Suisse Romande. Y así, del mismo modo que el año pasado se convocó a los músicos de la Sinfónica de Kiev (para un programa íntegramente ucraniano), esta vez el violinista Michael Barenboim liderará al Ensemble Nasmé, formado por músicos palestinos. «Contrariamente a la idea de que la personalidad de estos conjuntos procede del aura del podio, la singularidad del sonido depende del colectivo, que es a la vez una suma de calidades individuales», reflexiona Alsop. «Para exprimir todo este potencial, unos recurren a la autoridad y otros al compromiso y a la motivación personal».
«Para exprimir el potencia de una orquesta, unos recurren a la autoridad y otros al compromiso y a la motivación personal»
Cierto sector de la crítica especializada habría señalado que, en su empeño por alcanzar una horizontalidad más democrática e inclusiva en cuanto a género, razas y nacionalidades, muchas orquestas han terminado por sacrificar parte de su identidad. «No es un problema de globalización o igualdad mal planteada, sino de agenda y plena dedicación», asevera la maestra. «Hoy en día los directores no ejercen su titularidad más que unas 10 ó 12 semanas al año, lo cual resulta insuficiente para construir un sonido distintivo y único. Pero voy más lejos: ni siquiera considero que esa forma tan particular de tocar, y hablo de los metales que dieron fama a los músicos de Chicago o las cuerdas inconfundibles de Filadelfia, sea completamente fiel al compositor en cuestión». Y remacha: «Creo sinceramente que deberíamos superar esa filia. Brahms tiene que sonar a Brahms. Y Mozart, a Mozart».
Asegura Alsop, todo un referente para la nueva generación de directoras y madrina en la sombra de jóvenes talentos, que no existe una manera de dirigir característica de las mujeres, eso que en ocasiones se ha venido en llamar sonido femenino. «El gesto nunca hace al director, lo que cuenta es la preparación, la sensibilidad y la actitud al margen de las viejas convenciones. No hay mejor argumento que ver a una mujer en el podio. Ahí se acaban las preguntas». Con frecuencia se dice de algunas maestras (como Alondra de la Parra, ahora al frente de la ORCAM), que bailan en el podio. «Hablo mucho de esto con mis alumnas porque todo lo que hacemos genera una reacción. Un apretón de manos fuerte de una mujer es interpretado como un síntoma de rigidez, y no de fortaleza. Y, al revés, lo demasiado florido es percibido como ligero, y no como un signo de delicadeza».
Hace tres años, dos jóvenes directoras españolas, Irene Delgado-Jiménez y Julia Cruz, fueron premiadas por la fundación de la Taki Alsop Conducting Fellowship. «Por lo que me cuentan, y he podido comprobar yo misma, el público español es muy abierto, acogedor y receptivo a los cambios», celebra Alsop. «Pero todavía queda mucho trabajo por delante hasta alcanzar una paridad plena. Y eso pasa también por reconocer que a las directoras se las juzga de manera más severa y de acuerdo a unas expectativas muy difíciles de cumplir. Tienen que ser extraordinarias en todo: empezando por su apariencia y terminando por su desempeño profesional. La verdadera igualdad llegará a las orquestas cuando haya directoras simplemente buenas que sean aceptadas por el público y la crítica sin necesidad de ser agotadoramente excepcionales las 24 horas del día».
A su regreso de las islas, Alsop, Dueñas y los músicos de la Philharmonia continuarán su gira española por Madrid (12 de enero, en el Auditorio Nacional de Madrid, dentro del ciclo Ibermúsica) y Barcelona (día 13, en el Palau de la Música), donde sonará por primera vez la obra de Montgomery, concebida originalmente para quinteto de violonchelos. «A lo largo de mi carrera he tenido la inmensa fortuna de enfrentarme a casi todas las partituras importantes que soñaba dirigir de niña», se sincera la maestra de 68 años. «Además de estrenar obras contemporáneas que permiten ensanchar el horizonte de nuestro presente más inmediato y arrojar luz sobre el futuro, me encantaría poder dedicar más tiempo a la ópera». ¿Algún título en concreto? «Si me dieran a elegir, me gustaría dirigir desde el foso Le Grand Macabre de Ligeti, una de mis óperas favoritas».
La Lectura // elmundo
El maestro neoyorquino inaugura el XLI Festival de Música de las Islas Canarias, dirigiendo la Orquesta Filarmónica, con María Dueñas como solista en el ‘Concierto para violín’ de Korngold.
El maestro neoyorquino inaugura el XLI Festival de Música de las Islas Canarias, dirigiendo la Orquesta Filarmónica, con María Dueñas como solista en el ‘Concierto para violín’ de Korngold.