Liana Badr (Jerusalén, 1950) no ha parado de escribir desde los 12 años, cuando siendo una niña en la ciudad de Jericó, en Cisjordania, enviaba relatos a la prensa local. Su sueño era ser pintora, pero convertirse en refugiada de la noche a la mañana en 1967, tras la guerra de los Seis Días, le hizo abandonar los pinceles y consagrarse a la literatura. “He contado siempre lo que pasaba en Palestina a través de los ojos de sus mujeres”, dice, casi a modo de presentación, al comenzar esta entrevista en Casa Árabe en Madrid, donde inauguró el lunes un ciclo de conferencias universitarias.. Las palestinas de sus novelas, que no se han traducido aún al español, encarnan el exilio, la rebeldía ante las discriminaciones sociales, la fuerza para defender su familia y no renunciar a la tierra, pero también el miedo diario a la ocupación israelí. En todas ellas hay retazos que recuerdan a la vida de Badr, que fue refugiada en Jordania, Líbano, Siria y Túnez y vive en Ramala desde 1994. “Las mujeres palestinas son más fuertes que los hombres en general. Ellas tienen la responsabilidad de la casa, de los campos, de la familia, de preparar la comida… Son todo, pero están marginadas siempre”, lamenta.. Bastan unos minutos con esta escritora, poeta y directora de cine para darse cuenta de que para algunos creadores no poder despegarse de la realidad es un castigo y un deber. Con gran tristeza y rabia, Badr está ya inmersa en una novela sobre la guerra en Gaza. “Israel está cometiendo un ‘sociocidio’, es decir, quieren aniquilarnos como sociedad”, asegura.. Pregunta. Cuando se va a una gran librería en una ciudad como Madrid cuesta encontrar los libros de autoras palestinas.. Respuesta. Lo sé. Creo que se debe a varios factores. Primero, la ocupación israelí hace que estemos muy encerrados y aislados y que perdamos contacto entre nosotros y con el mundo. Esto vale para escritores y escritoras. La ocupación hace que nuestra vida se congele y nos pone en una jaula. Y los sentimientos y la creatividad no pueden florecer así. Por otra parte, nuestra sociedad es conservadora. No tanto en las ciudades, donde las mujeres llevan años escribiendo y expresándose, pero sí en comunidades más pequeñas, en las que las palestinas siguen teniendo miedo al desprecio social si alzan la voz y cuentan el mundo tal y como ellas lo ven.. P. Pese a todo, ¿las escritoras palestinas han ido ganando espacios?. R. De 10 años a esta parte sí. Yo estoy sorprendida de ver tantas mujeres trabajando en periodismo y en comunicación. Y a una nueva generación de chicas que se está expresando gracias a los medios digitales y a las redes sociales, donde critican la situación política, pero también el patriarcado, los dictados sociales y familiares. No ha sido nada fácil para las mujeres de mi tierra y no lo es aún, pero están sucediendo cosas positivas.. P. ¿Y en su caso?. R. Yo soy una privilegiada. Mi padre era médico y mi madre maestra y siempre me animaron a escribir y a crear. Después, mi vida adulta ha transcurrido cerca de la Organización para Liberación de Palestina (OLP), donde el papel de las mujeres más o menos se respeta y donde he podido participar en sindicatos, órganos de gobierno y círculos literarios.. P. Su literatura no se despega de la situación política palestina y de sus vivencias personales.. R. Empecé a escribir muy niña. Con 12 años, antes de la guerra de los Seis Días, mandaba relatos a los diarios de Jericó. Pero yo quería ser pintora y la verdad es que no se me daba mal. Pero cuando tuvimos que huir a Jordania, en 1967, lo perdimos todo y me convertí en refugiada de la noche a la mañana, me puse a escribir en serio sobre lo que acababa de ocurrir y seguí hasta hoy. No puedo vivir sin escribir sobre la realidad que me rodea.. Las mujeres palestinas son más fuertes que los hombres en general. Ellas tienen la responsabilidad de la casa, de los campos, de la familia, de preparar la comida. Son todo, pero están marginadas siempre. P. Sus protagonistas son siempre mujeres. ¿Por qué?. R. He contado siempre lo que pasaba en Palestina a través de los ojos de sus mujeres. Escribo sobre sus conflictos internos y externos, sobre sus debilidades y sus logros. En mis libros también hay hombres, pero es cierto que las mujeres son más fuertes. ¿Por qué? Simplemente, porque las mujeres palestinas son más fuertes que los hombres en general. Ellas tienen la responsabilidad de la casa, de los campos, de la familia, de preparar la comida. Son todo, pero están marginadas todo el tiempo.. P. ¿Son mujeres reales?. R. A menudo. Tuve la suerte de vivir en Beirut y de trabajar como periodista en un momento de esplendor de la libertad de expresión. En esos años, iba a los campos de Líbano, a enseñar a leer y escribir a refugiadas palestinas. Yo no podía ser libre sabiendo que había mujeres analfabetas. Me mostraron una forma de hablar diferente, proverbios antiguos maravillosos y una cultura que yo desconocía, porque me había criado en una burbuja. Esas mujeres reales y su manera de ver la vida y afrontar sus problemas protagonizaron mi segunda novela. Nuestro destino como palestinos depende de gente normal, como ellas, no de supermanes.. P. Sus respuestas hacen pensar en el verso de la poeta palestina Fadwa Tuqan: “Esta tierra, hermana mía, es una mujer”. Pero en la práctica y para los dirigentes palestinos, ¿la prioridad ha sido la causa nacional y la igualdad de género ha quedado por detrás?. R. Durante mi exilio, soñé que la revolución palestina también liberaría a las mujeres. Pero cuando volví a Ramala, en 1994, me invadió un gran pesimismo porque vi que la voz de las mujeres seguía escondida. Luego me di cuenta de que las mujeres estábamos construyéndonos silenciosamente. Había muchas palestinas trabajando en la sombra, estudiando, preparándose, encontrándose con ONG, con organizaciones… Y poco a poco se produjo una ola de mujeres: comenzó a haber, por ejemplo, pintoras y escritoras que contaban su historia y lo que veían a través del arte y también mujeres ocupando puestos importantes en el Gobierno.. Vivimos en un caos diario, la ocupación lo dificulta todo y nos hace seres incompletos. Es ya un milagro lo que las mujeres estamos logrando. P. ¿Se puede hablar de una literatura femenina en Palestina?. R. Tenemos un montón de libros escritos por mujeres. Poesía, novelas y ensayos en los que criticamos los dictados sociales, la falta de espacio en la sociedad y el contexto político. A nuestra manera. Pero vivimos en un caos diario, la ocupación lo dificulta todo y nos hace seres incompletos. Es ya un milagro lo que las mujeres estamos logrando. Lo vemos en Gaza ahora, por ejemplo, donde son los pilares de las familias, encarnan la fortaleza y la fe y además siguen trabajando. Muchas como periodistas, por cierto, contando lo que pasa.. Los colonos israelíes han convertido nuestra vida en un infierno. Disparan a la gente, queman olivos, bloquean carreteras. Son brutales, son gánsteres con pistolas que hacen lo que les viene en gana para apoderarse de la tierra. P. Ramala, donde usted vive, no es Gaza, pero la situación también se ha deteriorado mucho en el último año.. R. No podemos movernos de una ciudad a otra, literalmente. Los colonos israelíes han convertido nuestra vida en un infierno. Disparan a la gente, queman olivos, bloquean carreteras. Son brutales, son gánsteres con pistolas que hacen lo que les viene en gana para apoderarse de la tierra. No sé adónde nos dirigimos, realmente, con tanta violencia en todas partes.. P. En Gaza, ¿la lucha también es por la tierra?. R. Sí, pero también está pasando otra cosa: Israel está cometiendo un ‘sociocidio’ en Gaza, es decir, quieren aniquilarnos como sociedad. Un 70% de los edificios está destrozado. Tampoco queda nada de los museos, de las bibliotecas y de todo el acervo cultural e histórico que Gaza poseía. Eran verdaderos tesoros de la Humanidad.. P. ¿Va a escribir sobre Gaza?. R. Estoy inmersa ya en una novela sobre Gaza, donde tengo muchos amigos y además parte de mi familia paterna viene de allá. Es una ficción basada en hechos reales a través de la mirada de las mujeres, como siempre he hecho.. P. Para terminar, ¿qué libro de una autora palestina nos recomendaría?. R. Los poemas y la autobiografía de Fadwa Tuqan, la gran poeta palestina. A través de ella se entienden muchas cosas de lo que pasa en Palestina y del papel y dificultades de sus mujeres.. Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.. Seguir leyendo
La autora, que ha inmortalizado en sus novelas y documentales el exilio, la ocupación y la dominación masculina siempre desde el punto de vista de las mujeres, inauguró un ciclo de conferencias en Casa Árabe
Liana Badr (Jerusalén, 1950) no ha parado de escribir desde los 12 años, cuando siendo una niña en la ciudad de Jericó, en Cisjordania, enviaba relatos a la prensa local. Su sueño era ser pintora, pero convertirse en refugiada de la noche a la mañana en 1967, tras la guerra de los Seis Días, le hizo abandonar los pinceles y consagrarse a la literatura. “He contado siempre lo que pasaba en Palestina a través de los ojos de sus mujeres”, dice, casi a modo de presentación, al comenzar esta entrevista en Casa Árabe en Madrid, donde inauguró el lunes un ciclo de conferencias universitarias.
Las palestinas de sus novelas, que no se han traducido aún al español, encarnan el exilio, la rebeldía ante las discriminaciones sociales, la fuerza para defender su familia y no renunciar a la tierra, pero también el miedo diario a la ocupación israelí. En todas ellas hay retazos que recuerdan a la vida de Badr, que fue refugiada en Jordania, Líbano, Siria y Túnez y vive en Ramala desde 1994. “Las mujeres palestinas son más fuertes que los hombres en general. Ellas tienen la responsabilidad de la casa, de los campos, de la familia, de preparar la comida… Son todo, pero están marginadas siempre”, lamenta.
Bastan unos minutos con esta escritora, poeta y directora de cine para darse cuenta de que para algunos creadores no poder despegarse de la realidad es un castigo y un deber. Con gran tristeza y rabia, Badr está ya inmersa en una novela sobre la guerra en Gaza. “Israel está cometiendo un ‘sociocidio’, es decir, quieren aniquilarnos como sociedad”, asegura.
Pregunta. Cuando se va a una gran librería en una ciudad como Madrid cuesta encontrar los libros de autoras palestinas.
Respuesta. Lo sé. Creo que se debe a varios factores. Primero, la ocupación israelí hace que estemos muy encerrados y aislados y que perdamos contacto entre nosotros y con el mundo. Esto vale para escritores y escritoras. La ocupación hace que nuestra vida se congele y nos pone en una jaula. Y los sentimientos y la creatividad no pueden florecer así. Por otra parte, nuestra sociedad es conservadora. No tanto en las ciudades, donde las mujeres llevan años escribiendo y expresándose, pero sí en comunidades más pequeñas, en las que las palestinas siguen teniendo miedo al desprecio social si alzan la voz y cuentan el mundo tal y como ellas lo ven.
P. Pese a todo, ¿las escritoras palestinas han ido ganando espacios?
R. De 10 años a esta parte sí. Yo estoy sorprendida de ver tantas mujeres trabajando en periodismo y en comunicación. Y a una nueva generación de chicas que se está expresando gracias a los medios digitales y a las redes sociales, donde critican la situación política, pero también el patriarcado, los dictados sociales y familiares. No ha sido nada fácil para las mujeres de mi tierra y no lo es aún, pero están sucediendo cosas positivas.
P. ¿Y en su caso?
R. Yo soy una privilegiada. Mi padre era médico y mi madre maestra y siempre me animaron a escribir y a crear. Después, mi vida adulta ha transcurrido cerca de la Organización para Liberación de Palestina (OLP), donde el papel de las mujeres más o menos se respeta y donde he podido participar en sindicatos, órganos de gobierno y círculos literarios.
P. Su literatura no se despega de la situación política palestina y de sus vivencias personales.
R. Empecé a escribir muy niña. Con 12 años, antes de la guerra de los Seis Días, mandaba relatos a los diarios de Jericó. Pero yo quería ser pintora y la verdad es que no se me daba mal. Pero cuando tuvimos que huir a Jordania, en 1967, lo perdimos todo y me convertí en refugiada de la noche a la mañana, me puse a escribir en serio sobre lo que acababa de ocurrir y seguí hasta hoy. No puedo vivir sin escribir sobre la realidad que me rodea.
Las mujeres palestinas son más fuertes que los hombres en general. Ellas tienen la responsabilidad de la casa, de los campos, de la familia, de preparar la comida. Son todo, pero están marginadas siempre
P. Sus protagonistas son siempre mujeres. ¿Por qué?
R. He contado siempre lo que pasaba en Palestina a través de los ojos de sus mujeres. Escribo sobre sus conflictos internos y externos, sobre sus debilidades y sus logros. En mis libros también hay hombres, pero es cierto que las mujeres son más fuertes. ¿Por qué? Simplemente, porque las mujeres palestinas son más fuertes que los hombres en general. Ellas tienen la responsabilidad de la casa, de los campos, de la familia, de preparar la comida. Son todo, pero están marginadas todo el tiempo.
P. ¿Son mujeres reales?
R. A menudo. Tuve la suerte de vivir en Beirut y de trabajar como periodista en un momento de esplendor de la libertad de expresión. En esos años, iba a los campos de Líbano, a enseñar a leer y escribir a refugiadas palestinas. Yo no podía ser libre sabiendo que había mujeres analfabetas. Me mostraron una forma de hablar diferente, proverbios antiguos maravillosos y una cultura que yo desconocía, porque me había criado en una burbuja. Esas mujeres reales y su manera de ver la vida y afrontar sus problemas protagonizaron mi segunda novela.Nuestro destino como palestinos depende de gente normal, como ellas, no de supermanes.
La escritora palestina Liana Badr, fotografiada este lunes en Casa Árabe, prepara una novela sobre la guerra en Gaza.Álvaro García
P. Sus respuestas hacen pensar en el verso de la poeta palestina Fadwa Tuqan: “Esta tierra, hermana mía, es una mujer”. Pero en la práctica y para los dirigentes palestinos, ¿la prioridad ha sido la causa nacional y la igualdad de género ha quedado por detrás?
R. Durante mi exilio, soñé que la revolución palestina también liberaría a las mujeres. Pero cuando volví a Ramala, en 1994, me invadió un gran pesimismo porque vi que la voz de las mujeres seguía escondida. Luego me di cuenta de que las mujeres estábamos construyéndonos silenciosamente. Había muchas palestinas trabajando en la sombra, estudiando, preparándose, encontrándose con ONG, con organizaciones… Y poco a poco se produjo una ola de mujeres: comenzó a haber, por ejemplo, pintoras y escritoras que contaban su historia y lo que veían a través del arte y también mujeres ocupando puestos importantes en el Gobierno.
Vivimos en un caos diario, la ocupación lo dificulta todo y nos hace seres incompletos. Es ya un milagro lo que las mujeres estamos logrando
P. ¿Se puede hablar de una literatura femenina en Palestina?
R. Tenemos un montón de libros escritos por mujeres. Poesía, novelas y ensayos en los que criticamos los dictados sociales, la falta de espacio en la sociedad y el contexto político. A nuestra manera. Pero vivimos en un caos diario, la ocupación lo dificulta todo y nos hace seres incompletos. Es ya un milagro lo que las mujeres estamos logrando. Lo vemos en Gaza ahora, por ejemplo, donde son los pilares de las familias, encarnan la fortaleza y la fe y además siguen trabajando. Muchas como periodistas, por cierto, contando lo que pasa.
Los colonos israelíes han convertido nuestra vida en un infierno. Disparan a la gente, queman olivos, bloquean carreteras. Son brutales, son gánsteres con pistolas que hacen lo que les viene en gana para apoderarse de la tierra
P. Ramala, donde usted vive, no es Gaza, pero la situación también se ha deteriorado mucho en el último año.
R. No podemos movernos de una ciudad a otra, literalmente. Los colonos israelíes han convertido nuestra vida en un infierno. Disparan a la gente, queman olivos, bloquean carreteras. Son brutales, son gánsteres con pistolas que hacen lo que les viene en gana para apoderarse de la tierra. No sé adónde nos dirigimos, realmente, con tanta violencia en todas partes.
P. En Gaza, ¿la lucha también es por la tierra?
R. Sí, pero también está pasando otra cosa: Israel está cometiendo un ‘sociocidio’ en Gaza, es decir, quieren aniquilarnos como sociedad. Un 70% de los edificios está destrozado. Tampoco queda nada de los museos, de las bibliotecas y de todo el acervo cultural e histórico que Gaza poseía. Eran verdaderos tesoros de la Humanidad.
P. ¿Va a escribir sobre Gaza?
R. Estoy inmersa ya en una novela sobre Gaza, donde tengo muchos amigos y además parte de mi familia paterna viene de allá. Es una ficción basada en hechos reales a través de la mirada de las mujeres, como siempre he hecho.
P. Para terminar, ¿qué libro de una autora palestina nos recomendaría?
R. Los poemas y la autobiografía de Fadwa Tuqan, la gran poeta palestina. A través de ella se entienden muchas cosas de lo que pasa en Palestina y del papel y dificultades de sus mujeres.
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