La Fundación Juan March acoge los sábados por la mañana conciertos, por cierto gratuitos, dentro de una poliédrica programación musical. Un buen momento para quitarse los auriculares y abrir los oídos. Su protagonista habitual es la música clásica, pero saben combinar con destreza lo tradicional con lo experimental. Por eso, a veces se ve algún ceño fruncido entre las butacas. Con todo ello, Bach se lleva el premio al autor más interpretado, hecho que recuerda a las sondas Voyager, que se concibieron para explorar los planetas más allá del sistema solar y, por si se daba un encontronazo con vida extraterrestre, exhibirles la riqueza y buen gusto que tenemos en el Planeta Azul. Para ello, diseñaron una carta de presentación en forma de disco de oro, que contiene sonidos e imágenes de la Tierra. En su apartado musical, el artista más representado, con tres piezas en la ‘playlist’ para marcianos, no es otro que Bach. ¿Por qué será? Este año arranca la Fundación con un ciclo temático sobre la fantasía, que promete sorprender. Y tal vez generar algún ceño fruncido.. En cualquier momento del día es muy recomendable un paseo por la Fundación Masaveu para recorrer la pintura y la escultura del siglo XX español. De sus paredes cuelgan obras de Picasso, Miró, Dalí, Sorolla, o de Tàpies, entre otros, en lo que supone una mirada muy completa sobre todos los movimientos artísticos del siglo pasado. Es difícil no salir satisfecho de la visita y muy fácil recordar lo buen museo que es, a pesar de que poca gente lo conoce aún. En su interior hay cuadros que embrujan, como ‘Issa Beri’, de Miquel Barceló, una marina donde sus criaturas parecen navegar atrapadas sin salida en el lienzo, como Ulises en su Odisea. O el ‘Perro de Goya’, de Antonio Saura, que reinterpreta al can semioculto y revive la eterna duda de si el animal está hundiéndose o intentando salir. Aunque él mismo lo dejó bien claro: «El Perro de Goya es para mí el cuadro más bello del mundo. No hay tal perro, es el propio Goya que se asoma contemplando algo que está sucediendo». La galería guarda una sorpresa visible desde sus diferentes pasillos, la Capilla del silencio, un patio de luces donde una cara enclaustrada del escultor barcelonés Jaume Plensa invita a permanecer callado y desenfundar la cámara del móvil. Aviso: no se pueden hacer fotos.. No todo va a ser Madrid. Si esta lectura te coge en Sanlúcar de Barrameda, recuerda lo afortunado que eres y después, seguramente ya lo habrás hecho, deléitate con una tortillita de camarones en Casa Balbino. Para llegar, sigue el sonido del bullicio en la plaza del Cabildo. El ruido y la cantidad de personas por metro cuadrado no tienen mucho que envidiar a Times Square. Fundada como una tienda de ultramarinos, cada generación la fue modelando hasta llegar a lo que es hoy: un engranaje con impecable género, rigurosa cocina y un eficiente personal. Ferran Adrià dijo que sus tortillitas no eran sólo un plato típico de allí, sino verdaderas obras de arte. La fritura es honesta y crocante. Los sanluqueños las maridan con manzanilla, denominación de origen y perfume oficial de la región. Verás que hacen cola en la hora punta porque saben que merece la pena esperar para estirar la sonrisa.. En el número 16 de la calle Huertas, un Góngora venido a menos alquilaba una casa después de ser desahuciado por su archienemigo Quevedo, quien compró esa vivienda con la simple intención de echarlo de allí. Ya de paso le dedicó una sátira: «Y págalo Quevedo porque compró la casa en que vivías, molde de hacer arpías». Quién quisiera a este señor de casero. Más de cuatro siglos después, esta calle rebosa de tabernas, restaurantes, al menos un karaoke y del sitio que nos ocupa, la coctelería Trocha, el lugar de la caipirinha. Si has estado dos veces allí, probablemente el camarero ya sepa qué te gusta tomar y con cuántos hielos. Su ambiente acogedor, además de tener la fama de preparar las mejores caipirinhas, lo hacen un imprescindible en la ruta por el Barrio de las Letras. Es perfecto para los amantes del jazz y suena así desde su apertura en plena Movida madrileña. Un perfecto oasis de contrabajos y cócteles hechos con mucho esmero.
La Lectura // elmundo
El editor gráfico de EL MUNDO nos propone un concierto matinal de música clásica, un museo de arte español poco conocido y un cóctel literario en el barrio de Huertas. Leer
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