A primera vista, podría parecer una actividad de pura fuerza bruta, pero el lanzamiento de hachas es, en realidad, una cuestión de precisión y coordinación. El secreto reside en calcular la distancia a ojo con exactitud y en mantener una sincronización perfecta entre el cuerpo y el movimiento del arma. El ejercicio tiene un componente de adrenalina, lo que lo convierte en una experiencia perfecta para despejar la mente y revitalizar el cuerpo. En los últimos años, han surgido varios establecimientos dedicados a este tipo de entretenimiento. Entre ellos, recomiendo especial-mente los locales de El Hachazo, donde no solo se puede disfrutar de una amplia variedad de hachas, sino también experimentar con otros artilugios diseña-dos para ser lanzados. Si, por otro lado, alguien se siente lo suficientemente temerario como para combinar esta actividad con el consumo de cerveza, existen en Madrid otros espacios que, para bien o para mal, son más flexibles en cuanto a seguridad y normas relacionadas con el alcohol. Aviso: nunca he visto a nadie salir herido de esta actividad.. Este acogedor establecimiento, ubicado en el distrito de Arganzuela y regentado por un amable anfitrión originario de Seúl, se ha ganado un lugar especial en mi corazón gastronómico. Si planeas visitarlo en viernes o sábado es imprescindible hacer una reserva previa. Alternativamente, puedes llegar temprano y cruzar los dedos para encontrar una mesa libre. Para quienes se acerquen por primera vez a la cocina coreana, el menú degustación es una excelente opción. Sin embargo, para los más intrépidos o aquellos que ya estén familiarizados con esta cocina peninsular, no puedo dejar de recomendar algunas de sus especialidades más fascinantes: la manta raya cruda, la tortilla de gambas y camarones, la ternera cruda y las irresistibles alitas de pollo. La experiencia no estaría completa sin el acompañamiento perfecto: un vaso de caña que combina un chupito de soju y cerveza Cass, como manda la tradición coreana. Y, como colofón, no hay mejor manera de cerrar la velada que pedir al camarero que comparta con el grupo el popular juego de los chupitos del dragón. Este divertido reto, que exige una buena coordinación de brazos (similar al lanzamiento de hachas) y unos cuantos vasos de tubo, convierte cualquier sobremesa en un recuerdo memorable.. En pleno corazón de la Calle Santa Isabel, el Colegio de Médicos de Madrid guarda secretos que a menudo pasan desapercibidos, incluso para los locales. Este edificio, que en su día acogió la primera Facultad de Medicina y el Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, invita a un fascinante viaje en el tiempo. Entre sus rincones más destacados se encuentra el Aula Ramón y Cajal, una minúscula clase que se conserva intacta desde hace dos centurias. Visitar este aula es como retroceder al siglo XIX, haciendo sentir a los visitantes como auténticos gigantes. Otro de los puntos imprescindibles es el Aula Magna, con capacidad para 600 personas. Este majestuoso salón destaca por su bóveda en forma de quilla de barco invertida y por las pinturas al óleo que decoran sus paredes y techo.. Con un estilo que evoca películas como ‘Navajeros’ o ‘El Pico’, esta obra cinematográfica dirigida por Alekséi Balabánov solo puede definirse como un exponente singular del cine quinqui ruso. Ambientada en los primeros años de la Rusia postsoviética, la película narra la historia de un joven que, tras regresar del servicio militar, viaja a San Petersburgo para visitar a su hermano, un delincuente de poca monta. En la ciudad, se encuentra con una urbe caótica, donde los valores soviéticos, casi extintos, chocan con la irrupción del capitalismo salvaje y el auge del crimen organizado. ‘Brat’ (1997) retrata con crudeza y sin adornos la desorientación de una generación atrapada entre un pasado que se desmorona y un presente que solo ofrece violencia y supervivencia como salidas posibles. Danila Bagrov, interpretado magistralmente por Serguéi Bodrov Jr., encarna un antihéroe que, armado con un walkman y un sentido torcido de la lealtad, atraviesa balaceras y traiciones al ritmo del rock ruso.
La Lectura // elmundo
El reportero de EL MUNDO propone poner a prueba la coordinación con lanzamiento de hachas y chupitos del dragón, más un tesoro escondido y un filme violento ruso. Leer
El reportero de EL MUNDO propone poner a prueba la coordinación con lanzamiento de hachas y chupitos del dragón, más un tesoro escondido y un filme violento ruso. Leer