Ludwig Wittgenstein nunca fue muy dado a la sentimentalidad. Y, de hecho, una de sus más conocidas sentencias, «De lo que no se puede hablar, hay que callar», parece contradecir la publicación de Los Wittgenstein, una familia en cartas, que acaba de presentar, entre nosotros, Acantilado en edición de Brian McGuinness y Radmila Schweitzer. Pero nada hay aquí de trivial. Al contrario, en esta correspondencia asistimos al despliegue del mundo moral y de los fundamentos culturales y estéticos que encuadran la vida y la obra del filósofo vienés.. Traducción de Isidoro Reguera. Acantilado. 352 páginas. 24 €. Puedes comprarlo aquí.. De la lectura de este libro emergen los claroscuros de un tiempo y de una época enfrentada a los cambios sísmicos de la modernidad. Pero también la asunción de una ética privada que le llevaron, en palabras de Brian McGuinness, a «elegir siempre el camino más difícil y la intolerancia (cuanto más cercanos los familiares, más acentuada) hacia todo lo que se considerase debilidad moral». Precisamente las misivas del filósofo nos revelan a un hombre en desacuerdo con su linaje, pero a la vez heredero de una tradición que actúa como una sombra del desarraigo.. Pero nos equivocaríamos si leyésemos este libro como una mera hagiografía del desapego. En estas cartas laten las contradicciones de una familia a la vez privilegiada y maldita, como corroboran el suicidio de tres de sus hermanos, la carrera como pianista de Paul, truncada por una herida de guerra, y la lucha de Ludwig con el peso de un legado excesivo. Por ello insiste McGuinness en que «Wittgenstein se empeñó en llevar su propia vida». Necesitaba sobrevivir. O, mejor aún, necesitaba ofrecer algo a la humanidad para poder dotar de sentido a su propia vida. No en vano, una vez se definió a sí mismo como «un coleccionista de personas buenas».. Al final, de lo que aquí se trata es de un libro sobre las sombras y las luces humanas. A través de sus fragmentos y de los ecos de unas voces que nos hablan también a nosotros, emergen una serie de vidas atrapadas en el ámbar de la memoria. Su lectura debería apelar a cualquier lector culto y sensible. Retrato de una familia aristocrática y atormentada, fruto de la gran Viena y de su crisis finisecular, Los Wittgenstein, una familia en cartas nos muestra uno de los rostros posibles de Europa y también nos enseña cuál es el filo y el peligro de la historia cuando todas nuestras certezas se reducen a cenizas.
La Lectura // elmundo
En esta correspondencia, que engloba todos los dramas del turbulento siglo XX, asistimos al despliegue del mundo moral y los fundamentos culturales y estéticos que encuadran la vida y obra del filósofo Ludwig y de sus hermanos Leer
En esta correspondencia, que engloba todos los dramas del turbulento siglo XX, asistimos al despliegue del mundo moral y los fundamentos culturales y estéticos que encuadran la vida y obra del filósofo Ludwig y de sus hermanos Leer