Dejar a una pareja no es fácil. Alejarse de un amigo, tampoco. Pero, ¿qué pasa cuando es el psicólogo el que ya no encaja en la vida de su paciente? ¿Qué ocurre cuando se siente que el avance terapéutico se ha estancado y que los progresos son nulos? Los anglosajones hablan de la therapy rut, un callejón sin salida en el que las sesiones ya no ayudan al paciente, que no siempre sabe bien cómo comportarse al descubrir que la terapia no está funcionando.. Rafael San Román Rodríguez, autor de ¿Qué le cuento a mi psicólogo? (Plataforma Editorial, 2024), advierte antes de comenzar que no hay por qué verlo todo desde el pesimismo y pensar que el final del proceso terapéutico es porque se ha encasquillado. ”Una señal inequívoca de que hay que decir adiós al especialista es haber logrado los objetivos. El paciente se puede dar cuenta de que los ha cumplido o siente que la terapia se ha desviado del tema por el que acudió, por lo que ambos entran en una fase positiva y agradable, pero más residual en la que ambas partes están a gusto en la relación terapéutica, pero ya no hacen avances nuevos“, asegura.. El psicólogo comenta que tanto el paciente como el profesional que le trata se darán cuenta de que ha llegado el momento de decir adiós cuando no haya temas de los que hablar o cuando en cada sesión surja un tema nuevo de aparente poca importancia, que puede ser el intento inconsciente del paciente de mantener el proceso. “Puede haber algún conflicto que haga que se dañe o rompa la relación terapéutica. También puede ocurrir que el terapeuta haya hecho algo que no esté bien para el paciente y vaya en contra del vínculo, pero es infrecuente”, matiza.. Para Pilar Conde, directora técnica y psicóloga en Clínicas Origen, “lo habitual es dejar la terapia cuando el síntoma disminuye. En esos momentos la probabilidad de buscar otro psicólogo no es alta, dado que la persona deja la terapia porque se encuentra mejor. En el caso de que se deje porque no se encuentra bien con el vínculo establecido, es importante permitirse darse oportunidad para encontrar otro profesional que le pueda ayudar”.. Huir del ‘ghosting’ en clave terapéutica. El informe La situación de la salud mental en España revela que el 26,2% de las personas acude actualmente a un especialista de salud menta. También que cuatro de cada diez españoles (39,3%) valora de forma negativa su salud mental actual. Este estudio también concluye que el 57,1% de los tratamientos se basa en la prescripción de fármacos, seguido por la psicoterapia (47,6%) y la participación en programas sociales de apoyo (27,4%). Sin embargo, el abandono de la terapia psicológica que supone una interrupción prematura del tratamiento no es algo extraño.. A la hora de comunicar la decisión de abandonar la terapia, Conde recomienda abordar el tema con seguridad y tranquilidad. “El profesional está preparado para gestionar esta posibilidad y agradecerá más la sinceridad que el abandono sin dar explicaciones. En el caso de que se lo tome mal, es importante ser asertivo. “Entiendo que te pueda saber mal, dado que te has implicado conmigo, y yo eso lo agradezco, pero he decidido dar un cambio, y he querido ser honesto contigo”, podría ser una manera de comunicarlo, según Pilar Conde.. Sin embargo, tampoco es raro que los pacientes dejen la terapia sin comunicarlo antes. San Román Rodríguez dice que en esos casos, la mejor interpretación en términos generales de un ghosting en clave terapéutica es que la dinámica responde al estilo de enfrentamiento, de relacionarse y de abordar los conflictos relacionales del paciente. “Se comporta en la terapia como en la vida. Si me ha dejado, seguramente actúa así con otras facetas de su vida, ligues, amistades, en el trabajo… Si no tengo más información, no tengo por qué tomarlo como el gran fracaso”, explica.. Para saber si se ha alcanzado un punto muerto, el paciente puede ha de valorar si se siente emocionalmente desconectado del terapeuta, si ha perdido confianza en el plan o incluso si puede advertir cierta irritabilidad por su parte durante las sesiones y tener la sensación de cierta incomprensión por parte del profesional. “En este caso, es bueno comentarlo con el propio profesional para ver si coincide, pues hay veces que puede pensar lo mismo y hacer una salida saludable para ambas partes”, recomienda Conde. A la hora de hablar de la irritabilidad mostrada ante el terapeuta, Rafal San Román quiere hacer una advertencia final. “A veces el psicólogo puede decir cosas reveladoras que al paciente no le guste escuchar y puede tener la tendencia a negarlo o protegerse, pero eso no quiere decir que tenga que dejar la terapia, sino más bien, lo contrario”.. Encontrar al terapeuta adecuado no siempre es fácil, pero las sesiones no tienen por qué serlo tampoco necesariamente. En el caso de que realmente el paciente se sienta estancado y decida abandonar a su psicólogo, lo adecuado es siempre hacérselo saber con delicadeza y honestidad. En el espectro emocional hacer ‘ghosting’ indica cobardía y una actitud evitativa y en terapia es también importante poner en marcha un ejercicio de comunicación saludable y directa que permita una clausura. Al fin y al cabo, una terapia de calidad empodera a los pacientes para que sean capaces de hacer cosas complicadas, y echar el cierre a cualquier tipo de relación siempre lo es.. Seguir leyendo
Dejar a una pareja no es fácil. Alejarse de un amigo, tampoco. Pero, ¿qué pasa cuando es el psicólogo el que ya no encaja en la vida de su paciente? ¿Qué ocurre cuando se siente que el avance terapéutico se ha estancado y que los progresos son nulos? Los anglosajones hablan de la therapy rut, un callejón sin salida en el que las sesiones ya no ayudan al paciente, que no siempre sabe bien cómo comportarse al descubrir que la terapia no está funcionando.Rafael San Román Rodríguez, autor de ¿Qué le cuento a mi psicólogo? (Plataforma Editorial, 2024), advierte antes de comenzar que no hay por qué verlo todo desde el pesimismo y pensar que el final del proceso terapéutico es porque se ha encasquillado. ”Una señal inequívoca de que hay que decir adiós al especialista es haber logrado los objetivos. El paciente se puede dar cuenta de que los ha cumplido o siente que la terapia se ha desviado del tema por el que acudió, por lo que ambos entran en una fase positiva y agradable, pero más residual en la que ambas partes están a gusto en la relación terapéutica, pero ya no hacen avances nuevos“, asegura.El psicólogo comenta que tanto el paciente como el profesional que le trata se darán cuenta de que ha llegado el momento de decir adiós cuando no haya temas de los que hablar o cuando en cada sesión surja un tema nuevo de aparente poca importancia, que puede ser el intento inconsciente del paciente de mantener el proceso. “Puede haber algún conflicto que haga que se dañe o rompa la relación terapéutica. También puede ocurrir que el terapeuta haya hecho algo que no esté bien para el paciente y vaya en contra del vínculo, pero es infrecuente”, matiza.Para Pilar Conde, directora técnica y psicóloga en Clínicas Origen, “lo habitual es dejar la terapia cuando el síntoma disminuye. En esos momentos la probabilidad de buscar otro psicólogo no es alta, dado que la persona deja la terapia porque se encuentra mejor. En el caso de que se deje porque no se encuentra bien con el vínculo establecido, es importante permitirse darse oportunidad para encontrar otro profesional que le pueda ayudar”.Huir del ‘ghosting’ en clave terapéuticaEl informe La situación de la salud mental en España revela que el 26,2% de las personas acude actualmente a un especialista de salud menta. También que cuatro de cada diez españoles (39,3%) valora de forma negativa su salud mental actual. Este estudio también concluye que el 57,1% de los tratamientos se basa en la prescripción de fármacos, seguido por la psicoterapia (47,6%) y la participación en programas sociales de apoyo (27,4%). Sin embargo, el abandono de la terapia psicológica que supone una interrupción prematura del tratamiento no es algo extraño.A la hora de comunicar la decisión de abandonar la terapia, Conde recomienda abordar el tema con seguridad y tranquilidad. “El profesional está preparado para gestionar esta posibilidad y agradecerá más la sinceridad que el abandono sin dar explicaciones. En el caso de que se lo tome mal, es importante ser asertivo. “Entiendo que te pueda saber mal, dado que te has implicado conmigo, y yo eso lo agradezco, pero he decidido dar un cambio, y he querido ser honesto contigo”, podría ser una manera de comunicarlo, según Pilar Conde.Sin embargo, tampoco es raro que los pacientes dejen la terapia sin comunicarlo antes. San Román Rodríguez dice que en esos casos, la mejor interpretación en términos generales de un ghosting en clave terapéutica es que la dinámica responde al estilo de enfrentamiento, de relacionarse y de abordar los conflictos relacionales del paciente. “Se comporta en la terapia como en la vida. Si me ha dejado, seguramente actúa así con otras facetas de su vida, ligues, amistades, en el trabajo… Si no tengo más información, no tengo por qué tomarlo como el gran fracaso”, explica.Para saber si se ha alcanzado un punto muerto, el paciente puede ha de valorar si se siente emocionalmente desconectado del terapeuta, si ha perdido confianza en el plan o incluso si puede advertir cierta irritabilidad por su parte durante las sesiones y tener la sensación de cierta incomprensión por parte del profesional. “En este caso, es bueno comentarlo con el propio profesional para ver si coincide, pues hay veces que puede pensar lo mismo y hacer una salida saludable para ambas partes”, recomienda Conde. A la hora de hablar de la irritabilidad mostrada ante el terapeuta, Rafal San Román quiere hacer una advertencia final. “A veces el psicólogo puede decir cosas reveladoras que al paciente no le guste escuchar y puede tener la tendencia a negarlo o protegerse, pero eso no quiere decir que tenga que dejar la terapia, sino más bien, lo contrario”.Encontrar al terapeuta adecuado no siempre es fácil, pero las sesiones no tienen por qué serlo tampoco necesariamente. En el caso de que realmente el paciente se sienta estancado y decida abandonar a su psicólogo, lo adecuado es siempre hacérselo saber con delicadeza y honestidad. En el espectro emocional hacer ‘ghosting’ indica cobardía y una actitud evitativa y en terapia es también importante poner en marcha un ejercicio de comunicación saludable y directa que permita una clausura. Al fin y al cabo, una terapia de calidad empodera a los pacientes para que sean capaces de hacer cosas complicadas, y echar el cierre a cualquier tipo de relación siempre lo es. Seguir leyendo
Dejar a una pareja no es fácil. Alejarse de un amigo, tampoco. Pero, ¿qué pasa cuando es el psicólogo el que ya no encaja en la vida de su paciente? ¿Qué ocurre cuando se siente que el avance terapéutico se ha estancado y que los progresos son nulos? Los anglosajones hablan de la therapy rut, un callejón sin salida en el que las sesiones ya no ayudan al paciente, que no siempre sabe bien cómo comportarse al descubrir que la terapia no está funcionando.. Rafael San Román Rodríguez, autor de ¿Qué le cuento a mi psicólogo? (Plataforma Editorial, 2024), advierte antes de comenzar que no hay por qué verlo todo desde el pesimismo y pensar que el final del proceso terapéutico es porque se ha encasquillado. ”Una señal inequívoca de que hay que decir adiós al especialista es haber logrado los objetivos. El paciente se puede dar cuenta de que los ha cumplido o siente que la terapia se ha desviado del tema por el que acudió, por lo que ambos entran en una fase positiva y agradable, pero más residual en la que ambas partes están a gusto en la relación terapéutica, pero ya no hacen avances nuevos“, asegura.. El psicólogo comenta que tanto el paciente como el profesional que le trata se darán cuenta de que ha llegado el momento de decir adiós cuando no haya temas de los que hablar o cuando en cada sesión surja un tema nuevo de aparente poca importancia, que puede ser el intento inconsciente del paciente de mantener el proceso. “Puede haber algún conflicto que haga que se dañe o rompa la relación terapéutica. También puede ocurrir que el terapeuta haya hecho algo que no esté bien para el paciente y vaya en contra del vínculo, pero es infrecuente”, matiza.. Para Pilar Conde, directora técnica y psicóloga en Clínicas Origen, “lo habitual es dejar la terapia cuando el síntoma disminuye. En esos momentos la probabilidad de buscar otro psicólogo no es alta, dado que la persona deja la terapia porque se encuentra mejor. En el caso de que se deje porque no se encuentra bien con el vínculo establecido, es importante permitirse darse oportunidad para encontrar otro profesional que le pueda ayudar”.. Huir del ‘ghosting’ en clave terapéutica. El informeLa situación de la salud mental en España revela que el 26,2% de las personas acude actualmente a un especialista de salud menta. También que cuatro de cada diez españoles (39,3%) valora de forma negativa su salud mental actual. Este estudio también concluye que el 57,1% de los tratamientos se basa en la prescripción de fármacos, seguido por la psicoterapia (47,6%) y la participación en programas sociales de apoyo (27,4%). Sin embargo, el abandono de la terapia psicológica que supone una interrupción prematura del tratamiento no es algo extraño.. A la hora de comunicar la decisión de abandonar la terapia, Conde recomienda abordar el tema con seguridad y tranquilidad. “El profesional está preparado para gestionar esta posibilidad y agradecerá más la sinceridad que el abandono sin dar explicaciones. En el caso de que se lo tome mal, es importante ser asertivo. “Entiendo que te pueda saber mal, dado que te has implicado conmigo, y yo eso lo agradezco, pero he decidido dar un cambio, y he querido ser honesto contigo”, podría ser una manera de comunicarlo, según Pilar Conde.. Sin embargo, tampoco es raro que los pacientes dejen la terapia sin comunicarlo antes. San Román Rodríguez dice que en esos casos, la mejor interpretación en términos generales de un ghosting en clave terapéutica es que la dinámica responde al estilo de enfrentamiento, de relacionarse y de abordar los conflictos relacionales del paciente. “Se comporta en la terapia como en la vida. Si me ha dejado, seguramente actúa así con otras facetas de su vida, ligues, amistades, en el trabajo… Si no tengo más información, no tengo por qué tomarlo como el gran fracaso”, explica.. Para saber si se ha alcanzado un punto muerto, el paciente puede ha de valorar si se siente emocionalmente desconectado del terapeuta, si ha perdido confianza en el plan o incluso si puede advertir cierta irritabilidad por su parte durante las sesiones y tener la sensación de cierta incomprensión por parte del profesional. “En este caso, es bueno comentarlo con el propio profesional para ver si coincide, pues hay veces que puede pensar lo mismo y hacer una salida saludable para ambas partes”, recomienda Conde. A la hora de hablar de la irritabilidad mostrada ante el terapeuta, Rafal San Román quiere hacer una advertencia final. “A veces el psicólogo puede decir cosas reveladoras que al paciente no le guste escuchar y puede tener la tendencia a negarlo o protegerse, pero eso no quiere decir que tenga que dejar la terapia, sino más bien, lo contrario”.. Encontrar al terapeuta adecuado no siempre es fácil, pero las sesiones no tienen por qué serlo tampoco necesariamente. En el caso de que realmente el paciente se sienta estancado y decida abandonar a su psicólogo, lo adecuado es siempre hacérselo saber con delicadeza y honestidad. En el espectro emocional hacer ‘ghosting’ indica cobardía y una actitud evitativa y en terapia es también importante poner en marcha un ejercicio de comunicación saludable y directa que permita una clausura. Al fin y al cabo, una terapia de calidad empodera a los pacientes para que sean capaces de hacer cosas complicadas, y echar el cierre a cualquier tipo de relación siempre lo es.
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