La escritora Gioconda Belli contó la mañana de este martes que casi no llega a México a recibir el Premio Carlos Fuentes. Un desperfecto técnico hizo que el avión que la trasladaba desde Madrid aterrizara en Nueva York, donde se encontró con el desmadre del cierre de Gobierno, que afecta a las terminales áreas estadounidenses. Además, un resfrío no la abandona estos días. “Todo es bien poético, porque es otra lucha para llegar a México”, dijo. “La primera vez llegué un 20 de diciembre, cuando salí de mi casa al exilio”, recordó la escritora sobre su primera salida de Nicaragua por haberse involucrado en la lucha guerrillera contra la dictadura somocista, a finales de los pasados años setenta. Belli vuelve a México desde otro exilio, el de España impuesto por el régimen de Daniel Ortega, pero lo hace para ser reconocida por su trabajo literario. En su emotivo discurso de aceptación del premio en el Palacio de Bellas Artes ha recordado el apoyo que México dio a la lucha anti somocista y ha pedido: “Espero que México y su Gobierno recuperen la memoria solidaria y comprensiva y se den cuenta de que no hay soberanía cuando esta no se sostiene sobre la voluntad popular”.. Belli recordó el respaldo que los intelectuales mexicanos, encabezados por Carlos Fuentes, dieron a la revolución sandinista tras su triunfo de 1979. “Viví varios meses en México, que fue mi primer puerto seguro, la cuna de un movimiento de solidaridad magnífico que contó con el apoyo de grandes mexicanos como Carlos Pellicer, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y muchos más. Incluso el Gobierno de José López Portillo encabezó una ofensiva regional para aislar a Somoza y rompió relaciones diplomáticas con su Gobierno el 20 de mayo de 1979″, recordó. Y alertó: “El legado y la dimensión simbólica de la revolución sandinista son hoy la mampara tras la cual se esconden los actuales gobernantes de Nicaragua. Y todavía hay quienes los apoyan, a pesar de los crímenes y violaciones de los derechos humanos ampliamente documentados que demuestran que mi país ha vuelto a ser una dictadura igual o peor que la de Somoza».. Una dictadura que la ha llevado de nuevo al exilio, recordó, tras despojarla de su nacionalidad nicaragüense, confiscarle su casa de Managua. “Puedo imaginar que la beligerancia y la palabra de Carlos Fuentes se habrían espantado ante la deriva tiránica de Nicaragua bajo el Gobierno de Ortega y [su esposa] Rosario Murillo. Ni siquiera la ficción, creo, le habría permitido disimular que yo estaría aquí, que vendría a México a recibir este premio después de haber sido despatriada, confiscada y declarada traidora a mi patria. Y que en el exilio me acompañaría su amigo Sergio Ramírez. Sergio y yo, sin más culpa que hacer uso de nuestras palabras, hemos sido víctimas de los abusos de poder y la manipulación de la justicia en nuestro país. Hemos tenido que ver cómo se han malversado el recuerdo de aquella revolución a lo que nos entregamos y que tanto entusiasmo desató con razón en el mundo. Es duro el exilio y el despojo a estas alturas de la vida”, remarcó.. Es por eso que la escritora apeló a la solidaridad de México, cuando el silencio del Ejecutivo de Claudia Sheinbaum caracteriza la posición de la potencia latinoamericana frente al régimen orteguista. “Es obvio que los tiempos han cambiado, con un mundo cada vez más empujado hacia el autoritarismo, la discriminación racista y la primacía de los intereses corporativos y millonarios. La maravillosa tecnología está puesta al servicio del consumo y, paradójicamente, nos acerca y nos informa, pero también nos distrae y nos aleja del sentido de la comunidad. Todas estas realidades, sin embargo, nos demandan proteger la esperanza y la fe en la humanidad” apeló.. Belli puso como ejemplo el compromiso político de Fuentes. “Una de las cualidades que más admiré en ese hombre culto, apasionado, comprometido con su tiempo fue precisamente su responsabilidad como intelectual”, dijo. “Tuve el privilegio de conocerlo en medio de la de la euforia de los primeros tiempos de la Revolución Sandinista. Y me recuerdo que su presencia para nosotros, otros jóvenes, escritores, soñadores, militantes, fue un aliciente, porque admiramos en su obra el constante recordatorio que la imaginación tiene un cordón umbilical con la realidad y las circunstancias políticas en el tiempo”, recordó.. Su homenaje al mexicano no fue solo político, sino literario, porque dijo que, a pesar de haber sido una lectora voraz de joven, la literatura de Fuentes, el primer autor del boom al que leyó, la marcó. “Carlos fue también un instigador de la imaginación para encontrar en las profundidades de la historia las respuestas que nos permitieran, como latinoamericanos, apropiarnos de nuestra identidad común. Su visión integradora aspiraba a que lográramos incorporar un pasado inevitable, esa red de agujeros, como dice la poesía, en una construcción sólida y rica para habitar lo que él llamó el territorio de La Mancha. Tengo tantas deudas con Carlos Fuentes y su concepción humanista y movilizadora de la literatura…”, afirmó.. La muerte de Artemio Cruz, dijo, fue uno de aquellos libros de Fuentes que más la impactó. “Insatisfecha con el papel de joven dama casada con un marido bueno, pero sublimemente aburrido y apático, y aquel país asfixiado por la piedra de molino de una dictadura dinástica, hicieron que el libro de Carlos me sacudiera, no solo política, sino estéticamente. Entendí como a punta de palabras, uno podía dar vida a personajes que retratan y permiten comprender la historia y al ser humano dentro de ella. Comprendí también la ambigüedad de la maldad. Encontré en él mi propio deseo de identidad y también el desenfado para correr riesgos, quitándole las riendas a la imaginación y me dio el permiso para creer en aquel debate famoso entre literatura comprometida o no; él lo demostró: cómo ser comprometido y ser genial al mismo tiempo”, explicó.. Gioconda Belli recibió el premio de manos de Leonardo Lomelí Vanegas, rector de la UNAM, y la secretaria de Cultura de México, Claudia Curiel. El reconocimiento, dotado de 150.000 dólares, le fue entregado por “su capacidad de renovación de la poesía hispanoamericana y la fuerza de su diálogo entre la sociedad, la historia y la literatura”. Belli cerró precisamente su discurso con un alegato a favor de la creación literaria. “La literatura puede ser una forma de memoria y también una manera de reparar el alma de los pueblos. Gracias a la literatura y a las palabras que nos han legado a los seres humanos un lenguaje para decir la belleza y apelar a las emociones que revelan los abismos y alturas de la condición humana, un lenguaje íntimo, pero que nos hace reconocernos y sumergirnos en la corriente de historias y vivencias que nos han construido como especie. Doy gracias a la vida que me ha servido un banquete de experiencias intensas, tanto amargas como dulces”.. Seguir leyendo
La escritora nicaragüense recibe el Premio Carlos Fuentes con un alegato en contra de los autoritarismos, el racismo y la “primacía de los intereses corporativos”
La escritora Gioconda Belli contó la mañana de este martes que casi no llega a México a recibir el Premio Carlos Fuentes. Un desperfecto técnico hizo que el avión que la trasladaba desde Madrid aterrizara en Nueva York, donde se encontró con el desmadre del cierre de Gobierno, que afecta a las terminales áreas estadounidenses. Además, un resfrío no la abandona estos días. “Todo es bien poético, porque es otra lucha para llegar a México”, dijo. “La primera vez llegué un 20 de diciembre, cuando salí de mi casa al exilio”, recordó la escritora sobre su primera salida de Nicaragua por haberse involucrado en la lucha guerrillera contra la dictadura somocista, a finales de los pasados años setenta. Belli vuelve a México desde otro exilio, el de España impuesto por el régimen de Daniel Ortega, pero lo hace para ser reconocida por su trabajo literario. En su emotivo discurso de aceptación del premio en el Palacio de Bellas Artes ha recordado el apoyo que México dio a la lucha anti somocista y ha pedido: “Espero que México y su Gobierno recuperen la memoria solidaria y comprensiva y se den cuenta de que no hay soberanía cuando esta no se sostiene sobre la voluntad popular”.. Belli recordó el respaldo que los intelectuales mexicanos, encabezados por Carlos Fuentes, dieron a la revolución sandinista tras su triunfo de 1979. “Viví varios meses en México, que fue mi primer puerto seguro, la cuna de un movimiento de solidaridad magnífico que contó con el apoyo de grandes mexicanos como Carlos Pellicer, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y muchos más. Incluso el Gobierno de José López Portillo encabezó una ofensiva regional para aislar a Somoza y rompió relaciones diplomáticas con su Gobierno el 20 de mayo de 1979″, recordó. Y alertó: “El legado y la dimensión simbólica de la revolución sandinista son hoy la mampara tras la cual se esconden los actuales gobernantes de Nicaragua. Y todavía hay quienes los apoyan, a pesar de los crímenes y violaciones de los derechos humanos ampliamente documentados que demuestran que mi país ha vuelto a ser una dictadura igual o peor que la de Somoza».. Una dictadura que la ha llevado de nuevo al exilio, recordó, tras despojarla de su nacionalidad nicaragüense, confiscarle su casa de Managua. “Puedo imaginar que la beligerancia y la palabra de Carlos Fuentes se habrían espantado ante la deriva tiránica de Nicaragua bajo el Gobierno de Ortega y [su esposa] Rosario Murillo. Ni siquiera la ficción, creo, le habría permitido disimular que yo estaría aquí, que vendría a México a recibir este premio después de haber sido despatriada, confiscada y declarada traidora a mi patria. Y que en el exilio me acompañaría su amigo Sergio Ramírez. Sergio y yo, sin más culpa que hacer uso de nuestras palabras, hemos sido víctimas de los abusos de poder y la manipulación de la justicia en nuestro país. Hemos tenido que ver cómo se han malversado el recuerdo de aquella revolución a lo que nos entregamos y que tanto entusiasmo desató con razón en el mundo. Es duro el exilio y el despojo a estas alturas de la vida”, remarcó.. El rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, Gioconda Belli y la secretaria de Cultura Claudia Curiel de Icaza, este martes.. Es por eso que la escritora apeló a la solidaridad de México, cuando el silencio del Ejecutivo de Claudia Sheinbaum caracteriza la posición de la potencia latinoamericana frente al régimen orteguista. “Es obvio que los tiempos han cambiado, con un mundo cada vez más empujado hacia el autoritarismo, la discriminación racista y la primacía de los intereses corporativos y millonarios. La maravillosa tecnología está puesta al servicio del consumo y, paradójicamente, nos acerca y nos informa, pero también nos distrae y nos aleja del sentido de la comunidad. Todas estas realidades, sin embargo, nos demandan proteger la esperanza y la fe en la humanidad” apeló.. Belli puso como ejemplo el compromiso político de Fuentes. “Una de las cualidades que más admiré en ese hombre culto, apasionado, comprometido con su tiempo fue precisamente su responsabilidad como intelectual”, dijo. “Tuve el privilegio de conocerlo en medio de la de la euforia de los primeros tiempos de la Revolución Sandinista. Y me recuerdo que su presencia para nosotros, otros jóvenes, escritores, soñadores, militantes, fue un aliciente, porque admiramos en su obra el constante recordatorio que la imaginación tiene un cordón umbilical con la realidad y las circunstancias políticas en el tiempo”, recordó.. Su homenaje al mexicano no fue solo político, sino literario, porque dijo que, a pesar de haber sido una lectora voraz de joven, la literatura de Fuentes, el primer autor del boom al que leyó, la marcó. “Carlos fue también un instigador de la imaginación para encontrar en las profundidades de la historia las respuestas que nos permitieran, como latinoamericanos, apropiarnos de nuestra identidad común. Su visión integradora aspiraba a que lográramos incorporar un pasado inevitable, esa red de agujeros, como dice la poesía, en una construcción sólida y rica para habitar lo que él llamó el territorio de La Mancha. Tengo tantas deudas con Carlos Fuentes y su concepción humanista y movilizadora de la literatura…”, afirmó.. La muerte de Artemio Cruz, dijo, fue uno de aquellos libros de Fuentes que más la impactó. “Insatisfecha con el papel de joven dama casada con un marido bueno, pero sublimemente aburrido y apático, y aquel país asfixiado por la piedra de molino de una dictadura dinástica, hicieron que el libro de Carlos me sacudiera, no solo política, sino estéticamente. Entendí como a punta de palabras, uno podía dar vida a personajes que retratan y permiten comprender la historia y al ser humano dentro de ella. Comprendí también la ambigüedad de la maldad. Encontré en él mi propio deseo de identidad y también el desenfado para correr riesgos, quitándole las riendas a la imaginación y me dio el permiso para creer en aquel debate famoso entre literatura comprometida o no; él lo demostró: cómo ser comprometido y ser genial al mismo tiempo”, explicó.. Gioconda Belli recibió el premio de manos de Leonardo Lomelí Vanegas, rector de la UNAM, y la secretaria de Cultura de México, Claudia Curiel. El reconocimiento, dotado de 150.000 dólares, le fue entregado por “su capacidad de renovación de la poesía hispanoamericana y la fuerza de su diálogo entre la sociedad, la historia y la literatura”. Belli cerró precisamente su discurso con un alegato a favor de la creación literaria. “La literatura puede ser una forma de memoria y también una manera de reparar el alma de los pueblos. Gracias a la literatura y a las palabras que nos han legado a los seres humanos un lenguaje para decir la belleza y apelar a las emociones que revelan los abismos y alturas de la condición humana, un lenguaje íntimo, pero que nos hace reconocernos y sumergirnos en la corriente de historias y vivencias que nos han construido como especie. Doy gracias a la vida que me ha servido un banquete de experiencias intensas, tanto amargas como dulces”.
