Recuerda Marcos Morau (Ontinyent, 1982) estar enterrando a su padre e, incluso allí, en el funeral, percibir belleza. Una belleza oscura, la misma que se da en los accidentes de carretera o de aviación, cuando por encima de la tristeza y la catástrofe se intuye una composición, una tensión, una extraña armonía.. Esa capacidad para hallar lo sublime en sitios extraños es una de las señas de identidad de La Veronal, la compañía de danza que dirige Morau desde que la fundase en 2005. Por su trabajo ha sido reconocido con el Premio Nacional de Danza en 2013, así como con el título de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. Además, encabeza las nominaciones a los Premios Max, que se entregan el próximo día 16 en Pamplona, con ocho candidaturas por ‘Afanador’. «Creo que los Max están genial y bienvenidos los que vengan, pero para mí el premio está siendo, como siempre, poder compartir los trabajos con el público, no sólo de España, sino también de fuera», asegura el director y coreógrafo.. Así, a la espera de la ceremonia de Pamplona, Morau presenta en los Teatros del Canal de Madrid el estreno en España de ‘Cathedral’, una pieza para el Scapino Ballet de Rotterdam (Holanda) en la que ahonda en la búsqueda de lo bello en lugares incómodos, en este caso la deshumanización. «Cathedral’ es hermana de una pieza mía de La Veronal, ‘Pasionaria’. Ambas me atraviesan en un momento vital donde me cuestiono el futuro, hacia dónde van el tipo de relaciones, el tipo de sociedad, el tipo de humanidad y el tipo de desapego emocional que estamos sufriendo». Con música de Arvo Part, el espectáculo que llega a Madrid recupera una inquietud que prendió en Morau hace seis años, relacionada con los androides «y la sociedad autómata».. Un lugar muy diferente a este otro donde se encuentra ahora. «Lo he abandonado», dice sobre su antiguo posicionamiento. «Ahora mismo, mi última creación, la danza de la Muerte, ‘Totentanz – Morgen ist die Frage’, que se pudo ver en el Reina Sofía de Madrid, es ya la celebración de la banalidad de la muerte», subraya. «Ya somos directamente cómplices de la muerte ajena con total impunidad. Y estamos asistiendo a cosas que jamás pensaríamos que íbamos a permitir y que están sucediendo. Digamos que ahora mismo la muerte nos ha ganado la partida y no nos importa, de alguna manera, no tenerla ni en cuenta. Creo que cambia mucho el pasar de pensar en un futuro desesperanzador a hacerlo sobre una muerte que ya lo ha arrasado todo».. ‘Afanador’, por el contrario, se sitúa en un espacio plástico que bebe de la obra del fotógrafo de moda colombiano Ruven Afanador (Bucaramanga, 1959). Cuando se le ocurrió trasladar su universo a las tablas, supo que tenía en las manos «un diamante», porque Morau es también fotógrafo y conocía bien su trabajo. Así que se fue a Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España (BNE). «Sólo hay una compañía de danza española en el mundo, que la tenemos en Madrid, y pensé que ninguna mejor que ésta para intentar darle movimiento a estas fotos», rememora aquel momento. «Esta compañía, que hace algo que sólo se hace aquí, puede exportar lo que algunos llaman la Marca España, pero bajo una lente de vanguardia o contemporánea». De este modo, en ‘Afanador’ se ve «un tablao flamenco, unos números de danza española, unos músicos y cantaores, zapatos de tacón, mantones, batas de cola… Pero todo bajo una mirada que nos acerca mucho más a la vanguardia o al presente».. Morau habla desde una posición que no es la habitual. «El hecho de que yo no sea bailarín y esté moviéndome en un circuito del mundo de la danza, más performativo o teatral, me da cierta libertad. Yo no tengo códigos, me los he tenido que inventar. Porque no vengo del teatro, ni de una familia teatral, ni soy un ex-bailarín de una gran compañía. Vengo de la escena independiente, y a partir de ella he crecido o he llegado a la ópera de París y a las grandes compañías, pero todo ha sido gracias a un trabajo de investigación, de constancia y, sobre todo, de curiosidad. Es lo que nos mueve a los artistas: el estar en contacto con la sociedad, con la política, con las demás disciplinas artísticas. Consumir todo lo que te pueda venir bien para no perder el vínculo con lo que está ocurriendo afuera».. Y afuera hay, precisamente, funerales y accidentes: «Creo que la belleza hoy en día está mutando, es un concepto que va evolucionando y que va desafiando a las personas que creemos saber lo que es. Lo que sucede es que quien llega antes de tiempo tiene que esperar en lugares incómodos donde surgen preguntas: ¿Me he anticipado a mi tiempo o no? Cuando llegaba Rosalia con las uñas largas, ¿era una mamarrachada o una modernez que se iba a imponer? Quien descubre nuevas cosas antes tiene que saber que no toda la sociedad va a estar preparada para estar ahí».
La Lectura // elmundo
El director de la compañía de danza La Veronal lidera las nominaciones a los Premios Max con ‘Afanador’ y presenta en España ‘Cathedral’, junto a la Scapino Ballet Rotterdam Leer
El director de la compañía de danza La Veronal lidera las nominaciones a los Premios Max con ‘Afanador’ y presenta en España ‘Cathedral’, junto a la Scapino Ballet Rotterdam Leer