Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925- Madrid, 2000) perdió a su única hija, Marta, a causa del sida en 1985, cuando ésta tenía 29 años. Tras aquella muerte, concibió ‘Caperucita en Manhattan’ (1990), una fábula que actualizaba el cuento en la ciudad de Nueva York y que terminó convirtiéndose en su libro más popular. Lucía Miranda (Valladolid, 1982) tenía 13 años cuando se lo regaló su madre en una visita a la Feria del Libro de Madrid, donde se lo firmó la propia autora. Ella, como muchas otras mujeres (y hombres también), encontró en la autora de ‘Entre visillos’ un referente en un mundo literario dominado mayoritariamente por la masculinidad. La conmemoración del centenario de la escritora subraya su importancia en la configuración de estas generaciones. Así se podrá comprobar en el Teatro de la Abadía de Madrid, donde su director, Juan Mayorga, ha programado un ciclo que arranca el próximo jueves con la versión escénica que ha hecho Miranda de ‘Caperucita…’ y que se completa con montaje de ‘El cuarto de atrás’, con versión de María Folguera, dirección de Rakel Camacho y un reparto encabezado por Emma Suárez. Además, el Instituto Cervantes acoge el 11 de febrero una lectura dramatizada del cuento ‘El otoño en Poughkeepsie’ (donde Martín Gaite recrea su estancia en Nueva York tras la muerte de Marta) a cargo de Isabel Ordaz y dirección de Beatriz Jaén.. «Había un concepto muy bonito de Carmen Martín Gaite, que ya lo glosó en distintos momentos. Ella decía que se ponía a la búsqueda de interlocutor. Entonces, ¿qué mejor lugar para buscar interlocutor que un escenario?», dice Juan Mayorga, que enhebra de este modo los textos de la autora con la puesta en escena de los mismos. «Yo creo que los creadores teatrales, y en particular los actores, salen a la búsqueda de ese interlocutor que es el espectador con el que dialogan», reflexiona. «De forma que la palabra de Carmen Martín Gaite -que también probó el teatro, por cierto- creo que tiene una vocación teatral, una vocación de presentarse en la Asamblea. Y lo que ocurre en estos dos espectáculos, además, es que están en manos de dos directoras jóvenes e importantes, como son Lucía Miranda y Rakel Camacho, al frente de elencos también muy importantes».. En el caso de ‘Caperucita en Manhattan’ es Carolina Yuste quien da vida a Sara Allen, la protagonista. En su peripecia por la Gran Manzana en busca de su abuela se topará con una mendiga, un pastelero lobuno y otros muchos personajes que Miranda colorea con intensidad. «Se trata de una obra que es un cuento de hadas y que, al mismo tiempo, esconde de algún modo un duelo», explica Mayorga. «Eso hace que sea un espectáculo que yo creo que va a ser muy convocante. Ya lo está siendo. Y estamos muy contentos de haber hecho esta apuesta como una de las más importantes de nuestra temporada… Su diálogo con ‘El cuarto de atrás’ construye un muy interesante díptico. Cada una de estas piezas resignifica la otra. Siendo una, efectivamente, un cuento de hadas y la otra, si se quiere, una obra de indagación más íntima y de exploración de mundos interiores, invito a los espectadores a asistir a una y a otra. Y, probablemente, cada una va a lanzar una luz y una sombra sobre la otra».. La aproximación de Lucía Miranda se centra en diversos aspectos que Martín Gaite dejó por escrito en su novela. «En primer lugar, lo que uno quiere ser y lo que le dejan ser», destaca. «Esta idea que está desde cuando eres pequeña: la lucha con la vida adulta y tu deseo infantil-adolescente de ser algo y que no te lo permiten. También se ve cuando eres mayor, que tienes unos deseos de ser o hacer algo pero hay una sociedad, una normatividad, que no te lo permite y tienes que ser muy libre para poder lograrlo».. «Después, hay un reclamo de la ciudad como uso del espacio público, de la mujer habitando la ciudad sin miedo», prosigue la directora. «Todos los protagonistas principales y poderosos son mujeres: la abuela, Miss Lunatic (que es la mendiga que recorre la ciudad), Sara Allen… Y eso también es súper vigente, porque seguimos caminando la ciudad con miedo. Yo no imagino a una joven por la noche en un paseo por Central Park y Carmen ya lo propuso en los años 90. De ahí lo de darle la vuelta al relato del miedo inculcado. Porque igualmente se pregunta cuán necesario es este relato del miedo y hasta dónde se da la pelea entre la libertad y el miedo».. Una pugna que la escritora vivió desde dentro. «Para mí, la obra es la duda de Carmen frente a su hija», sentencia. «¿Le dio demasiada libertad o lo hizo bien porque ella tenía que elegir su propio camino? Y yo pienso que es la gran duda que tenemos siempre todos los padres».. Respecto al diseño del espectáculo, «ha habido un trabajo de poner el ojo en no ser ilustrativa», apunta la directora. «Si lo puedo contar con la imagen, ¿para qué lo voy a contar con la palabra? Porque esto es teatro. Y es una pena porque la narrativa de Carmen es preciosa pero si tengo otro lenguaje tengo que usarlo». También ha querido buscar «de qué manera hibridaba el texto de Carmen con la puesta en escena». En este caso, la narradora es Carolina Yuste, «pero lo hace desde una especie de ‘slam poetry’ muy neoyorquina que también creo que tiene que ver con la poesía de Carmen. Carmen escribió mucha y era una poesía para ser recitada en voz alta. Era una gran recitadora y hacía unos ‘shows’ de miedo».. Igual que Carmen Laforet, Ana María Matute y tantas otras autoras, Martín Gaite es celebrada hoy como una figura fundamental de las letras en español, aunque no siempre estuvo en primer plano, lamenta Mayorga: «No descubro nada si digo que ha habido un sistemático arrinconamiento y silenciamiento de las voces femeninas. Y por eso es tan importante este redescubrimiento, esta valoración y esta escucha que se está haciendo. Para nosotros es muy importante que estos espectáculos estén precisamente en manos de mujeres». Miranda asiente: «No sé si ellas murieron siendo conscientes de lo imprescindibles que han sido para toda una generación. Me parece que habría que homenajearlas muchísimo más. Y tenerlas muchísimo más en cuenta, que era una cosa de la que yo me quejaba cuando era chavala».
La Lectura // elmundo
Juan Mayorga programa en la Abadía un homenaje a la escritora, cuyo centenario se celebra este año, y lleva a las tablas ‘Caperucita en Manhattan’ y ‘El cuarto de atrás’. Leer
Juan Mayorga programa en la Abadía un homenaje a la escritora, cuyo centenario se celebra este año, y lleva a las tablas ‘Caperucita en Manhattan’ y ‘El cuarto de atrás’. Leer