A finales de la década de los 50, la primatóloga Jane Goodall descubrió que los chimpancés introducen en los termiteros ramas previamente deshojadas para que los insectos escalen por ellas y así poder atraparlos y comérselos. Ñam. Años después, otros científicos observaron que los cuervos dejan nueces en la carretera y esperan a que los coches las aplasten para acceder al fruto. Y también que los mapaches son capaces de manipular picaportes, abrir puertas y destapar cubos de basura con tal de llenarse la panza.. Howard Gardner formuló en 1983 su teoría de las inteligencias múltiples. En ella defendía que cada persona dispone -en mayor o menor medida- de hasta siete tipos de inteligencias, que posteriormente amplió a ocho. Cuando se cumplió el 40 aniversario de la publicación de su enfoque, al profesor emérito de la Universidad de Harvard se le ocurrió averiguar cuáles de estos ocho talentos presentaba el resto de seres vivos. Es decir, se metió en el monumental jardín de analizar la capacidad cognitiva de los animales y la toma de decisiones de las plantas. De propina, escudriñó el catálogo de pensamientos de los sistemas computacionales.. El resultado es Who Owns Intelligence? Reflections After a Quarter Century (¿Quién es el dueño de la inteligencia? Reflexiones después de un cuarto de siglo), que el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2011 ofrece gratis en su web a cualquier interesado.. El texto que firma con Shinri Furuzawa y Annie Stachura tiene una extensión equivalente a 28 páginas en tamaño A4, pero podía haber dado lugar a un largo ensayo considerando el volumen y la profundidad de las investigaciones que analiza. Citaré, por contraste, dos ejemplos que me vienen de repente a la cabeza. ‘El subsuelo’ (Seix Barral, 2019), publicado por el ecólogo David W. Wolfe, tiene 352 páginas. Y ‘La seta del fin del mundo’ (Capitán Swing, 2021), publicado por la antropóloga Anna Lowenhaupt Tsing, tiene 400. ¿Por qué no estoy hablando con usted a propósito de un nuevo libro?. La primera razón es que escribir un libro exige mucho tiempo y energía. Yo he publicado un montón y en este momento de mi vida me importa más compartir mis ideas, cosa que hago sobre todo con entradas de blog y mensajes. Dentro de poco voy a publicar otro artículo con mis dos colegas que se titulará Verdad, belleza y bondad en la era del influencer. Y eso conduce a un segundo motivo: en Estados Unidos la gente ya no lee libros. Acabo de publicar sendos recopilatorios de mis artículos sobre Psicología y Educación y no han llamado mucho la atención. Dicho esto, mi libro Inteligencias múltiples se está vendiendo ahora tanto como hace 40 años porque un influencer al que ni siquiera conozco ha dicho que es un título esencial.. En términos generales, ¿qué ha supuesto para la vida en el planeta el no reconocimiento de formas de inteligencia en animales o plantas?. Cuando empecé a estudiar la inteligencia ésta estaba considerada como algo homogéneo, y mi aportación consistió en pluralizarla. Los psicólogos no han terminado de aceptar mi enfoque, pero la mayor parte del resto del mundo sí lo ha hecho y ha seguido generando interés. Ahora he querido aproximarme a la inteligencia animal, de la que ya teníamos conocimiento desde hace tiempo y de la que estamos aprendiendo muchísimo; a la inteligencia vegetal, que nadie ha tomado en serio hasta hace poco, cuando se descubrió que las plantas no solo pueden anticiparse a algo que les va a causar un daño, sino que también pueden transmitir esa información a otras plantas; y, por supuesto, a la inteligencia artificial. Hemos revisado estas tres categorías aplicando la metodología de análisis de mi maestro, el filósofo Nelson Goodman, no para detectar si algo es inteligente o no, sino para encontrar señales que muestren por qué podríamos querer considerar ese algo como inteligente. Me refiero a la cuestión de la consciencia. ¿Qué significa que un animal o un programa basado en inteligencia artificial es consciente? Es un asunto muy complejo sobre el que debaten los filósofos y los neurólogos, y yo no tengo más conocimiento que ellos.. ¿El sesgo antropocéntrico nos ha impedido entender la biodiversidad de la Tierra y, en consecuencia, poner en valor capacidades metacognitivas ajenas a nuestra especie?. Hemos vivido una era en la que los seres humanos hemos dominado el planeta y no nos hemos preocupado de otras formas de existencia. Tenemos que pensar en lo que significa ser miembro de una especie en la Tierra y en cómo nos relacionamos con las demás para que puedan sobrevivir. Habitamos un pequeño planeta en peligro de desaparición. Las plantas probablemente tengan más probabilidades de hacerlo aquí que las personas. Quienes nos preocupamos por la historia pasada y futura debemos hacerlo no sólo teniendo en cuenta al Homo sapiens.. ¿Qué lección podríamos aprender y aplicar de la inteligencia animal no humana en el caso hipotético de que encontremos alguna forma de vida extraterrestre?. Cuando pensábamos que solo existía un tipo de inteligencia, creíamos también que sólo había una forma de comunicación. Dependiendo de la inteligencia con la que estuviera equipada esa forma de vida, podría comunicarse mejor con nosotros. ¿Se trata de un ser animado? ¿Cuenta con un sistema nervioso? ¿Tiene composición química? ¿Es computacional? ¿Responde a la música? En cierto sentido, es un desafío como el que afrontaron los conquistadores españoles y portugueses hace varios siglos, cuando llegaron a territorios que no sabían que existían y se encontraron con flora y fauna que jamás habían visto. Hoy vivimos en una era post darwiniana. Darwin se tomó más en serio que nadie la biodiversidad del planeta. Pasó cinco años a bordo del Beagle viajando alrededor del mundo. Gran parte de la Biología, la Psicología y la Antropología actuales son una nota al pie de lo que escribió Darwin, aunque en muchos sentidos hemos ido más allá de lo que él hizo. Es curioso que su primo fuera Sir Francis Galton, el padre de la psicometría, que veían las cosas de forma diametralmente distinta.. ¿Qué implicaciones éticas conlleva asumir que las especies no humanas disponen de formas muy diferentes de cognición? O, mejor dicho, de agencia biológica, para no establecer equivalencias erróneas.. La relación entre Darwin y Galton es muy reveladora en este sentido. Galton pensaba que había un tipo de inteligencia y que ésta era hereditaria. Es el padre de la eugenesia e intuyo que se habría deshecho de todos los que no tenemos un coeficiente intelectual alto… Darwin era mucho más mesurado. Vivió en la época en que los antropólogos europeos empezaron a viajar a territorios inexplorados en los mares del Sur, como Nueva Guinea. El impulso inicial fue llamar a aquellos pobladores primitivos y pensar que eran versiones estúpidas de los europeos blancos. A excepción del nuevo inquilino de la Casa Blanca, nadie comparte ya esa visión, y eso nos ha permitido aprender mucho sobre las diferentes mentalidades y capacidades. Cuanto más aprendamos sobre formas de inteligencia diferentes de las nuestras y que han sobrevivido al paso del tiempo, mejor. Dicho esto, no voy tan lejos como quienes creen que los animales deberían poder recurrir a la justicia [El Tribunal Supremo de Colorado acaba de rechazar la demanda de una ONG para liberar a cinco elefantes de un zoo de Denver al considerar que los animales carecen de personalidad jurídica], pero tampoco considero que sea un asunto ridículo. Ahora sabemos que los pulpos y los delfines, pese a que no disponen de un sistema nervioso como el nuestro, pueden comunicarse entre ellos en lo referente a localización, estado de ánimo y autoexploración. Eso debería ser una lección de humildad. He pasado más de 30 años intentando entender lo que es hacer el bien y ser ético… y no creo que hoy lo estemos consiguiendo.. La organización sin ánimo de lucro Earth Species promueve desde 2022 el proyecto CETI (Iniciativa para la Traducción de Cetáceos, por sus siglas en inglés), desarrollado con IA y cuyo objetivo es permitir el diálogo con estos animales con la intención de extenderlo después a otros y de contribuir así a su protección. Es una iniciativa que invita a pensar en el cine de ciencia ficción (‘Star Trek IV. Misión: salvar la Tierra’). ¿Puede ser un paso clave en la aspiración humana de la comunicación interespecies?. Si le soy sincero, no soy un gran aficionado a la ciencia ficción, a diferencia de los libros sobre Ciencia a secas o Historia, de los que leo tantos cuanto puedo. De ciencia ficción sólo leo o veo algo cuando me lo recomiendan. Pero no hay duda de que muchas situaciones encuadradas en este género hace 150 o 100 años son hoy reales. Creo por eso que deberíamos tenerlo en el radar. He vuelto a releer recientemente Fahrenheit 431, la novela distópica que Ray Bradbury publicó en los años 50. Vivimos en una época en la que se han vuelto a quemar libros, sobre todo en Estados Unidos, y especialmente en las escuelas y bibliotecas… En relación al proyecto CETI, lo que más me interesa no es la comunicación con los animales en sí, sino saber hasta qué punto somos parte de su mundo. Si están interesados en los seres humanos y en lo que hemos construido. Vuelvo al ejemplo anterior: cuando los antropólogos llegaron hace siglo y medio a territorios vírgenes, ellos hacían todas las preguntas. No pasó demasiado tiempo hasta que la conversación se volvió bidireccional. Y eso va también por su pregunta sobre la vida alienígena. Sólo que, en este caso, no sabríamos quién preguntaría a quién.. «Los oligarcas a los que se refirió Biden en su último discurso son el equivalente de los fascistas del siglo XXI». Usted desarrolló la teoría de las inteligencias múltiples para catalogar las capacidades humanas. Ahora reflexiona sobre la existencia y el alcance de esas mismas inteligencias en otras especies animales. ¿Qué descubrimiento en este sentido le ha resultado más sorprendente? ¿Cuál es el animal que ha llamado más su atención?. Supongo que las ballenas, los delfines y los primates. Acabo de leer que hay algunos de ellos que pueden superar La prueba del malvavisco de Stanford [un experimento científico que pone a prueba el autocontrol ante la gratificación]. Los niños de cuatro años, por ejemplo, no son capaces de pasarla. De las ballenas y los delfines me interesan cómo han desarrollado un sistema de comunicación propio y su capacidad para segmentar el mundo y las experiencias de maneras que a nosotros nos resultarían extremadamente difíciles.. ¿Los planes relacionados con el medio ambiente de la nueva Administración estadounidense suponen una amenaza para la investigación de todo lo que subyace en su reflexión?. Creo que el presidente Trump no entiende nada de ciencia, así que habrá que ver a quién nombra como responsable de cuestiones científicas y qué margen de maniobra tiene para decidir lo que se financia o no. No sabemos si a Trump le importa la Ciencia lo suficiente como para cortar ciertas líneas de investigación y promover otras. En sus primeros días fulminó los programas de diversidad, equidad e inclusión para funcionarios y ha amenazado tanto a la industria como a las instituciones educativas para que no apliquen estas políticas. No tengo ni idea de si esto es sólo un guiño a sus electores o si tendrá consecuencias reales. Siempre digo que tal vez Harvard no sea la mejor universidad de Estados Unidos, pero sí la que todo el mundo conoce. Así que me temo que será elegida para el escarnio público. Los responsables de la institución están aterrorizados ante este escenario.. ¿La inteligencia interpersonal -la que tiene que ver con la empatía- es la que más le costaría adquirir a sistemas como ChatGPT?. En mi definición, la más difícil de conseguir para estos modelos sería la inteligencia intrapersonal, la que nos faculta a los humanos para comprendernos a nosotros mismos y está relacionada con el control de las emociones. ChatGPT, como mucho, puede decirle todo lo que ha hecho previamente. Si le dice cómo se siente estaría incurriendo en un error de categoría porque no tiene sentimientos, excepto en la medida en que ha aprendido a decir: ‘Tengo sentimientos’. La inteligencia interpersonal remite a la capacidad de entender a otras personas. Pero a medida que las entidades artificiales son equipadas para ver y escuchar tienen capacidad para detectar cuándo usted sonríe o está preocupado. Hace poco más de un año, Shinri y yo publicamos un artículo sobre la IA y el desempeño de la labor diplomática. Logramos que un par de diplomáticos importantes en EEUU compartieran su opinión. Es una pregunta que debemos hacernos: ¿podríamos constituir una Convención de Ginebra solo con chatbots en lugar de representantes de Irán, Israel, Egipto…?. ¿Qué uso de todos los que aspiran a tener los sistemas computacionales más avanzados le genera mejores expectativas? ¿Los relacionados con la salud, tal vez?. Los que tienen que ver con la supervivencia del planeta. Tengo mucho interés en el ámbito de los cuidados y la prevención de enfermedades, y al mismo tiempo soy consciente de que no estaría aquí si no se hubieran producido grandes avances en la investigación sanitaria. Pero la preservación de la Tierra como recipiente de vida es mucho más importante que la preservación de mis genes.. Cuando le entrevisté hace dos años, me dijo: «Ya sea en el terreno de la creatividad, de la síntesis o del análisis, van a aparecer sistemas de IA muy avanzados con los que tendremos que aprender a trabajar. O descubrir lo que ellos no pueden o nosotros no queremos hacer. Personalmente, no me gustaría que hicieran juicios éticos y morales. Eso debería quedar en manos de seres humanos». ¿Le da la impresión de que los CEO de los gigantes de Silicon Valley están interesados en ello? ¿Detecta en ellos una sensibilidad parecida a la suya?. He conocido en persona a algunos de ellos, aunque ellos seguramente no sabían quién soy yo… La respuesta la tenemos en los acontecimientos del último mes. Muchos de estos directores ejecutivos, millonarios camino de convertirse en billonarios, actuaron correctamente hace dos o tres años cuando dijeron que deberíamos preocuparnos por las cuestiones éticas. Pero al ver cómo aportaban dinero a la campaña de Trump y acudían a su residencia en Mar-a-Lago no creo que la preocupación por cuestiones éticas sea tan importante para ellos como ganar incluso más dinero del que tienen. Me alegré de que Biden, en su último discurso como presidente, usara la palabra oligarquía, que no había escuchado desde hacía décadas. Hay individuos con tanto dinero y poder como algunos Estados. Y no sólo en EEUU, sino también en Reino Unido, India, China, Rusia, Arabia Saudí… Todos parecen responder a un mismo patrón: no les preocupa el cambio climático o la destrucción nuclear, sino mantener la máquina económica bien engrasada para financiar la exploración espacial… No sé de dónde le vino a Biden la idea de hablar de oligarcas, pero estos son el equivalente de los fascistas del siglo XXI. Algunos de ellos lo son; otros, no. Pero creen que saben más que el resto y que ellos deberían tomar las principales decisiones sobre el planeta. Cualquier sociedad que valore la democracia debería estar aterrorizada.. Ray Kurzweil, tecnogurú y profeta del transhumanismo, ha visto cumplidas muchas de las predicciones sobre la viabilidad de la IA que hizo en 2005 en su obra ‘La singularidad está cerca’. En su reciente secuela, ‘La singularidad está más cerca’, revisa y actualiza aquellas proyecciones, pronosticando que para 2029 la IA superará los niveles de la mente humana, y que para 2045 expandirá la IA un millón de veces en formas inimaginables al conectar nuestros cerebros directamente a la Nube. Desde el punto de vista cognitivo y psicológico, ¿cómo cree que puede cambiar el ser humano en las dos próximas décadas si su mente incorpora el potencial de la IA?. Intuyo que buena parte de la educación seguirá la filosofía meta. No me refiero a la empresa matriz de Facebook. Me refiero a que los estudiantes no tendrán que saber deletrear, sumar, restar, analizar sintácticamente una oración o leer una novela de forma crítica, sino más bien entender cómo funcionan los procesos que hacen posibles todas estas operaciones… Nadie me había hecho esta pregunta hasta ahora. Yo dediqué mucho tiempo a aprender Geografía cuando era joven, tal vez igual que usted cuando era joven. Ahora todos tenemos dispositivos que nos ayudan a llegar a todas partes. Es ridículo pasar años aprendiendo Geografía, pero es muy importante que entendamos en qué consiste, para qué sirve y dónde es posible cometer un error. Necesitaremos tener metaconocimiento de Geografía, Matemáticas o Historia y despreocuparnos de los procesos mecánicos, en los que estamos en inferioridad. He leído en el The New York Times que los centros de posgrado están intentando ahora que sus preguntas sean lo suficientemente difíciles como para que la IA no pueda responderlas. Y están siendo incapaces de conseguirlo. Cualquier pregunta que un ser humano pueda responder, una IA la responderá también. Eso significa que incluso la educación posterior al paso por la universidad deberá plantearse de forma muy diferente. Como educador le diría que no podemos simplemente seguir haciendo lo que estamos haciendo.. El presidente Trump ha anunciado una inversión de 500.000 millones de dólares en los próximos cuatro años en un megaproyecto de IA llamado ‘Stargate’. Permitirá construir una infraestructura tecnológica a escala desconocida en todo el mundo y pretende hacer frente a la competencia de China en este sector estratégico. ¿Cómo le suena un plan como éste a un científico de 80 años como usted?. Si fuera un buen científico, me abstendría de hacer comentario alguno hasta después de haber leído el proyecto. Cuando JFK anunció que comenzaba la carrera a la Luna, no tenía idea de cómo conseguirlo, pero reclutó a ingenieros y científicos para que lo hicieran posible. No podemos juzgar a Trump sólo porque su objetivo sea ambicioso. Las preguntas que me hago son: ¿quién lo llevará a cabo? ¿Se hará de forma científica y ética? No creo ni siquiera que Trump se haya hecho estas mismas preguntas, lo que podría ser incluso bueno.. Su teoría de las inteligencias múltiples, que ha cumplido recientemente 40 años, fue bien acogida en el ámbito educativo por parte de quienes trabajan con estudiantes con dificultades de aprendizaje o con necesidades especiales, así como por las familias de estos. Me gustaría saber qué opina del impacto que ha tenido en estas últimas cuatro décadas su uso como herramienta de formación en las aulas -tanto para profesores como para alumnos- y cuánto ha contribuido a la mejora del rendimiento académico.. No disponemos de datos fiables al respecto porque no puedo decirle a 40 escuelas que apliquen la teoría de las inteligencias múltiples de la misma manera. Como tampoco puedo decirle a un docente que enseñe algo sólo de una única manera. Lo que sí puedo corroborar es que este enfoque ha resultado ser muy liberador no sólo los educadores de innumerables países, sino también para padres y estudiantes que eran etiquetados como imbéciles por alguien que sólo tenía un microscopio para analizarlos. La teoría de las inteligencias múltiples les proporcionó una base en la que los educadores se sentían competentes y que los padres podían entender. Ha sido útil en la medida en que los educadores han sido capaces de hacer que sus entornos se parezcan más a un museo para niños, donde pueden descubrir las inquietudes de esa personita y dejar que profundicen en ellas tanto como les apetezca. O probar cosas nuevas. Nunca voy a convencer a los escépticos de que este enfoque es la forma correcta de hacer educación, pero ha ayudado a millones de personas en todo el mundo. No me interesan los críticos. Me interesan las personas que pueden ampliar nuestra noción del potencial humano.. ¿Cree que su enfoque resultará útil para los educadores del futuro?. Antes de nada, diré que no me importa no recibir reconocimiento al respecto. Me preocupa mucho más que mis ideas sean de ayuda que si alguien se sabe mi nombre. La inteligencia no tiene dueño, es un concepto en evolución. Y cuanto más al día estemos de lo que vamos aprendiendo sobre humanos, animales, plantas y máquinas, más posibilidades tendremos de vivir en un mundo civilizado. De hecho, nos quedaremos sin lugar donde vivir a menos que sea un mundo civilizado.
La Lectura // elmundo
El psicólogo Howard Gardner, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, escanea en su última investigación a animales, plantas y sistemas computacionales. «Nos quedaremos sin lugar donde vivir a menos que sea un mundo civilizado», alerta Leer
El psicólogo Howard Gardner, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, escanea en su última investigación a animales, plantas y sistemas computacionales. «Nos quedaremos sin lugar donde vivir a menos que sea un mundo civilizado», alerta Leer