Guillermo del Toro (Guadalajara, México, 1964), como Maradona en el verso algo pedestre de Calamaro, no es una persona cualquiera. Tampoco es, y esto en contra de la canción de antes, un hombre pegado a una pelota de cuero. Él más bien es un cineasta que, por encima de todo, ama, ama en general y, más concretamente, ama al monstruo. Y eso le delata como el tipo más particular y hasta único que puebla el planeta cine.. Para él y para su ya larga filmografía, el monstruo es el único ser que se muestra sincero y como en verdad es. Sin mentiras ni afeites, que dirían los clásicos. Y en su irremediable verdad, el monstruo no es más que misterio, misterio de amor. Dice Del Toro haberse dedicado a lo que se dedica después de ver a la criatura en la película de James Whale de 1931. «Sentí la sacudida del reconocimiento en ese momento seminal: el horror gótico se convirtió en mi iglesia, y Boris Karloff en mi Mesías», afirma.. Aquella fue la primera vez que vio a Frankenstein, no al doctor sino, en efecto, al monstruo. Y desde entonces la criatura creada por Mary Shelley le ha perseguido como solo dos amantes se buscan, con desesperación. Pues bien, la espera ha acabado y el monstruo tiene por fin su película firmada por su más devoto enamorado.. Si tan obsesionado le tenía la historia y el mismo monstruo, ¿por qué ha esperado tanto?. Imagino que es su momento. Una película y una historia que dicen que solo los monstruos juegan a ser dios no podría ser más oportuna en este preciso instante. Pero lo más relevante para mí es que si la hubiera hecho cuando tenía menos de 40 años, la habría hecho sobre mi padre y yo. Yo habría sido el hijo y toda la película habría sido realizada por un hijo, en lugar de hacer la película como realmente merece: la de un padre que decidió dejar de ser hijo y convertirse en padre. Para mí ése fue el desafío. Mis hijos ya habían nacido y yo todavía me comportaba como el hijo de mi padre. Llevo 30 años haciendo cine y en todo este tiempo he aprendido que las cosas suceden cuando tienen que suceder. No creo en el destino ni en nada esté predestinado. Hay sabiduría en la aceptación de lo irremediable.. ¿Cómo de presionado se sintió al abordar una historia tan contada y vuelta a contar?. No creo que, en sentido estricto, exista algo así como un canon. La propia Mary Shelley reescribió la historia una y otra vez. Es más, en el manuscrito original se puede ver su letra y la de Percy Shelley, su marido. Lo que creo que es hermoso es que cuando creas un mito universal, ya sea Frankenstein, Pinocho, Drácula o Sherlock Holmes, el propio mito se eleva tanto por encima del material original que cualquier interpretación es igual de fiel si se realiza con sinceridad, poder y personalidad. Si piensas en términos de fidelidad al canon te quedarías completamente paralizado.. De hecho, las licencias con el texto de Shelley son evidentes empezando por la caracterización del padre de Víctor que ahora es tremendamente cruel y estricto…. Cambié mucho más que eso. La idea para mí es la misma que, por ejemplo, cuando hice Pinocho. Quería hacer un Pinocho que no se hubiera visto antes. De lo contrario, qué sentido tiene. Si quieres escuchar a los Beatles o a Joe Cocker, tienes que decidir qué versión quieres. Y sentí desde el principio que éste es un libro y un mito que ha estado arraigado en mi ADN desde que era un niño. Básicamente definió quién soy. Cuanto más sabes sobre Mary Shelley, más te das cuenta de que la novela es profundamente autobiográfica para ella. Y yo me dije: «Bien, el único compromiso que puedo hacer es que la película sea también profundamente autobiográfica para mí». Lo relevante es el sentimiento, que, aunque cambies el argumento, sientas la película como sientes el libro. Si amas el libro, está en tu estantería, no en la pantalla. Puedes cuidarlo, no arrugar las páginas, hacer lo que quieras con él. Pero con la película, si hago mi trabajo correctamente, sucede lo contrario. En los primeros 10 minutos dices: «Es la primera vez que veo algo así. Me voy a quedar a ver qué pasa».. Una imagen de Frankenstein.. Habló al principio de la modernidad de su película. Cada película de monstruos, a su modo, es una película política. ¿Contra quién se revuelve verdaderamente su Frankenstein?. Cualquier género, incluso el más inofensivo, como un cuento de hadas, tiene una postura política sobre la realidad. Indudablemente. Pero prefiero pensar que es como las muñecas rusas. Tienes el acto en sí, luego la lectura social, más tarde la política y, al final, la que podríamos llamar espiritual. Y esta última es la que a mí me interesa dentro del contexto de guerra que estamos viviendo ahora. Si tomas una postura política clara, parece que abandonas la posición espiritual.. Da la impresión de que evade la respuesta…. No, necesitamos urgentemente una dimensión espiritual. Es lo que requieren estos tiempos. Es la base de todo. Todos los problemas vienen de ahí, de haber abandonado la dimensión espiritual se derivan todas las atrocidades que estamos viviendo. Esto también es una declaración política. Lo que quiero decir es que, si pensamos que todo el origen del mal en este mundo es político, cometemos el error de no entender bien el origen del mal. El verdadero drama del mundo actual es que desplaza lo espiritual al mundo de la información, al mundo de los bits, al mundo de la actitud… Nuestro compromiso con nosotros mismos debería ser más profundo.. ¿Puede ser más explícito?. Nuestros tiempos son demasiado simples. Vivimos un tiempo en el que los mayores crímenes se cometen en nombre de las mejores palabras: patria, bien, heroísmo, patriotismo… Nuestro mundo es extenuantemente simplista y, por eso, he decidido aportar complejidad. Cuando era más joven, hacía películas, cuentos de hadas o fábulas que decían: «Los monstruos son buenos y los humanos son malos». Ahora creo que todos somos un poco malos y un poco buenos a la vez. Un monstruo no es sólo bueno o malo, porque es un ser humano y los humanos somos complejos. Esa es la cuestión. Y creo que ese es el problema. El diálogo que tenemos con la realidad ahora mismo es que si hay alguien malo es completamente perverso, y si alguien es bueno, tiene por fuerza que ser un santo. Ese modo de razonar que se ha impuesto a nivel global lo encuentro completamente artificial.. Una imagen de Frankenstein.. Por lo que dice, su Frankenstein se acerca más a un cuento moral que a una película de terror.. No tengo ningún problema con la definición de terror. Claro que Frankenstein puede ser contemplada como una película de terror. He hecho muchas. Pero, para mí, es más una película familiar. Es una historia sobre ser padre y ser hijo, como decía antes. Me he pasado mucho tiempo convencido de que iba a ser un hombre muy diferente a mi padre. Y a los 40, me miré en el espejo y allí estaba él. ¡Yo era mi padre! Eso, creo, nos pasa a todos. Pero fíjese que Frankenstein también puede ser definida, como lo fue en su momento, como el primer relato de ciencia ficción de la historia. Es la primera vez que se usa la ciencia en lugar de una explicación sobrenatural como motor del relato.. Sería entonces una obra de madurez…. O de vejez mejor. A medida que envejeces te das cuenta del hecho ineludible de que estás solo, de que naces solo y de que vas a morir solo. Y mientras tanto, tienes la posibilidad de compañía, la posibilidad de mirarte en otra persona y ser mirado por otra persona. Mi Pinocho, por volver al ejemplo de antes, no era la historia de Pinocho aprendiendo a ser un niño, sino de Geppetto aprendiendo a ser padre. Esto lo cambia todo. Cuando entendemos que nuestros hijos están ahí para entendernos y salvarnos, todo cambia. Un padre piensa normalmente en sus hijos como accesorios para hacerle sentir bien, para sentirse orgulloso… Y de este error te das cuenta con la madurez, o incluso la vejez. Quiero pensar que la esperanza reside en que las generaciones tengan diálogo y se perdonen mutuamente. Y esto también es una reflexión política.
La Lectura // elmundo
El director completa su sueño de toda una vida y lleva a la pantalla su particular, exuberante y muy ‘torista’ versión del relato de Mary Shelley Leer
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