Loco por los clásicos, como el nombre de su pódcast en RNE, Premio Ondas 2024, el filólogo Emilio del Río (Logroño, 1963) sostiene que somos los mismos que hace 2.500 años. «Seguimos buscando qué hacer para ser felices, cómo afrontar la muerte, cómo construir relaciones de pareja, cómo asumir el cambio. No hemos cambiado tanto… sólo que ahora tenemos Wi-Fi», afirma el autor de Carpe diem (Espasa), un nuevo libro donde explora la sabiduría de los antiguos: «En un mundo donde la prisa nos aleja del ahora, carpe diem nos insta a saborear el momento, porque que cada día es una oportunidad única».. ¿Qué le diría a quien confunde clásicos con autoayuda?. Que se autoayude y lea a Séneca o a Marco Aurelio. Spoiler (por cierto, esta palabra es latín): también hablan de resiliencia, pero con toga. Y sin emojis.. ¿Qué clásico le cambió la vida?. Literalmente la Odisea de Homero, porque al leerla con 17 años me hizo ver que la vida es un viaje y que hay que disfrutar del viaje de la vida. Cavafis lo vio en su poema «Viaje a Ítaca». Y porque lo fantástico es tan real como el metro en hora punta. La buena literatura te sirve para la vida.. ¿Cuál es el mayor malentendido que sufrimos con los clásicos?. Creer que son antiguos, ¡son nuestros contemporáneos! Han dado respuesta durante miles de años a generaciones de hombre y mujeres y siguen haciéndolo. Por eso son clásicos. Están en todas partes y a veces no te das cuenta, pero te están moviendo el esqueleto del alma.. ¿Qué libro no ha podido terminar?. Pasa como con el Rioja, no hay clásico malo. Hay que tener en cuenta que la mayor parte se ha perdido, se perdieron muchas obras buenas pero lo que ha llegado es delicatesen. De los posteriores, no puedo con En busca del tiempo perdido de Proust.. ¿Y a qué tres libros acude, esos que nunca le cansan?. Las Cartas a Lucilio de Séneca, porque Séneca te susurra en modo zen estoico cosas como «deja de preocuparte por lo que nunca va a suceder».. La Odisea de Homero, porque cada vez que la leo descubro un libro nuevo y porque al final te das cuenta de que el viaje nunca fue a Ítaca, sino a ti mismo (y eso sin pagar avión).. Y los poemas y cuentos de Borges, porque están hechos del mismo material que los sueños y las bibliotecas infinitas.. ¿Qué película o serie le hace llorar siempre? ¿Y reír?. Con Woody Allen me rio siempre. Han envejecido peor las de los hermanos Marx y mira que los adoro. Tanto como llorar no, pero me da mucha ternura siempre Qué bello es vivir del gran Capra.. ¿Qué canta bajo la ducha?. Me ducho con agua fría así que canto Funiculì, funiculà a voz en grito. Por eso es la sintonía de mi pódcast en Radio Nacional, Locos por los clásicos.. La última vez que fui al teatro…. …me di cuenta de que grande es este invento griego. Voy a menudo. La última que he visto es la Orestíada de Esquilo en el Teatro de la Abadía. Enorme Alberto Fonseca en la obra, ¡qué actorazo!. ¿Qué obra de arte robaría de un museo?. Sin duda los frontones del Partenón de Atenas que están en el Museo Británico de Londres para devolverlos a Grecia.. ¿Qué personaje de la mitología clásica habría querido ser?. Ulises, sin duda. No le mueve la gloria, sino el amor, la memoria y el sentido de pertenencia. Se equivoca, miente, duda, sufre… pero nunca deja de pensar, nunca deja de aprender. Homero nos lo mostró como un hombre astuto; Dante lo condenó por su curiosidad infinita; y Joyce lo reinventó como un hombre común. En realidad Ulises es todos nosotros: los que no se rinden, los que buscan, los que regresan… o lo intentan.. Ahora que nadie nos lee… ¿griegos o romanos?. Griegos para pensar. Romanos para organizar. Ya lo escribió Horacio: Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit agresti Latio: «Grecia, cautiva, conquistó a su fiero vencedor e introdujo las artes en el rudo Lacio».. ¿Séneca o Marco Aurelio?. Ufff, que difícil. Séneca, porque fue el único capaz de escribir sobre la serenidad… mientras trabajaba para Nerón. Eso es estoicismo extremo o riesgo laboral elevado. Marco Aurelio escribió sus Meditaciones en campaña, rodeado de guerra y barro, lo cual tiene su mérito. Pero Séneca te escribe desde su villa, entre epístolas y copas de vino, y aun así te convence de que la virtud está en la sobriedad (era multimillonario). Séneca es contradictorio, excesivo, romano hasta el drama. Pero también es brillante, humano, y tiene esa capacidad de mirar al abismo… y luego mandarte una carta animándote a que no te ahogues en un vaso de agua.. ¿Y Horacio u Ovidio?. Aquí imposible elegir. Horacio escribió el carpe diem y supo que vivir era un arte, no un trámite. Era un disfrutón de la vida, epicúreo por excelencia, y añoraba la república. Ovidio es el poeta del amor por antonomasia, del deseo, del juego, de la seducción y el autor de esa obra maestra que son las Metamorfosis, una lección sobre la gestión del cambio. Es el que enseñó a amar, pero el amor tiene sus riesgos: acabó desterrado y murió en el exilio, lejos de Roma, añorando la ciudad que lo había hecho inmortal y lo había condenado al olvido.. Elija un top cinco de consejos de los antiguos para una buena vida:. Mens sana in corpore sano, Juvenal.. Carpe diem, Aprovecha la vida, Horacio.. Ningún viento es favorable a aquel que no sabe adonde va, Séneca.. Nada en exceso. Ahí lo teníamos escrito en el Templo de Apolo en Delfos. Ni siquiera de las cosas buenas.. Todo cambia, Heráclito.. ¿Por qué se han dejado de enseñar los clásicos en la escuela y qué implica esto?. Porque no caben en un test de opción múltiple. Y porque invitan a pensar y a formar ciudadanos críticos, y eso molesta a muchos.. En el mundo clásico, política y moral iban de la mano. ¿Cómo lograr eso hoy?. Tucídides, en una de las páginas más luminosas de la historia, recogió el discurso de Pericles a los caídos por Atenas. Allí, el líder ateniense defendía que el valor de la democracia no reside en el origen social, sino en el mérito de cada ciudadano. Que el gobierno es de todos, pero sólo es digno cuando se ejerce con responsabilidad, integridad y compromiso común. Esa visión, que combina grandeza política con altura ética, parece hoy más necesaria que nunca. Para que la política recupere su dignidad y la moral vuelva al espacio público, haría falta menos espectáculo, menos ruido… y mucho más Tucídides.. ¿A quién pondría al frente del Ministerio de Cultura?. A Atenea. Sin duda. Porque no sólo es la diosa de la sabiduría, también de la estrategia, de las artes, del diálogo, de la ciudad y de la inteligencia cívica. Con ella, la cultura no sería decoración ni discurso vacío, sino un acto de justicia y un deber con la polis. Y, además, sabría moverse entre dioses… y ministros.
La Lectura // elmundo
El filólogo y clasicista más popular de nuestro país publica Carpe diem (Espasa), un nuevo libro lleno de desenfado y conocimientos donde explora cómo puede ayudarnos hoy la sabiduría de los antiguos Leer
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